Capítulo 36

David esperó a su padre en el despacho, sabía que había ido con su hermano y quería saber cómo estaba. Por ser gemelos, él podía sentir la tristeza de Gabriel, pero quería asegurarse de que estuviera bien, al fin y al cabo, era su hermano.  

―Hola, hijo ―lo saludó Ángelo al entrar.

―Hola, papá, ¿cómo estaba Gabriel?

―Nada bien. Es decir, físicamente está bien, tiene todas sus necesidades cubiertas, pero anímicamente está muy mal, él creía que yo los desampararía, que los dejaría en la calle.

―¿Por qué?

―Porque escuchó una conversación y no entendió el contexto.

―¿Qué va a pasar con él?

―No lo sé, no hay nada en su contra más que el robo a las cuentas, pero, al ser suyo mi dinero, no sé si cuenta

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