Brooke y Sonia parecían estar participando en un concurso de miradas porque, por varios segundos que parecieron interminables, ninguna de las dos apartó la mirada de encima de la otra. No les hacían falta las palabras para comunicarse que se odiaban a muerte y, sin duda se estaban retando, sobre todo después de las últimas palabras que Brooke le había dicho.—Me parece que después de la aparición que has hecho en las oficinas de mi familia tengo el derecho de venir aquí ante ti ¿no te parece? —le dijo Sonia.—No, no me parece porque en primer lugar, no son las oficinas de tu familia ya que la empresa pertenece a Esteban, es suya, la fundó él, por lo tanto, no es propiedad de su familia; en segundo lugar, lo equivalente a lo que yo hice sería que el propio Esteban viniera a verme, no tú y; en tercer lugar, yo fui a ver al jefe, en esta empresa yo no tengo voto, no soy parte de la administración, así que me parece que estás completamente fuera de lugar aquí, te recomiendo que te marches
—No, escúchame bien tú a mí, no te debo nada, ni a ti, ni a tu familia. Ya te lo dije, no soy la misma chica a la que pudiste correr de la casa de tu hijo, no soy la misma inocente a la que le jugaste lo más sucio que pudiste, no tienes absolutamente nada en contra mía y no pienso permitir que te salgas con la tuya nuevamente, eso tenlo por seguro. No te tuve miedo en aquel momento, y no lo tengo ahora. No te confundas, de la Brooke Mendez que conociste no queda ni ápice y no dudaré en jugar mis cartas antes de lo esperado porque, no pienses que después de todo lo que me hiciste y después de todo el tiempo que ha pasado, no tengo planes de destruirte, lo haré, solo quiero que cada cosa sea en el momento adecuado, pero, si debo, con gusto me adelantaré.Los ojos de Brooke comenzaron a brillar cuando la boca de Sonia se abrió de par en par y un ligero temblor en su barbilla se hizo perceptible. Su ex suegra pensó que sería capaz de manipularla como había hecho tiempo atrás pero, la vida
Cuando Brooke llegó a la mansión, los gemelos la recibieron dando gritos de euforia.—¡Mamá! Llegaste —dijo Mery viendo detrás de ella y notando la ausencia de su padre.— ¿Dónde está papá? Brooke miró su reloj, ya era hora de que él estuviera en casa. Si bien le extrañó que él no regresara a buscarla a la empresa, pensó que él estaría en la mansión esperándola. La ama de llaves se acercó para preguntarle Brooke si debía servir la mesa, ella le pidió esperar unos minutos. —Sólo unos minutos, Diana. Debe estar por llegar.—Como usted diga. —la ama de llaves se retiró y ella intentó llamarle, pero sus llamadas iban directo al buzón de voz.Mientras tanto, Massimo conducía de regreso a la ciudad, pasó llevando a Sol hasta su apartamento. Se despidió de ella con un tierno beso.—Descansa —ella sonrió y bajó del auto. Él aguardó a que entrara al edificio. Exhaló un suspiró y continuó rumbo a su casa. Mil pensamientos y emociones invaden a Massimo. Por un lado se sentía incómodo
La situación entre Brooke y Massimo estaba más tensa que nunca. A él le preocupaba que ella estuviera siéndole infiel pues, sabía muy bien que ella había estado enamorada de él pero, no quería confrontarla más por temor a perderla. Por su parte, Brooke era consciente de que mientras más le ocultara la verdad a Massimo, más daño le haría; mas, no estaba dispuesta a contarle todo su plan y perder la única oportunidad real que tenía después de tres años de recuperar a su hija, él mismo había tratado de disuadirla en varias ocasiones y Brooke no iba a esperar más tiempo, cada segundo que pasaba era un segundo perdido.Si toda esa situación con Massimo era suficiente para estresarla, también tenía el hecho de que Esteban no la había contactado desde que ella fue a su empresa. Brooke había pensado en llamarlo o aparecerse en sus oficinas de nuevo pero, eso le demostraría a él que estaba más que desesperada y no podía dar esa impresión, no si quería mantener su fachada, no le quedaba otra
