CAPITULO II

Angelica había llegado al acuerdo con Andrew de complicarle los planes a sus padres, para evitar su unión especialmente porque su comprometido tenía un amor a escondidas que no quería arriesgar, más porque ella también era de la alta sociedad llegando a ser digna para su familia a diferencia de Angelica que él chico que le llamaba la atención no lo era o eso suponía, porque ni siquiera lo conocía. Al siguiente día, se dirigió al gimnasio como siempre sin importarle las recomendaciones del médico, porque estaba cansada de estar encerrada; así que logró escapar con ayuda de su nona. Mientras que, Estiven había salido de su casa después de colocarle la insulina a su padre, manifestando que siempre estarían juntos protegiéndose uno al otro; observaba su reloj una y otra vez para evitar llegar tarde, teniendo una hipótesis de a qué hora su amada saldría del gimnasio si se encontraba mejor de salud, lo hacía todos los días sin importarle si tenía o no éxito en su intento. 

― Creo que esta vez volveré a casa sin verla ― Susurro para sí mismo, colocándose de pie de su escondite ―, M****a, esta hermosa ― Manifestó apenas salió del gimnasio, en medio de su sudor le lucía su falda con esqueleto color azul en medio de su sonrisa.

Estiven se acomodo la ropa, acercándose con disimulo tocándola del hombro, ocasionando que se asustara intentando caerse pero logró cogerla a tiempo de la mano. Angelica lo miro, queriendo tratarlo mal pero al verlo se quedo en blanco, sintiendo como se sonrojaba mientras brotaba una sonrisa en su cara sin ningún esfuerzo pero al recordar que la había abandonado en el hospital, se le borro, soltandolo para seguir su camino.

― ¿Qué sucede? quería saber como estabas, no debes actuar como tu padre ― Sentenció con dolor, deteniendo su paso ―, No me decepciones, igual que él lo hizo ― Afirmó dándose cuenta de sus palabras, más hacia una desconocida que volteo a verlo.

― ¿Decepcionarte? Fuiste tu quien enfrentó a mi padre y nunca fue a verme ― Concluyó acercándose con peligro ―, Aquí el mentiroso y desubicado eres tu ¿que haces hablándome a mi? ― Dijo con orgullo, aunque en su interior se sentía mal porque no quería alejarlo de su vida.

― Tu padre fue quien no me dejó ingresar más, pero eres una niña rica, caprichosa y creída como todas ― Confesó mirándola mientras cruzaba sus brazos ―, ¿Igual de hueca a las demás o al menos si tienes algo de cerebro? ― Dijo con burla, haciendo que se le subiera la temperatura.

― ¿Viniste a eso? mejor te hubieras ahorrado este tiempo absurdo ― Manifestó sintiendo las ganas de golpearlo ―, Eres un desastre, como todos los de tu especie ― Dijo mirándolo de arriba a abajo, queriendo voltearse pero Estiven la cogió de la mano sintiendo que la iba a perder, tomando el impulso de alzar y colocarla en su hombro para salir corriendo con ella, sin importar cuánto pesaba.

Angelica empezó a patalear inicialmente para que la bajara pero al ver que llamaba la atención de la gente, decidió callarse porque le encantaba la adrenalina que estaba viviendo en ese momento. Además sentir sus suaves manos sobre sus piernas causaban una reacción extraña en ella, reacciono cuando observó que la estaba adentrando como una especie de bosque sintiendo que abusarian de ella o le harian algun mal por el simple hecho de ser la hija del presidente del país; maldiciendo internamente por confiar en un desconocido empezando a patalear de nuevo.

― ¿No te puedes quedar quieta? cansas mucho ― Manifestó bajándola, porque no toleraba más sus golpes ―, Debes tranquilizarte, no soy un hombre malo como crees ― Dijo alzando sus brazos, mientras ella sentía agitado su corazón.

― ¿Por qué un desconocido me alza, me toca y me trae a un sitio extraño? ― Pregunto colocando sus manos en su cintura ―, ¿Quieres violarme o usarme para manipular a mi padre? ― Sentenció con seguridad, viendo como Estiven se acercaba a ella, cogiéndola de la cintura y quedando sus labios cerca uno al otro.

― No se que quiero, pero desde que te atropelle no sales de mi cabeza ― Manifestó con su corazón acelerado ―, ¿Que tienes que no puedo alejarme de tu lado? estas volviendo mi mundo de cabeza ― Afirmó queriendo acortar la pequeña distancia que los separaba, observando directamente sus ojos.

― Solo quieres terminar lo que no lograste ― Sentenció refiriéndose al accidente, sintiendo cosquillas en todo su interior ―, Eres un cobarde que no es capaz de arriesgarse ― Manifesto sin pensarlo, Estiven entendio sus palabras suspirando para cogerla con más fuerza,terminando de acercarla para unir sus labios al lado de aquella bella dama.

Angelica se encontraba sorprendida ante su actitud, pero logró cerrar los ojos porque le encantaba la sensación que estaba viviendo. Moviendo sus labios en uno solo al lado de aquel hombre, colocando sus manos alrededor de su cuello dejando de hacer resistencia, era su primer beso. Sin embargo, llegó a su mente su padre colocando sus manos en su pecho para alejarlo bruscamente y darle una cachetada en su mejilla derecha para que siempre se acordara de ella, sintiendo su corazón a mil.

