De pronto, Camila se encontraba en un nuevo lugar, sus pies estaban pisando suelo inestable y no sabía qué hacer. La única noche en la que se habían visto, Rob y ella habían tenido una conexión especial, lo sintió, solo que no se permitió nada más con él porque le interesaba más su posición con Esteban Robinson que un amor verdadero. Camila no demoró mucho en pensar las opciones que tenía, o se quedaba con Esteban solo para que Rob la llevara a juicio por la custodia del bebé y Esteban descubriría que ella le había sido infiel, o, elegía vivir con Rob al mismo social que tenía mientras su hijo crecía al lado de su verdadero padre y se quitaba de encima toda la letanía de los abogados, los jueces y tener que contarle todo a Esteban. La respuesta para ella estaba más que clara, no había absolutamente nada que pensar. Demoró un par de minutos en tomar su decisión.—Espera, Rob —lo detuvo antes de que este se marchara— De acuerdo, me iré contigo. Desde el inicio sentí que tú y yo podía
Cuando Esteban llegó al lugar donde el auto de Massimo estaba volcado, el pánico se adueñó de él. Había quedado completamente impacto por la forma en la que su hermano abandonó el bar después de que él le contó todo lo que sabía. Además de ser su hermano, Esteban consideraba a Massimo como su rival número uno, era el hombre que dormía cada noche al lado de la mujer que él amaba, al lado de la mujer que había sido suya una vez, pero, a pesar de ello, Esteban no era una mala persona y, después de pensarlo unos segundos, supo que su consciencia no lo dejaría tranquilo si no se aseguraba que Massimo estaba bien, sobre todo después de la forma tan abrupta en la que se había ido de ahí.No hubo prácticamente demora entre la partida de Massimo y la de Esteban, sin embargo, el primero, había recorrido los kilómetros de la carretera a toda velocidad, tanta que Esteban no fue capaz de seguirle el ritmo, no de una forma prudente, se limitó a seguir recto y esperar encontrarlo en algún momento
Justo y como Esteban había afirmado, tanto él como Massimo compartían el mismo tipo de sangre y la donación le savó la vida al CEO de la editorial, a pesar de lo delicada que estuvo su salud por cuatro largos días en los que lo mantuvieron conectado a una máquina que respiraba por él.En ese tiempo, Esteban pudo contarle a Brooke todo lo que Sandra y Gerardo le habían develado. Le explicó cómo se sentía y le pidió perdón innumerables veces. Se mantuvo a su lado todo el tiempo que podía, incluso, compartieron la custodia de la pequeña Hope y de los gemelos Costello las noches que salían del hospital para descansar un poco. Por una parte, ella sintió gran alivio, por la otra solo podía pensar en Massimo y en su recuperación y en el hecho de que los dos hombres de su vida eran familia, eran hermanos y ella se encontraba justo en el medio de ambos. No fue solo hasta que sus ojos se abrieron que ella pudo soltar un largo suspiro de alivio. Massimo era un hombre fuerte por lo que, una
Después de la conversación que Massimo y Brooke tuvieron, ella tuvo la libertad de ir en busca de Esteban, él había estando deseando tener una oportunidad de explicarle todos sus sentimientos y no se le había dado debido a las circunstancias en las que se encontraban, pero, una vez ella lo contactó, ambos dejaron sus sentimientos claros sobre la mesa, era evidente que se amaban con locura y Esteban fue el hombre más feliz de la tierra cuando ella le dijo que el hijo que estaba esperando en verdad era suyo. Las lágrimas corrieron por sus mejillas al percatarse de que, en esta ocasión, sí tendría la oportunidad de estar junto a su mujer desde el momento en el que el bebé naciera, cuando supo que su familia no tendría que separarse nunca más. Por primera vez en mucho tiempo, eran plenos. El juicio entre Emma y Massimo no demoró mucho en tener lugar, dos semanas después, estaban dando el veredicto final y, a pesar de que ella utilizó todos los métodos y recursos que tenía al alcance de s
