Después de que Aldo se fuera de mi cuarto, aproveché para cerrar con llave, comprobar que todas mis cosas estaban ya colocadas en los cajones y armarios de la habitación, y después decidí tumbarme en la cama, y dejar la mente en blanco. No sé en que momento ocurrió, pero debí de quedarme dormida, supongo que por el agotamiento del viaje, pues lo siguiente que recuerdo es despertarme sobresaltada con una voz femenina que me resultaba desconocida.
Abrí los ojos de inmediato al escuchar esa voz, y vi frente a mi a una mujer mayor, con el cabello grisáceo por las canas, y la piel del rostro arrugada en torno a los ojos, y a la comisura de la boca.
- Buenos días, señorita Emerald, soy su asistente, estoy aquí para ayudarla en lo que necesite. ¿Desea que abra las cortinas de la habitación, señorita?
Nada más escuchar sus palabras, me giro hacia la ventana, y descubro con sorpresa que realmente están corridas las cortinas, bloqueando la entrada de luz. Ésto me sorprende, porque yo no las moví antes de quedarme dormida, y me queda claro que alguien ha debido de entrar en esta habitación mientras yo descansaba. Supongo que es la forma de mi tío de decirme que no estoy a salvo ni siquiera en mi preciosa habitación.
- Si, por favor.- digo yo con la voz más calmada que puedo.- ¿Cuál es su nombre?
- Soy Vicenta, señorita Emerald, he servido en esta manada desde antes de que usted naciera.
La miro, y me doy cuenta de que probablemente esta anciana sepa mucho más acerca de mi propia familia que yo, puesto que ha vivido muchos más años a su lado que yo.
- Vicenta, me alegro de que sea usted mi asistente, parece una buena persona.
- Gracias, señorita.
Y al decir estas palabras veo como su cara enrojece, y deja de hablar para concentrarse en sus tareas. Al parecer, entre sus tareas se encuentra la de ayudar a prepararme por las mañanas, algo novedoso para mi, que siempre lo he hecho todo sola.
Vicenta abre las cortinas, me coloca una enorme bandeja con múltiples platos sobre ella, y me dice que mi tío me espera en la sala verde en cuarenta y cinco minutos, con lo cual, decido desayunar algo ligero, y prepararme deprisa, no quiero llegar tarde y despertar de nuevo su ira.
Al final, tras tomar un plato de frutas, y un par de cucharadas de yogur, me levanto de la cama, y observo que Vicenta ya ha escogido la ropa que llevaré. Ha sacado del armario un precioso vestido de manga larga, de color rojo, con pequeñas flores bordadas en la falda. Es mi vestido preferido, y me alegra poder llevarlo hoy. Me ayuda a recogerme el cabello en una cola de cabello, y me aplica un poco de maquillaje, lo cual me sorprende, pues yo nunca antes había llevado la cara pintada.
Tras media hora estoy lista para salir, y le pido a Vicenta que me ayude a llegar hasta el lugar en el que debo reunirme con mi tío. Ella me acompaña en silencio, girando en los corredores con paso seguro, y dejando atrás multitud de puertas que no se que esconden en su interior. Finalmente, llama con nudillos firmes a una de ellas, y me insta a entrar.
Yo paso con mi cuerpo temblando por el miedo, y al entrar puedo ver una habitación pintada en un agradable color verde menta, con una impresionante pantalla digital en una de las paredes. Dentro de la habitación está mi tío, Alfa Mason, y Albert, mi profesor del colegio que servicialmente me ha acompañado hasta esta casa.
- Pasa, Emerald, pasa.- dice mi tío con su voz profunda.
Yo camino hasta donde están los dos hombres, y tomo asiento en el pupitre que han dispuesto para mi.
- Buenos días.- digo con tono neutro, porque aún no sé lo que puedo esperar de este encuentro.
- Buenos días, sobrina. Me alegro de ver que tu actitud ha cambiado con respecto a tu posición dentro de esta manada, de hecho, para celebrarlo, y demostrarte que soy una persona razonable, he decidido que reanudes tus clases como estaba previsto desde el primer momento.
Giro mi cabeza hacia Albert, y él hace un leve asentimiento con la cabeza, que me indica que todo va bien, y comienza con su clase. Enciende la pizarra con la ayuda de un pequeño mando, y comienza a explicar la literatura moderna con un desparpajo que me tranquiliza.
Mi tío permanece con nosotros durante media clase, aproximadamente, y finamente, cuando se asegura de que la mañana se está desarrollando de acuerdo a su plan, abandona la clase silenciosamente, y cierra la puerta al salir.
