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¿De verdad voy a casarme?

Durante las dos semanas siguientes a nuestra primera clase, Albert y yo establecemos una dinámica bastante sencilla. Las clases comienzan todos los días a las nueve, y a cuando terminan a las dos, yo me voy a comer al salón, con mis tíos y primos; y él se va a la zona del servicio, en la que pasa el resto del día.

Yo no me atrevo a sacar el tema del beso del primer día, y él apenas se atreve a mirarme a los ojos, así que los dos permanecemos en un silencio tenso durante los descansos, y yo ni siquiera me atrevo a preguntarle las dudas que me surgen cuando estudio por las tardes los temas que él me ha explicado por la mañana.

El sábado posterior a mi segunda semana lectiva, mientras yo planeaba como colarme en las dependencias de los sirvientes de la manada para buscar a Albert y explicarle que tenemos que confiar el uno en el otro, Vicenta entra en mi habitación junto con otras dos mujeres.

La mayor de las dos mujeres que acompañan a Vicenta tendrá unos cuarenta años, y la otra es muy joven, no creo que llegue a los veinticinco, aunque tampoco puedo juzgarlo muy bien, porque apenas levanta la mirada del suelo.

- Señoguita Emegald, soy Madame Chouffier, he venido desde Paguis a petición de su tío. Voy a confeccionar su vestido de novia.

Yo la miro con los ojos abiertos como platos, porque aunque he accedido a contraer matrimonio con Aldo, en ningún momento hemos fijado una fecha, o hemos hablado sobre los preparativos de la celebración. Vicenta detecta mi confusión y decide hablar antes de que yo vuelva a decir algo inconveniente en presencia de la modista.

- Emerald, no se preocupe, estoy segura de que el resto de detalles podrá discutirlos más tarde con su tío.

Al final, cedo y decido dejar que Madame Chouffier inicie la confección del vestido, a fin de cuentas sé que tarde o temprano tendré que ceder a los deseos de Alfa Mason y casarme con mi primo.

Durante varias horas lo único que hace la modista venida de París es preguntarme acerca de mi estilo, y pedirme que le muestre vestidos y ropa que me guste, y tras esa entrevista previa, me obliga a subirme a un peldaño de madera, que su ayudante ha colocado diligentemente en el medio de la habitación, y comienza a probarme diseños que lleva en varios porta trajes.

Aunque no esperaba que la elección de mi vestido de novia me gustara, pues no estoy para nada emocionada con la ceremonia de apareamiento, lo cierto es que lo pasamos bien, y finalmente acabo escogiendo un diseño de estilo imperio, con la falda de tul blanco, y el corpiño de seda blanca bordada a mano. Madame Chouffier anota todas mis medidas, y realiza un boceto rápido en una de las hojas de su libreta de encargos, y me dice que la semana que viene volverán su ayudante y ella para hacer una primera prueba con el vestido, que al parecer ya estará semi elaborado en esa fecha. Yo asiento, sin saber que debo decir, y al final decido alabar su buen gusto, y la ayuda que me ha prestado, a lo que ella sonríe, y veo como deja la habitación con una sonrisa de suficiencia.

Tras todos estos eventos, solicito una cita a mi tío, necesito hablar con él enseguida, y que me aclare si realmente vamos a celebrar el enlace tan pronto como parece sugerir la modista parisina. Y tras una corta espera, él me visita en mi cuarto. Cuando entra, lo primero que noto es como su imponente presencia llena la estancia, y como toda la decoración femenina que la llena, parece fuera de lugar en su presencia.

- Me han dicho que querías verme, espero que todo vaya bien, Emerald.- detecto un tono de amenaza en su voz que me asusta.

- Solo quería consultarte cuando está prevista la celebración de la ceremonia de apareamiento, es que no hemos hablado más sobre ello, y me gustaría colaborar en los preparativos.

- ¡Vaya! Parece que al final vas a ser una buena novia, ¿eh, jovencita? Pues pensamos celebrarla el primer sábado de abril.

Al escuchar sus palabras siento como el color abandona totalmente mi rostro, y espero que él no lo note, pues para esa fecha quedan solo dos semanas. Dos semanas, y estaré oficialmente vinculada al próximo Alfa de esta manada, un muchacho torpe e inexperto que solo me causa repulsión.

- Espero estar a la altura de la celebración, tío.- digo yo nerviosa, intentando disimular mi malestar.

- Por supuesto que lo estarás, eres la hija de un Alfa, lo llevas en la sangre.

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