Cuando Brooke llegó a la mansión, los gemelos la recibieron dando gritos de euforia.—¡Mamá! Llegaste —dijo Mery viendo detrás de ella y notando la ausencia de su padre.— ¿Dónde está papá? Brooke miró su reloj, ya era hora de que él estuviera en casa. Si bien le extrañó que él no regresara a buscarla a la empresa, pensó que él estaría en la mansión esperándola. La ama de llaves se acercó para preguntarle Brooke si debía servir la mesa, ella le pidió esperar unos minutos. —Sólo unos minutos, Diana. Debe estar por llegar.—Como usted diga. —la ama de llaves se retiró y ella intentó llamarle, pero sus llamadas iban directo al buzón de voz.Mientras tanto, Massimo conducía de regreso a la ciudad, pasó llevando a Sol hasta su apartamento. Se despidió de ella con un tierno beso.—Descansa —ella sonrió y bajó del auto. Él aguardó a que entrara al edificio. Exhaló un suspiró y continuó rumbo a su casa. Mil pensamientos y emociones invaden a Massimo. Por un lado se sentía incómodo
La situación entre Brooke y Massimo estaba más tensa que nunca. A él le preocupaba que ella estuviera siéndole infiel pues, sabía muy bien que ella había estado enamorada de él pero, no quería confrontarla más por temor a perderla. Por su parte, Brooke era consciente de que mientras más le ocultara la verdad a Massimo, más daño le haría; mas, no estaba dispuesta a contarle todo su plan y perder la única oportunidad real que tenía después de tres años de recuperar a su hija, él mismo había tratado de disuadirla en varias ocasiones y Brooke no iba a esperar más tiempo, cada segundo que pasaba era un segundo perdido.Si toda esa situación con Massimo era suficiente para estresarla, también tenía el hecho de que Esteban no la había contactado desde que ella fue a su empresa. Brooke había pensado en llamarlo o aparecerse en sus oficinas de nuevo pero, eso le demostraría a él que estaba más que desesperada y no podía dar esa impresión, no si quería mantener su fachada, no le quedaba otra
En una escala del uno al diez ¿cuántas ganas tienes de follarme ahora mismo?” Las palabras se repitieron dentro de la cabeza de Brooke una y otra vez antes de que tuviera tiempo a reaccionar ¿Cómo Esteban podía llegar a ser tan insolente? ¿Qué le hacía pensar que ella quería estar con él? Lo estaba, pero era imposible que él lo supiera ¿cierto?—Menos 100 mil y multiplicado por infinito —respondió ella entre dientes haciendo un esfuerzo sobrehumano para que su voz no saliera temblorosa.Su respuesta hizo que una risa saliera de la boca de Esteban y Brooke no pudo evitar pensar que era un completo capullo y engreído hasta más no poder ¿Siempre había sido de así? No era la manera en la que ella lo recordaba pero claro, muchas cosas habían cambiado en tres años.Ella no tenía ni idea de que, en un inicio, él la veía inocente, como una pequeña niña a la que necesitaba salvar; ahora, en cambio, estaba crecida, había madurado en todo ese tiempo y él pudo notarlo desde el primer momento
Mientras Brooke continúa con aquel juego peligroso de querer envolver a Esteban y vencerlo, la situación de Massimo y Sol es un poco menos volátil. La chica de rizos rubios sabía cuál era su posición en la vida de Massimo, ser su asistente y darle lo que Brooke no podía, amor.—Sol ¿puede venir a mi oficina? —le habló desde el intercomunicador. En breves segundos, ella estaba frente a él, esperando sus órdenes.—Dime Massimo ¿Qué se te ofrece? —él la observó de pie a cabeza, si ella supiese lo que se le ofrecía en ese instante, pensaría que era un depravado.—Recuerdas el informe qué me trajiste, quiero revisarlo.—Lo siento, puedo enviarlo por correo, el día que estuvimos de viaje, Brooke me pidió que al día siguiente se lo llevara a su oficina. —No, no te preocupes, si ella ya lo revisó no hay problema.Sol sonrió para sus adentros, aquella era la excusa más tonta que escuchó antes.—¿Es todo? ¿Puedo retirarme? —preguntó ella.—No, aguarda. Creo que debemos conversar ¿no?