En una escala del uno al diez ¿cuántas ganas tienes de follarme ahora mismo?” Las palabras se repitieron dentro de la cabeza de Brooke una y otra vez antes de que tuviera tiempo a reaccionar ¿Cómo Esteban podía llegar a ser tan insolente? ¿Qué le hacía pensar que ella quería estar con él? Lo estaba, pero era imposible que él lo supiera ¿cierto?—Menos 100 mil y multiplicado por infinito —respondió ella entre dientes haciendo un esfuerzo sobrehumano para que su voz no saliera temblorosa.Su respuesta hizo que una risa saliera de la boca de Esteban y Brooke no pudo evitar pensar que era un completo capullo y engreído hasta más no poder ¿Siempre había sido de así? No era la manera en la que ella lo recordaba pero claro, muchas cosas habían cambiado en tres años.Ella no tenía ni idea de que, en un inicio, él la veía inocente, como una pequeña niña a la que necesitaba salvar; ahora, en cambio, estaba crecida, había madurado en todo ese tiempo y él pudo notarlo desde el primer momento
Mientras Brooke continúa con aquel juego peligroso de querer envolver a Esteban y vencerlo, la situación de Massimo y Sol es un poco menos volátil. La chica de rizos rubios sabía cuál era su posición en la vida de Massimo, ser su asistente y darle lo que Brooke no podía, amor.—Sol ¿puede venir a mi oficina? —le habló desde el intercomunicador. En breves segundos, ella estaba frente a él, esperando sus órdenes.—Dime Massimo ¿Qué se te ofrece? —él la observó de pie a cabeza, si ella supiese lo que se le ofrecía en ese instante, pensaría que era un depravado.—Recuerdas el informe qué me trajiste, quiero revisarlo.—Lo siento, puedo enviarlo por correo, el día que estuvimos de viaje, Brooke me pidió que al día siguiente se lo llevara a su oficina. —No, no te preocupes, si ella ya lo revisó no hay problema.Sol sonrió para sus adentros, aquella era la excusa más tonta que escuchó antes.—¿Es todo? ¿Puedo retirarme? —preguntó ella.—No, aguarda. Creo que debemos conversar ¿no?
Massimo quedó casi paralizado cuando Brooke lanzó su pregunta. Si a Alice le había costado cuestión de segundos en darse cuenta de lo que estaba haciendo con Sol, su mujer también lo haría, era una de las personas más hábiles que había conocido en su vida.—Y… yo —comenzó a balbucear como un tonto buscando una excusa creíble que darle pero, por más que rebuscaba en su cabeza no daba con ninguna lo suficientemente buena.—¡Brooke! —la voz de Sol resonó desde afuera de la oficina de Massimo.Ella había salido en cuanto Alice hizo su entrada, había estado al tanto de la conversación de Alice con Massimo y supo que este se encontraba en un apuro debido, en parte, por ella, así que no dudó dos veces en sacarlo del mismo.—Sol, sé que habíamos quedados en ir a por un café, pero he tenido unos días muy ocupados, lo siento.—Lo sé, no tienes que preocuparte por eso, ahora estás aquí ¿cierto? Ven tengo varias cosas de las que hablarte, tu Massimo no se irá de aquí.—No lo sé, tengo que…
—Necesito hablar contigo, Massimo, quizás en un lugar más privado —dijo ella acercándose a él mientras colocaba su mano sobre su brazo de forma sugerente.Como si la vida de él no estuviese ya lo suficientemente complicada con las mujeres, llegaba Sonia a ponerle todo patas arriba. Hacía años que no la veía, ambos habían decidido que lo mejor para ambos era terminar la relación que habían mantenido por mucho tiempo, Massimo necesitaba establecer su familia y si continuaban viéndose, en algún momento los descubrirían, él no podía arriesgarse a tanto.Habían acordado mantener contacto cero, lo mejor era arrancarlo todo de raíz, ni negocios de por medio, ni llamadas, ni mensajes clandestinos. Se distanciaron por completo y así habían estado hasta ese momento. La pregunta que se hacía él era más que evidente ¿Qué quería Sonia?Él la conocía demasiado y sabía que si se le había aparecido en su propia empresa a plena luz del día, algo grande se traía entre manos. Aunque él le guardaba un gr