La relación entre Madie y Robert cada vez es más insoportable; él no solo la trata de manera repulsiva y ofendiéndola todas las veces que puede. Esa tarde Clea le confiesa haber visto a Robert acompañado de una mujer muy hermosa en el club, inclusive le cuenta que Patty le aseguró que la noche de su cumpleaños, estuvo divirtiéndote con él. —No te imaginas como lo odio, Clea. No quiero ni siquiera dormir a su lado. Cada vez que recuerdo lo que fue capaz de hacerme me invade la rabia y a la vez la impotencia. ¡Cuanto necesito a Matt! —Vamos Madie, olvida a Matt. Lo de ustedes ya nunca podrá ser. Menos si tú lo viste ya con alguien. —Sí, lo sé. Pero el día de mi boda, estuvo aquí. —¿De verdad vino? —Sí, y aunque Tere dice que solo vino a desearme muchas felicidades, yo no le creo, mi corazón me dice que vino a buscarme. Matt me ama tanto como yo a él. —No quiero que te molestes conmigo pero si Matt te amara tanto, ¿no crees que lucharía por ti? —Quizás, pero tú no lo conoces como
Madie se queda muda, ante la mirada de aspaviento de Clea. —Habla por Dios, dime. ¿Positivo o negativo? —Es Positivo —responde parcamente. —Y los otros dos, revisa por Dios. Madie los toma y se los entrega, efectivamente Madie estaba embarazada. Aquello era algo que no esperaba. —¿Se lo dirás al imbécil de Bob? —No, aún no. No quiero saber de él. No quiero que nada me una a Robert Wayne. —Te entiendo, Madie. Pero no podrás ocultar por mucho tiemño el embarazo. Ahora debes alimentarte bien. —Sí, lo sé. —el desánimo de Madie es notable, Clea trata de entusiasmarla pero nada parece servir de mucho. —Madie, no puedes estar así. ¿Que tal si vamos de compras un rato? —Está bien, por lo menos eso me ayudará a no pensar mucho. Media hora después, entran al centro comercial, Madie observa las vidrieras de la ropa de bebé y uma extraña ternura la invade. —Clea mira que hermoso ese vestido de nena. —Sí, está hermoso. —Y mira aquel cocoliso rosado, es bellísimo. —Creo que será nena.
La quiebra de la empresa es inminente, John debe contarle la verdad a su hija. —Madie, te tengo malas noticias. Tu tarjeta fue bloqueada por los gastos que hiciste el mes pasado. —No hice ningún gasto papá, debió ser Bob, yo estaba tan mal, que no me importó lo que él hacía con mi dinero. —Es un mal nacido. —se pone la mano en la cabeza, no encarnará como confesarle aquello a su hija— Estamos en la quiebra hija. —¿Qué dices papá? Eso no puede ser. —Es la verdad, traté de pagar tu deuda y no tengo dinero en el banco. Me desfalcaron. —Madie se abraza a su padre. —¿Ahora que haremos papá? —No lo sé hija, de verdad no sé qué puedo hacer. —Algo se puede hacer papá. Podemos vender esta casa, es muy grande y costosa y uno de los autos. Yo puedo comenzar a trabajar. La nobleza de su hija, le demuestra a John que no todo está perdido, que valió la pena todo lo que hizo para que ella fuese una buena chica. Ver que Madie hubiese madurado tan pronto, aunque lo enorgullece también le causa
Media hora después, llegan a la casa del primo de Nahuel. —Es aquí Matt, déjame bajar yo y llamarlo. No quiero preocupar a mi tía. —Está bien, pero por favor, no tardes. El hombre baja, entra a la modesta casa, Matt aguarda angustiado su regreso. Viendo que se tarda, decide bajar del auto e ir hasta la puerta, mira a ambos lados de la calle antes de cruzar. Justo Nahuel regresa acompañado de su primo, Sergio. —Hola ¿Qué es lo que quieres brother? —Solo necesito que me digas donde vive Sam, solo eso. —No quiero broncas con los azulejos. —No te preocupes, la policía no tiene nada que ver, solo quiero preguntarle algunas cosas a Sam. —Él vive con su madre a tres casas de aquí. Pero ojo brother, cuidado con meterme en problemas porque no quiero que el primate se quede sin empleo. —Tranquilo Sergio, Matt es de los nuestros, ¿no es así, Matt? —Sí, por supuesto. Matt regresa al auto, Nahuel camina detrás de él. —Lo mejor es que te quedes aquí, no quiero meterte en problemas. —No