Yo espero con ansiedad, escuchando vagamente las palabras de mi profesor, y cuando al fin me dice que hemos terminado, me levanto de mi silla como un resorte, y lo abrazo sin pensar en lo que estoy haciendo.
- Me alegro de que estés bien, Albert.
- Yo tambíen me alegro de verte bien, Emerald.
Aún sigo agarrada a su cuello, y de repente, al darme cuanta de lo que estoy haciendo, enrojezco un poco, y trato de soltarme, pero noto como su brazo,colocado al final de mi espalda me lo impide.
- Pensaba que podría haberte pasado algo.- añado yo con voz trémula.
- Nada aparte de que he pasado las ultimas veinticuatro horas contrastando mis ideas académicas con tu tío.
Él me sigue agarrando con fuerza, y en esta posición, noto como sus ojos se fijan en los míos, y como su respiración se hacemás profunda.
- Tal vez sea hora de ir a mi cuarto.- digo yo insegura.
- No sin antes despedirte como es debido, Emi.- responde él.
Y en ese momento, percibo como su rostro se mueve, sus labios se acercan más a los míos, y los rozan con suavidad. Yo me muevo contra su boca, respondo a su tímido beso, y él imprime más pasión a su movimiento.
En cuestión de segundos nos encontramos besándonos con un frenesí desconocido, y me doy cuenta de como extiendo mis brazos para rodear su cuello y encontrar un mejor agarre. Él gruñe, y me aprieta un poco más contra su pecho duro; mete su lengua en mi boca, y yo siento una oleada de deseo líquido invadiendo mi cuerpo y mis sentidos. Acaricio su cabello, que ahora se pega a un nuca, y él me acaricia la espalda, hasta llegar a mi trasero, y colarse bajo mi falda. Siento que ese beso se está convirtiendo en algo más cuando escucho su respiración jadeante, pero antes de que la situación avance, Albert se detiene, y se aparta. Noto como se coloca a dos pasos de distancia, y como mi cuerpo anhela su tacto, pero él rompe el hechizo con sus palabras que caen sobre mi como un jarro de agua fría.
- Emerald, vete a tu cuarto, ésto no puede repetirse, soy tu profesor.
Durante las dos semanas siguientes a nuestra primera clase, Albert y yo establecemos una dinámica bastante sencilla. Las clases comienzan todos los días a las nueve, y a cuando terminan a las dos, yo me voy a comer al salón, con mis tíos y primos; y él se va a la zona del servicio, en la que pasa el resto del día.Yo no me atrevo a sacar el tema del beso del primer día, y él apenas se atreve a mirarme a los ojos, así que los dos permanecemos en un silencio tenso durante los descansos, y yo ni siquiera me atrevo a preguntarle las dudas que me surgen cuando estudio por las tardes los temas que él me ha explicado por la mañana.El sábado posterior a mi segunda semana lectiva, mientras yo planeaba como colarme en las dependencias de los sirvientes de la manada para buscar a Albert y explicarle que tenemos que confiar el uno en el otro, Vicenta entra en mi habitación junto con otras d
Las dos semanas previas a la ceremonia de apareamiento se me pasaron en un suspiro. El lunes cuando ya me había preparado para asistir a mis habituales clases de la semana, Vicenta me anunció que habían sido suspendidas por la inminencia de la celebración.Y en vez de verme rodeada de libros, música, e interesantes explicaciones sobre geografía, historia o matemáticas; me vi inmersa en una apabullante cantidad de pruebas de las que desconocía su existencia hasta que mi asistencia era requerida.Durante la primera semana, nos dedicamos a escoger el menú, que tras muchas deliberaciones se compuso de un cóctel frío y caliente, que permitiría a los asistentes relacionarse entre si, y moverse con libertad. Supongo que tras esta decisión estaba mi tío, y su ambición por construir una relación comercial con las manadas vecinas, que tras la desaparición de mi padre ha
Vicenta me llevo hasta un enorme cuarto con las paredes blancas, y presidido por una cama de más de dos metros de ancho, con un cabecero de cuero negro, y vestida con sábanas de satén negro. Yo me estrmecí al contemplarla, porque supe de inmediato que la habían preparado especialmente para nosotros, para nuestro apareamiento.Vicenta sacó del armario varias prendas minúsculas, la mayoría de ellas transparentes, y las rechacé todas con la cara ardiendo por la vergüenza.- Escúchame bien, Emerald.- comenzó a decir ella.- has aceptado compartir tu vida con el hijo del Alfa de esta manada, y eso no va a cambiar porque te muestres reticente en la cama. Tienes que aprender a ser una compañera complaciente, y aunque Aldo no sea tan bien parecido como otros muchachos, no es malvado, y puedes hacer que te desee y que se enamore de ti.