Massimo quedó casi paralizado cuando Brooke lanzó su pregunta. Si a Alice le había costado cuestión de segundos en darse cuenta de lo que estaba haciendo con Sol, su mujer también lo haría, era una de las personas más hábiles que había conocido en su vida.—Y… yo —comenzó a balbucear como un tonto buscando una excusa creíble que darle pero, por más que rebuscaba en su cabeza no daba con ninguna lo suficientemente buena.—¡Brooke! —la voz de Sol resonó desde afuera de la oficina de Massimo.Ella había salido en cuanto Alice hizo su entrada, había estado al tanto de la conversación de Alice con Massimo y supo que este se encontraba en un apuro debido, en parte, por ella, así que no dudó dos veces en sacarlo del mismo.—Sol, sé que habíamos quedados en ir a por un café, pero he tenido unos días muy ocupados, lo siento.—Lo sé, no tienes que preocuparte por eso, ahora estás aquí ¿cierto? Ven tengo varias cosas de las que hablarte, tu Massimo no se irá de aquí.—No lo sé, tengo que…
—Necesito hablar contigo, Massimo, quizás en un lugar más privado —dijo ella acercándose a él mientras colocaba su mano sobre su brazo de forma sugerente.Como si la vida de él no estuviese ya lo suficientemente complicada con las mujeres, llegaba Sonia a ponerle todo patas arriba. Hacía años que no la veía, ambos habían decidido que lo mejor para ambos era terminar la relación que habían mantenido por mucho tiempo, Massimo necesitaba establecer su familia y si continuaban viéndose, en algún momento los descubrirían, él no podía arriesgarse a tanto.Habían acordado mantener contacto cero, lo mejor era arrancarlo todo de raíz, ni negocios de por medio, ni llamadas, ni mensajes clandestinos. Se distanciaron por completo y así habían estado hasta ese momento. La pregunta que se hacía él era más que evidente ¿Qué quería Sonia?Él la conocía demasiado y sabía que si se le había aparecido en su propia empresa a plena luz del día, algo grande se traía entre manos. Aunque él le guardaba un gr
Dicen que quien juega con fuego se quema, y Brooke no parece darse cuenta como poco a poco se ha dejado arrastra por lo que siente por Esteban. Su deseo de venganza hacia él se había ido convirtiendo en deseo de ser constatemente suya. Sus encuentros son más continuos e intensos.Cada vez que están cerca, el uno del otro son como cerillo y gasolina, una sola chispa y explotan de deseo, de lujuria, de ganas. Para la pelirrubia es cada vez más difícil negarse a sus emociones. Es como si al estar frente a Esteban perdiera toda su fuerza de voluntad, hacen el amor como animales en celo que sólo desean poseerse y entregarse a sus instintos más perversos.—Brooke, no dejo de pensar en ti ni un instante, sólo quiero saborearte, ver como tiemblan de deseo entre mis brazos, oler tu sexo, sentir su humedad y escuchar tus gemidos. Activas cada uno de mis sentidos de forma simultánea. —susurra a su oido, mientras su falo se desliza dentro de su caverna.— No quiero que estés con Massimo, me pert
Una vez más. Esteban y Brooke acuerdan verse, estaban tan inmersos el uno en el otro que ya no podían pasar más de dos días sin tener contacto físico, sin mirarse a los ojos, sin sentir esa calidez que solo encontraban en ellos y en nadie más. Brooke había intentado con todas sus fuerzas no ceder, no caer tan fácil, pero había sido todo en vano, hubiera necesitado una determinación de acero y un corazón de piedra para que su cuerpo no la hiciera sentir explosiones de estrellas cuando él la tocaba o que todos los recuerdos de su amor le asaltaran de inmediato en cuanto él la llamaba “cielo” como hacía antes.Ya ella estaba anegada en él, decían que el amor se sentía en el fondo del alma pero, ella sentía a Esteban hasta en sus huesos. Todos sus sentidos le exigían que se mantuviera cerca de él, que no se separa. Cada despedida dolía como si le arrancaran un pedazo. Ella solo podía pensar en que si tal vez le contara a él toda la verdad, si fuera sincera, él la entendería y toda la