CAPITULO III

Pasaron unos días, donde Estiven y Angelica se comunicaban por medio de w******p, sintiéndose cada vez más emocionados con la presencia del otro; Angelica amanecía con un humor diferente sorprendiendo a sus padres; quienes creían que era por el compromiso con Andrew. Sin embargo, no sabían que era al contrario donde estaba cada vez más enamorada de un desconocido, no habían podido verse debido a que la tenían bastante vigilada incluso en el gimnasio por su propio estado de salud; así que solo suspiraba esperando el momento adecuado para poder hacerlo. Llegó a su casa, donde se encontraba reunido en la sala su padre y su futuro suegro, rodando los ojos para fingir una sonrisa e ir a saludarlos a ambos.

― Mañana no irás a estudiar ni al gimnasio ― Sentenció ocasionando que su paso se detuviera, volteando a verla ―, Tendras una primera cita formal con Andrew, no voy a casarte porque si ― Justifico, sorprendiendola donde intentó negar con la cabeza porque sabía que no le convenía a ninguno de los dos. 

― No puedes decidir sobre mi tiempo, además ¿si tengo algo importante en la universidad? ― Dijo negándose a su plan, no quería compartir con otro hombre ―, Debes esperar mejor a vacaciones, seria la mejor idea igual no hay afán para casarnos ― Mencionó con una sonrisa, donde ambos negaron ocasionando que se colocara seria. 

― No te estamos pidiendo permiso, si no informando igual que a mi hijo ― Sentenció aquel hombre, cada día daba peor espina ―, El matrimonio igual se dará, no es una desición de ustedes si no de nosotros ― Afirmó, ocasionando que lo volteara a ver fijamente. 

― ¿Papá si no quisiera casarme, cual seria mi peor castigo? ― Preguntó de repente, sorprendiendolos a ambos ―, No entiendo porque debo estar obligada a estar con alguien que no amo ni lo haré ― Justificó esperando no recibir una cachetada por su pregunta, observando como su padre se colocaba de pie.

― Tu castigo sería la muerte, además no creo que quieras decepcionar a tus padres después de todo lo que te han dado y les debes ― Sentenció, ocasionando que tragara saliva porque no esperaba una respuesta tan fuerte por parte de su padre ―, Ya estas advertida, para que te vayas bien linda mañana y te sepas comportar ― Concluyó antes de volver a sentarse al lado de su socio, ignorando la presencia de su hija. 

Angelica solo suspiro dirigiéndose a su habitación, se recostó mirando hacia el cielo sin tener una idea de cómo no ir a la tal cita; hasta se le había ocurrido hablar con Andrew para poder verse a escondidas con Estiven pero sabía que los iban a vigilar además no quería contarle de su romance secreto por precaución de que llegara a utilizar esa información en contra de ella. Al siguiente dia, tal como habia sentenciado su padre se tuvo que colocar bella con un vestido más arriba de las rodillas blanco con puntos negros, tacones altos y un buen peinado viendose hermosa ante el espejo, pero no para el hombre que estaba enamorada o al menos eso sentia aunque no tenia una certeza. 

Bajo las escaleras, donde le sonrió a su nona para salir de la mansión siendo recibida por Andrew y una bella sonrisa donde no sabía si era real o fingida solo por la ocasión, donde le brindo su mano para ingresar al vehículo observando por la ventana cuando iban saliendo hacia la carretera, donde alcanzo a ver de lejos a Estiven sintiendo como su corazón se iba a salir, colocando sus manos sobre el espejo del vehículo queriendo escapar pero debía comportarse porque sabía que su amor nunca iba a poder ser real, por mucho que lo deseara. Dejo de mirar a la ventana, volteando a ver a su futuro prometido quien la miraba fijamente con deseo porque aunque no le agradaba, no podía negar que ese dia se veia bella al punto de querer quitarle ese vestido dejando su cuerpo lleno de besos mojados pero debía contenerse, más por su trato.

― ¿Sabes a dónde quieres ir? ― Pregunto de repente, donde Angelica negó con la cabeza ―, Se que ninguno está a gusto con el otro, pero debemos hacer nuestro mayor esfuerzo si quieres que funcione ― Mencionó, mientras ella suspiro queriendo salir de ese infierno. 

― Es difícil, no me hago a la idea de tenerme que casar por obligación ― Manifestó haciendo pucheros, mientras el chofer los llevaba a su destino ―, Quiero vivir un amor de verdad y real, así sufra ¿es mucho pedir? ― Dijo de corazón, sorprendiendolo porque no pensaba eso realmente, en su cabeza estaba la idea de irse del país y vivir su vida sin inconvenientes. 

― Después del casamiento, podremos ver qué hacer con nuestras vidas pero por ahora disfrutemos la cita ¿que dices? ― Propuso, donde Angelica le sonrio relajandose ―, Hemos llegado, te prometo que será una gran experiencia ― Sentenció, mientras el chofer les habría la puerta a uno de los restaurantes campestres mas reconocidos de la ciudad. 