—El paciente presentó un paro respiratorio, la baña perforó uno de sus pulmones. —¿Matt está muerto? —Afortunadamente logramos reanimarlo, pero aún está muy delicado de salud. Está vivo de milagro. —¿Puedo verlo? —Por ahora no es aconsejable, esperemos un par de horas. Luego que salga de recuperación puede verlo pero evite que se altere, no sabemos que secuelas neurológicas pudo dejar el paro respiratorio. Madie se abraza a Clea, aunque no entendía a qué se refería el médico con “secuelas neurológicas” saber que estaba vivo, era suficiente. Ya comenzaba a amanecer, a pesar de los consejos de su padre de regresar a la casa y descansar, ella prefirió quedarse en la clínica. —No lo dejaré solo. Quiero que cuando abra los ojos, vea que estuve a su lado. Matt salvó mi vida y la de mi bebé. —¿Cómo dices? —Vamos John, en el camino te cuento. Sí, serás abuelo. —John se cubre el rostro lleno de emoción. Mientras tanto, la policía continúa con las investigaciones, interrogan al guardaes
—Bueno, Matt es hora de irte, así que en lo que entregue mi guardia, dejaré lista la ficha de egreso.—Gracias doctor. —Teresa sonríe y se acerca a Matt. Esa noche de tanto insistirle a Madie que descansara en casa, lograron convencerla.—Que bueno que estés bien, Matt —le coloca la mano en el hombro— Siempre supe que eras un buen hombre y que Madie podía enamorarse de ti, no me sorprendió en lo absoluto saber que se amaban, pero actúe impulsada por mi propia experiencia. Siempre estuve enamorada de John, desde que llegue a la mansión Carter, incluso entre él y yo hubo una noche de pasión que nunca olvidé, pero él pertenecía a una clase social diferente. Él era el CEO millonario y yo, su criada. Aunque nunca creí que volvería a estar con él, soñaba con sus besos, con su amor. Y hoy, finalmente John está a mi lado. Te pido disculpas por no dejarte soñar con Madie.—No te preocupes Tere, yo tampoco pensé que una chica como ella pudiera enamorarse de un hombre como yo, sin dinero, sin pr
Ser la hija de John Carter, uno de los empresarios más importantes New York, es un privilegio que pocos tienen, pero es también una razón para convertirte en un blanco fácil para un secuestro express.Madison es una joven hermosa, de rostro y facciones perfectas, con un largo cabello oscuro y unos ojos grandes amielados. Es bastante alta para su edad, tiene diecisiete años; sus piernas destacan por ser largas, gruesas y torneadas. Desde muy pequeña siempre practicó el ballet clásico y de adolescente, el ballet contemporáneo. Lo de ella, son las fiestas y el baile; además de sus estudios, donde suele destacarse con un índice académico de 9,9. No hay capricho que sus padres no le cumplan por más inverosímiles que parezcan.Cuando quiso que uno de los meteoritos llevara su nombre, su padre pagó en la NASA para cumplirle su deseo, o cuando arrivó a los quince años que pidió a BTS de regalo en su fiesta, allí bailó la coreografía junto a ellos y se tomó todas las selfies que quiso y pudo.
Después de aquel terrible susto, John decide que debe contratar a un guardaespaldas para su hija. Aunque Madison no está del todo de acuerdo, no puede olvidar aquel momento tan escalofriante; por unos instantes recuerda que pudo haber sido asesinada o quizás ultrajada por aquel delincuente que cuando la miraba quería devorarla. Pero por otro lado, piensa en que teniendo a un guarura cuidando de ella, no podrá divertirse como suele hacerlo con sus amistades.—Tú escoges Madie, o el guardaespaldas o te saco del país para que vayas a Londres donde está tu madre.—No, papá. Yo no quiero irme de aquí. Aquí están mis amigos y estás tú. Bien sabes que con mamá no se puede vivir. “cruza lis brazos haciendo pucheros.—No digas eso de tu madre, aunque Janeth suele ser poco demostrativa, tu madre te quiere.—Por favor, llevó más de seis meses sin verla y dos semanas sin recibir un mensaje o una llamada suya.—Entonces, no se hable más, te pondré un guardaespaldas. —le sonríe. Y la toma de ambas