― ¿Qué hiciste? no puedes besar a un desconocido ― Manifestó esperando que su cuerpo se empezara a calmar ―, ¡Imbécil! ― Exclamó mirando a todos lados, para salir a correr sin rumbo.

Estiven se fue detrás de ella con miedo a que se perdiera, por coger por el camino equivocado gritándole que se detuviera, pero no quería prestarle atención hasta que sintió el ruido de una cascada, deteniéndose al observala dándose cuenta que se estaba era adentrando más en el bosque, volteo a ver su reloj abriendo los ojos porque sabía que era tarde, sus padres estarían preocupados por su repentina desaparición. Se volteó, mirando a Estiven detrás de ella, observando la hermosura del paisaje y el resplandor del sol en su cabello.

― ¿Te calmaste? si no, no podremos volver a casa ― Susurro acercándose con precaución, Angelica daba pasos hacia atrás ―, Perdón si fui atrevido, no quiero hacerte daño ― Confesó dándose cuenta que no era igual a las demás, era diferente y eso le atraía más.

― Alejate, solo quieres hacerme daño ― Escupió de dientes para afuera, porque hacia adentro solo quería volver a besarlo ―, Acabas de robar algo que jamás podrás devolverme, por eso te odio ― Susurro dando otro paso hacia atrás, cuando soltó la bolsa que traía en sus manos, Estiven intentó cogerla pero se fue con ella cayendo ambos en la cascada sintiendo la fría pero fresca agua de ella, mirándose fijamente uno al otro.

― ¿Podemos empezar de nuevo, por favor? ― Pregunto tranquilizandose, brindando su mano ―, Estiven, mucho gusto ― Afirmó brindándole una sonrisa, mientras se reflejaba más el sol.

― Angelica, mucho gusto ― Mencionó uniendo su mano a la del joven ―, Simplemente eso, no hija del presidente ni nada de esos sobrenombres ― Confesó, colocándose de pie con ayuda de Estiven, sintiendo como tenia de frente al hombre de sus sueños. 

Ambos salieron del bosque, Estiven disculpándose nuevamente por haberla llevado a un sitio extraño, pero ella negó con la cabeza entregando un papel antes de dejarle un beso en la mejilla para salir corriendo. Estiven observó, dándose cuenta que era su número telefónico sintiendo las ganas de vivir nuevamente dirigiéndose a la casa de su amigo Claudio contándole lo sucedido, quien no podía creer las agallas e iniciativa que tenía su amigo; ya que era un hombre tímido y respetuoso.

― ¿Dónde dejaste a mi amigo? Tu no eres de los que te lanzas a la primera ― Manifestó acomodando los vasos en el mueble ―, Pero me alegra, ¿qué tal besa aquella chica? ― Preguntó con curiosidad, colocando música para entretenerse.

― Pareciera que no hubiera besado antes, estaba muy tímida ― Afirmó con dulzura, recordando la sensación ―, Pero me ha encantado además su dulzura en medio de su actitud caprichosa ― Confesó elevándose, cuando sintió un golpe en el hombro por quedarse quieto y no acomodar los platos. 

― Definitivamente hemos perdido a mi amigo, se ha enamorado de la hija del presidente ― Anuncio dando golpes y aplausos, Estiven negó con la cabeza ―, Por ahora vuelve a la tierra, porque hoy será un día largo especialmente en la noche ― Concluyó, antes de abrir la puerta del refrigerador para buscar comida volviendo a su realidad.

Angélica por su parte, había llegado a la gran mansión con su falda todavía mojada pero su padre no se encontraba al haberse ido a una reunión urgente y prioritaria con los congresistas y senadores del país. Aprovechó, para dirigirse rápidamente a su habitación donde se dio una ducha, cambiandose para recostarse en su cama encendiendo el portátil, observando los documentos de la psicología. Se quedó quieta, cuando sintió la presencia de su nona en la habitación sonriendo pero negando al mismo tiempo, guiñando el ojo entendiendo que ella se había dado de su escapada con problemas.

― Nona no les digas que llegue tarde, si no tendremos problemas ambas ― Afirmo porque sabía que no tenía cómo justificar ―, Prometo que no vuelve a suceder, pero fue necesario ― Mencionó sin dar detalles, porque al final fue una situación que se había salido de sus manos.

― Debes vivir tu vida, pero tener cuidado con tus padres ― Aconsejo, sacando la ropa de la habitación ―, No quiero, que te castiguen o te hagan daño por desobedecerlos ― Manifestó acercándose a la puerta principal, para salir de la habitación.

― A veces quisiera que tu fueras mi madre, me entiendes más ― Confesó deteniendo su paso, haciendo que sus ojos se cristalizaran ―, Gracias por estar pendiente de mi, asi me siento menos sola en este palacio de cristal ― Manifestó con una sonrisa, viendo como se iba su nona recostandose en la cama, tocándose sus labios recordando la sensación de haber perdido la virginidad de su boca con un desconocido que le encantaba.

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