Me quedo paralizada ante la petición de estos hombres, y rehuso seguir sus instrucciones. Estoy absolutamente paralizada por el miedo, estos dos intrusos se han colado en la casa de mi manada, y han matado al hijo del Alfa, ¿acaso creen que voy a ir con ellos sin oponer resistencia?- Lobita, no hay escapatoria, levanta tu lindo trasero, y ven con nosotros.- dice ahora el mismo hombre que me había hablado con anterioridad.Como no me muevo, se acercan más a la cama, y uno de ellos, el que ha permanecido silencioso, me agarra del pelo que aún llevo recogido, portando el delicado moño que me hicieron las mujeres de la manada, y me arrastra al exterior de la habitación.Yo pataleo, e intento zafarme de su agarre, pero es demasiado fuerte, y el brazo que tira de mi pelo no cesa en su agarre, de hecho temo que cuando me suelte me haya arrancado mechones enteros de cabell
Después de que el nuevo Alfa me pidiera que me cambiara de ropa, uno de sus enormes lobos, me agarró del brazo, y me condujo con movimientos firmes, aunque no tan bruscos como los de los anteriores esbirros del alfa. Me llevó a mi antigua habitación, donde ya me esperaba Vicenta, mi fiel asistente y amiga.Yo, al verla allí plantada en medio de la habitación, me solté del agarre del guardia, y me abracé a ella, sintiendo como la asustada mujer me devolvía el abrazo. El lobo designado por el nuevo Alfa para custodiarme, nos dejó a solas, aunque tenía claro que si intentaba escapar me encontraría en menos de diez segundos.- Me alegro de que estés bien, Vicenta.- Yo, en cambio, temía por usted, señorita Emerald. Ningún lobo de la manada ha sufrido a manos de los invasores, solo la familia del Alfa.- ¿Quieres decir que no han atacado a nad
Estoy abrumado por la sensación que me invade cuando beso a esta mujer. Si no fuera porque ya he marcado a mi futura Luna, pensaría que ella es mi pareja destinada, porque nunca antes he sentido tanto placer con un solo beso.Mi futura Luna es de mi manada, una de las supervivientes de la masacre que acabó con nuestra manada, entre ella y yo hubo complicidad desde el primer momento, nos acostamos varias veces después de que todo quedara arrasado, y aunque mi Beta me pidió que no tomara una decisión precipitada, yo la marqué, porque con ella me sentía a gusto, y tranquilo.Pero ahora, noto el flexible cuerpo de Emerald pegado al mío, excitándome sin proponérselo, y me pregunto porqué me siento así junto a esta loba enemiga, cuyo olor me atrae, y eso que apenas es perceptible.Sigo jugando con mis manos bajo su ropa, y cuando
Cuando Beta Michael me acompaña a mi cuarto, no puedo concentrarme en nada más que no sean las últimas palabras del Alfa. Me ha pedido, bueno, pedido no, obligado, a que lo acompañe en sus carreras matutinas.Sé que es algo frecuente que los lobos corran juntos, pero no puedo imaginar ninguna manada en la que los prisioneros salgan con el Alfa invasor. Supongo que por eso Alfa Denzel quiere que vaya junto a él. Si corremos juntos, y la manada lo ve, se darán cuenta de que apoyo al nuevo Alfa, y posiblemente se posicionen también a su favor.En cualquier caso, mi verdadero problema no es ese, sino que cuando Alfa Denzel me ha dicho que debo correr junto a él, yo inmediatamente he pensado que nunca antes he salido a correr, y nunca antes me he convertido en loba.Sé que es infrecuente, y aún más a mi edad, en la que ya debería controlar a mi loba interior como si se tratara
Acabo de escucharle decir que nunca se ha convertido, y no puedo creerlo, pienso que debe de ser increíblemente fuerte para poder mantener a su loba interior sumisa; y a la vez, siento una enorme responsabilidad por ser yo el primero en enseñarle a convertirse en loba. La miro mientras se quita la ropa, y trato de retirar la mirada de su precioso cuerpo.No es un cuerpo perfecto, tiene las piernas muy largas y delgadas, y el vientre demasiado plano; pero me encanta, me atrae como la miel a las abejas, y aunque trato de darle un poco de intimidad, mis ojos pasean sin control por su cuerpo de piel inmaculada.- Trata de recordar algo que te haya impresionado a lo largo de estos años, piensa en algo que te haga sentir bien, libre, sin cargas.Ella cierra los ojos, y durante el primer minuto puedo ver como piensa, como intenta concentrarse sin conseguirlo, y eso me enfurece, no puede controlarlo t