Estiven había seguido sus días en su monotonía, donde aplicaba la insulina de su padre, trabajaba, soportaba a su ex novia y se mantenía alejado de Angelica sintiendo que sus días eran grises por no poder verla así fuera de lejos; estaba cansado de la vigilancia de sus padres pero no podía hacer nada en contra de ellos, más si era precisamente el presidente. Sentía impotencia por la situación, odiando ser una persona pobre porque no podría nunca llegar a ser aceptado por el mundo al que Angelica pertenecia pero sentia que era el amor de su vida, que no iba a darse por vencido intentando dar la lucha donde si perdía la guerra al menos sería guerreando y no por cobarde. Salió de sus pensamientos, cuando su amigo lo toco del hombro sonriendo recordando que se encontraba en el trabajo y tenía varias mesas por atender, porque la noche iba a ser larga.

― ¿No dejas de pensar en ella? ― Pregunto con burla, donde Estiven rodó los ojos ―, Ni siquiera por tu ex habias estado asi, realmente esa joven te tiene loco ― Manifestó pasando las cervezas a su bandeja.

― Es diferente, única y especial donde cautivó mi corazón ― Susurro encogiendo los hombros, suspirando ―, Es un reto pero uno que me encanta, porque siento que es la mujer de mi vida ― Sentenció con seguridad, recibiendo la bandeja. 

― Solo espero que no termines en el suelo, con tristeza y el corazón roto por enamorarte de una mujer fuera de tu alcance ― Aconsejo su amigo dandole una palmada en la espalda ―, Por ahora lleva el pedido, porque somos guapos pero pobres y necesitamos dinero para poder salir adelante ― Sentenció siguiendo su camino, Estiven sabía que tenía razón pero igual no quería darse por vencido porque sabía que más que apariencia física o estatus importaba realmente su corazón, porque estaba casi seguro que Angelica no era como las demás de su clase sino diferente, siendo una mujer que veía más los sentimientos que lo material incluso podría ir en contra de sus padres. 

Termino de trabajar, dirigiéndose para su casa donde su padre se encontraba dormido sintiéndose tranquilo, salió hacia el patio mirando las estrellas con la luna a pesar de que era de madrugada pensando en cómo sería su vida de diferente, si tal vez se hubiera ganado la lotería o al menos su madre se encontrara con vida; no podía creer todo lo que había tenido que vivir hasta el momento pero también sabía que esa experiencia era la que logró que madurara en su corta edad. Sintió unos pasos detrás, volteando a ver con miedo de que hubiera entrado algun ladron pero suspiro al ver que se trataba de su padre maldiciendo por haber dejado la luz de la sala prendida ocasionando que se despertara, no era justo el único que debía trasnochar era él. 

― ¿No puedes dormir, hijo? ― Pregunto sonámbulo, aguantando las ganas de reírse de su padre ―, La noche está fría, te puedes resfriar por no cuidarte como yo ― Manifestó sabía que lo decía de corazón, acercándose lentamente a su padre.

― Si, solo que acabe de llegar y quería ver el reflejo de la luna ― Dijo con una sonrisa, llevándolo hacia la habitación ―, No te preocupes por mi, estaremos bien es lo único que importa ― Susurro aunque en su interior no sentía eso, más porque no había tenido más noticias de Angélica esa noche. 

― Perdoname por ser una carga para ti, no mereces esto cuando deberías de disfrutar como todos los jóvenes de tu edad ― Sentenció, donde se sentía su sinceridad ―, Debiste poder viajar, no amarrar tu vida  por mi culpa ― Dijo donde todavia se sentia el dolor, pero era la mejor decisión tomada porque su familia era primordial.

― Soy el hombre más feliz del mundo a tu lado, así que no te preocupes ― Sentenció recostandolo en la cama, dejándole un beso en la frente ―, Solo descansa, mañana será un mejor dia para ambos ― Susurro antes de salir de la habitación, apagar las luces y repetir esas palabras una y mil veces en su cabeza esperando que se cumplieran, porque sentia que algun dia iba a explotar entre tantas necesidades y deseos frustrados. 

Al siguiente día, decidió arriesgarse dirigiéndose hacia la mansión de la familia del presidente donde sabía que lo sacaron como un perro, pero no le importaba si era por ella. Iba llegando, cuando vio un vehículo lujoso salir de la mansión donde alcanzó a ver a Angelica y más que había colocado sus manos sobre el espejo sintiendo su corazón a mil, porque sabía que no iba sola sino acompañada y no era por él. Se estremeció, cuando sintió que alguien tocó su hombro volteando a ver para tragar saliva, porque quería que el mundo se lo comiera.

― Buenos días, señor presidente ― Susurro apenas lo analizo, teniendo la mirada penetrante ―, Solo me encontraba caminando por aquí ¿es prohibido acaso? ― Justificó sin dejarlo hablar, observando como quería matarlo con la mirada.

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