Vicenta me llevo hasta un enorme cuarto con las paredes blancas, y presidido por una cama de más de dos metros de ancho, con un cabecero de cuero negro, y vestida con sábanas de satén negro. Yo me estrmecí al contemplarla, porque supe de inmediato que la habían preparado especialmente para nosotros, para nuestro apareamiento.
Vicenta sacó del armario varias prendas minúsculas, la mayoría de ellas transparentes, y las rechacé todas con la cara ardiendo por la vergüenza.
- Escúchame bien, Emerald.- comenzó a decir ella.- has aceptado compartir tu vida con el hijo del Alfa de esta manada, y eso no va a cambiar porque te muestres reticente en la cama. Tienes que aprender a ser una compañera complaciente, y aunque Aldo no sea tan bien parecido como otros muchachos, no es malvado, y puedes hacer que te desee y que se enamore de ti.
Yo asiento, demasiado abochornada para responder con palabras, y dejo que la anciana sirvienta seleccione la ropa que le parezca más adecuada para esta noche.
Al final me tiende un camisón de color violeta, que me llega hasta medio muslo, y que lleva a juego un pequeño tanga de encaje, que hace juego con el escote de la prenda. Así vestida, me siento expuesta, y estoy deseando ponerme una bata, o mejor aún, un pijama que me cubra por completo, pero Vicenta niega con la cabeza, y se va del cuarto.
Yo recorro la habitación una y otra vez, nerviosa, y asustada por lo que está a punto de suceder, y cuando escucho el sonido de la manilla de la puerta girando, me doy la vuelta, y veo a Aldo, un poco ebrio, y con el rostro enrojecido por la fiesta.
- Vaya, nenita, estás para comerte.- y mientras lo dice, imita el sonido de un aullido, que me hace reír.
- Gracias, supongo.
Él se acerca, desvistiéndose en el proceso, y noto que me asusta la prisa que tiene porque todo termine.
- Túmbate en la cama, Emerald, estoy deseando verte sobre esas sábanas negras.
Yo obedezco, y me tumbo en la postura más rígida que he adoptado nunca sobre una cama. Él acaba de quitarse el chaleco y la camisa, y se sienta a mi lado, con los pantalones aún puestos. Me acaricia la pierna, subiendo con sus dedos por mi muslo, y cuando llega hasta la costura del camisón, noto como lo levanta muy lentamente, hasta que mi pubis, cubierto tan solo por el tanga, queda a la vista. Sus ojos se agrandan al contemplar mi semi desnudez, y con su mano izquierda retira la fina tela que me protege de la total exposición, e introduce un dedo en mi interior.
Mi cuerpo no está preparado para esta inviasión, y tiemblo porque me resulta molesto su toque. Él detecta mi temor, y lejos de apresurarse, noto que se relaja.
- ¿Es tu primera vez, Emerald?
- Si.- respondo yo con voz titubeante.
Él acerca sus labios a mi rostro,me besa en la boca, e introduce su lengua, y yo, en mi intento por empezar nuestra noche de apareamiento con buena actitud, coopero, y le devuelvo el beso, entrelazando mi lengua con la suya.
Al principio me besa con paciencia, y me deja que explore, pero pronto noto el cambio en sus movimientos, y como sus manos se deslizan has mis pechos que se ahuecan bajo su caricia. Él los estruja, y por un momento siento cierto placer extendiéndose en mi interior, él detecta que me he relajado, y baja una de sus manos hasta mi entrepierna, que sigue tensa.
Mete un dedo, y lo mueve en mi interior,sus movimientos circulares me aportan cierto placer, aunque sigo sin desearlo, y noto como la excitación que debería sentir en estos momentos, no aparece.
Me pregunto si habrá algo mal en mi interior, que no responde como se espera que lo haga, e inmediatamente me respondo que no es posible, pues con el simple beso de Albert, mi profesor, estaba húmeda y preparada para la penetración.
El recuerdo de ese breve momento compartido me hace humedecer de nuevo, y Aldo debe de pensar que ha sido a causa de su roce, porque noto como introduce un dedo más, y lo mueve, mientras observa mi reacción.
Poco rato después, se quita los pantalones, y seguidamente el calzoncillo, la última barrera que separa su piel y la mia. Yo miro su erección asustada, pues sé que en breve su miembro estará dentro de mi.
Él se tumba en la cama, se coloca sobre mi, y me pide que me relaje y abra las piernas. Noto su cuerpo tenso sobre el mío, su pene frotándose contra mi tripa, y su suave ronroneo anticipando el placer que obtendrá de nuestro encuentro. Su pene desciende hasta mi abertura, y allí, vuelve a frotarse contra mi vello púbico, yo cierro los ojos, y espero que me lacere al introducirse en mi interior, pero antes de que haya podido hacerlo, ambos escuchamos un suave golpeteo en la puerta de la habitación.
- Malditos cachorros, seguro que son ellos, vendrán a ver si lo hemos hecho ya.- dice Aldo, levantándose de la cama, y cubriéndose con un batín que no había visto antes.- deja que me libre de ellos, no quiero que nos interrumpan de nuevo.
Se acerca a la puerta con pasos rápidos, y gritando improperios, y yo me quedo sobre la cama, aunque aprovecho para cubrirme con las sábanas, pues no deseo que toda la manada me vea semi desnuda.
Abre la puerta con un movimiento brusco, e increpa a los que están esperando al otro lado, pero antes de que me dé tiempo a ver de quien se trata, observo como el joven cuerpo de Aldo se desploma hacia delante, y cae con un ruido seco sobre la alfombra que preside la entrada al cuarto.
Yo subo las sábanas hasta la barbilla, y trato de encogerme, pero no parece que lo haya conseguido, pues los que han atacado a mi primo entran en la habitación, y clavan su mirada en mi rostro aterrado. Son dos hombres enormes, de más de un metro noventa, y ambos visten trajes elegantes, supongo que porque han asistido como invitados a la ceremonia de apareamiento.
- Vamos, lobita.- dice uno de ellos.- el Alfa te espera.
Me quedo paralizada ante la petición de estos hombres, y rehuso seguir sus instrucciones. Estoy absolutamente paralizada por el miedo, estos dos intrusos se han colado en la casa de mi manada, y han matado al hijo del Alfa, ¿acaso creen que voy a ir con ellos sin oponer resistencia?- Lobita, no hay escapatoria, levanta tu lindo trasero, y ven con nosotros.- dice ahora el mismo hombre que me había hablado con anterioridad.Como no me muevo, se acercan más a la cama, y uno de ellos, el que ha permanecido silencioso, me agarra del pelo que aún llevo recogido, portando el delicado moño que me hicieron las mujeres de la manada, y me arrastra al exterior de la habitación.Yo pataleo, e intento zafarme de su agarre, pero es demasiado fuerte, y el brazo que tira de mi pelo no cesa en su agarre, de hecho temo que cuando me suelte me haya arrancado mechones enteros de cabell
Después de que el nuevo Alfa me pidiera que me cambiara de ropa, uno de sus enormes lobos, me agarró del brazo, y me condujo con movimientos firmes, aunque no tan bruscos como los de los anteriores esbirros del alfa. Me llevó a mi antigua habitación, donde ya me esperaba Vicenta, mi fiel asistente y amiga.Yo, al verla allí plantada en medio de la habitación, me solté del agarre del guardia, y me abracé a ella, sintiendo como la asustada mujer me devolvía el abrazo. El lobo designado por el nuevo Alfa para custodiarme, nos dejó a solas, aunque tenía claro que si intentaba escapar me encontraría en menos de diez segundos.- Me alegro de que estés bien, Vicenta.- Yo, en cambio, temía por usted, señorita Emerald. Ningún lobo de la manada ha sufrido a manos de los invasores, solo la familia del Alfa.- ¿Quieres decir que no han atacado a nad
Estoy abrumado por la sensación que me invade cuando beso a esta mujer. Si no fuera porque ya he marcado a mi futura Luna, pensaría que ella es mi pareja destinada, porque nunca antes he sentido tanto placer con un solo beso.Mi futura Luna es de mi manada, una de las supervivientes de la masacre que acabó con nuestra manada, entre ella y yo hubo complicidad desde el primer momento, nos acostamos varias veces después de que todo quedara arrasado, y aunque mi Beta me pidió que no tomara una decisión precipitada, yo la marqué, porque con ella me sentía a gusto, y tranquilo.Pero ahora, noto el flexible cuerpo de Emerald pegado al mío, excitándome sin proponérselo, y me pregunto porqué me siento así junto a esta loba enemiga, cuyo olor me atrae, y eso que apenas es perceptible.Sigo jugando con mis manos bajo su ropa, y cuando
Cuando Beta Michael me acompaña a mi cuarto, no puedo concentrarme en nada más que no sean las últimas palabras del Alfa. Me ha pedido, bueno, pedido no, obligado, a que lo acompañe en sus carreras matutinas.Sé que es algo frecuente que los lobos corran juntos, pero no puedo imaginar ninguna manada en la que los prisioneros salgan con el Alfa invasor. Supongo que por eso Alfa Denzel quiere que vaya junto a él. Si corremos juntos, y la manada lo ve, se darán cuenta de que apoyo al nuevo Alfa, y posiblemente se posicionen también a su favor.En cualquier caso, mi verdadero problema no es ese, sino que cuando Alfa Denzel me ha dicho que debo correr junto a él, yo inmediatamente he pensado que nunca antes he salido a correr, y nunca antes me he convertido en loba.Sé que es infrecuente, y aún más a mi edad, en la que ya debería controlar a mi loba interior como si se tratara
Acabo de escucharle decir que nunca se ha convertido, y no puedo creerlo, pienso que debe de ser increíblemente fuerte para poder mantener a su loba interior sumisa; y a la vez, siento una enorme responsabilidad por ser yo el primero en enseñarle a convertirse en loba. La miro mientras se quita la ropa, y trato de retirar la mirada de su precioso cuerpo.No es un cuerpo perfecto, tiene las piernas muy largas y delgadas, y el vientre demasiado plano; pero me encanta, me atrae como la miel a las abejas, y aunque trato de darle un poco de intimidad, mis ojos pasean sin control por su cuerpo de piel inmaculada.- Trata de recordar algo que te haya impresionado a lo largo de estos años, piensa en algo que te haga sentir bien, libre, sin cargas.Ella cierra los ojos, y durante el primer minuto puedo ver como piensa, como intenta concentrarse sin conseguirlo, y eso me enfurece, no puede controlarlo t
Como premio a mi aparente disposición a aceptar a la nueva manada, la que ahora lidera Alfa Denzel, me dejan volver a clase. Aunque esta condición formaba parte de mis peticiones para darle mi apoyo, no esperaba reincorporarme a las clases tan pronto, de hecho, casi había esperado que retrasaran la vuelta hasta estar seguros de que mi apoyo era incondicional. Pero afortunadamente, tras esa primera carrera que me hizo cambiar totalmente mi percepción de la realidad, y de mi misma, me encontré recibiéndola visita de Beta Michael que venía a recogerme para ir a clase. Me vestí rápidamente, poniéndome una camiseta blanca y una falda de tablas, al estilo del uniforme que solía llevar antes de volver a la casa de la manada, y decidí recogerme el pelo en una coleta, pues no me había dado tiempo a lavármelo después de nuestra escapada matutina.Beta Michael me había esperad
Cuando veo la mirada airada de Alfa Denzel, me quedo absorta en la tormenta que se lee en sus ojos. Sus preciosos ojos claros, normalmente pacíficos, se han vuelto turbulentos, y puedo ver reflejados en ellos millones de sentimientos. Y ésto me extraña, porque aunque él es mi Alfa, y entiendo que no desee presenciar esta clase de escenas, se está comportando como si yo fuera su Luna, y me hubiera encontrado en brazos de otro.Me levanto como un resorte, dejando a Albert sentado, y con su erección perfectamente marcada en su pantalón, que él ni siquiera intenta disimular. Trato de ponerme la blusa, pero me apresuro demasiado, y solo consigo abrochar la mitad de los botones, dejando los pechos y el estómago parcialmente visibles. Mis senos, libres de la cárcel del sostén se bambolean mientras yo hago lo posible por cubrirlos, y puedo sentir la mirada de Alfa Denzel paseando por mi piel desnuda.
Hace ya dos días desde que Alfa Denzel me encontró en una situación comprometida con mi profesor. Desde que ésto sucedió, ni siquiera se ha molestado en presentarse a la hora convenida para las carreras matutinas, y he tenido que dedicarme a correr a solas.Hubiera podido renunciar al trote matutino, pero después del primer día, no quería perderme la sensación de libertad de dejar que mi cuerpo se transforme, y correr a toda velocidad en mi forma cánida. Aunque nunca había pensado que transformarme en loba pudiera aportarme tanta felicidad, he descubierto que es la sensación más liberadora que he tenido nunca.Después de la primera conversión, el dolor de la transformación ha ido disminuyendo, y ahora es solo una leve molestia que siento antes de disfrutar de la más absoluta libertad. Mi cuerpo se tensa