Los nervios de Esteban estaban por todo el hospital debido a los dolores incontenibles del trabajo de parto de su chica, ella había decidido que quería traer a su bebé al mundo de forma natural y eso incluía nada de epidural. Él no soportaba verla así, pero se daba aliento pensando que en breve tendría su segundo hijo con Brooke, con el amor de su vida y que, por fin, después de haber pasado tanto, de haber sufrido al extremo, el universo los había unido una vez más y esta sería la definitoria.Brooke tuvo un varón precioso al cual nombraron Joy, ella miraba a su alrededor mientras sostenía a su pequeño en brazos sin poder creer lo lejos que había llegado, sin poder creer que, al fin, después de tanto sufrimiento y dolor, estaba teniendo su final feliz. Casi todos sus seres queridos se encontraban en esa habitación con ella, Esteban a su lado, disfrutando de su hijito y Sol y Massimo en la esquina opuesta, sentados en un pequeño sofá sonriendo mientras observaban a su sobrino. Todo e
Por más que lo estuviese intentando, Brooke no era capaz de perdonarse por lo que estaba a punto de hacer. Se encontraba justo a la entrada, justo en el porche de Steban Robinson, llevaba ahí ya varios minutos mirando a su pequeña bebé que cargaba en brazos, apenas dos meses tenía, no había tenido tiempo a vivir nada y ya estaba a punto de ser dejada como una huérfana en la puerta de una casa. “¿Qué tipo de persona soy?”, se preguntaba Brooke una y otra vez, “¿Qué tipo de madre estaría dispuesta a abandonar a su bebé siendo tan pequeña?”.Por más que se hubiera pasado los días anteriores auto convenciéndose de que era lo mejor para su hija, ahora ya no le parecía una buena opción en lo absoluto. Las lágrimas corrían por sus mejillas como cascadas, no era capaz de frenarlas, sentía que le estaban arrancando una parte de ella, que estaba a punto de cometer una atrocidad pero, no era capaz de mantener a su propia hija y no iba a permitir que se muriera de hambre, no bajo su cuidado.“E
La primera vez que Brooke conoció a Esteban sintió como si dos trenes hubiesen colisionado, ella era una estrella hasta ese momento, hasta que sus miradas se cruzaron y explotó convirtiéndose en una supernova, la más enorme que se había visto ¿Sonaba a cliché? Pues sí, pero ¿a quién demonios le tenía que importar? Los clichés a lo largo de la historia han sido los preferidos de muchos tanto en la literatura, como en la cinematografía y eso era por una razón, son hermosos y Esteban para ella era esa explosión, ese deseo incapaz de controlar, al menos en ese momento.Ella no era más que una simple camarera en aquel bar para gente rica, había atendido a muchas personalidades, muchos empresarios, celebridades, pero nunca, nunca, lo había visto a él ahí, estaba segura de ello porque si lo hubiera visto antes, habría sido capaz de reconocerlo en cualquier lugar. Aquel cabello color miel rizado cayendo sobre su frente de forma descuidada, esos ojos color avellana a juego y esa sonrisa esple
A pesar de todo, Esteban no hizo caso a los comentarios, no le interesaban en lo absoluto y se desvivía por hacer a Brooke feliz. Así pasó el tiempo, hasta que llegó el punto quiebre, un día como otro cualquiera, uno de los jardineros pidió hablar con Brooke, era ella la que se encargaba de los ornamentos de la mansión en la que ahora vivía, solo que desconocía completamente que Sonia le había pagado a este jardinero para que la tomara desprevenida y le diera un beso, uno fugaz era todo lo que necesitaba para que quedara impreso en una fotografía y así fue. De un momento a otro, la señora Robinson tenía entre sus manos una “prueba” de que Brooke le estaba siendo infiel a su hijo y comenzó a mover sus cartas.—Bueno, bueno, pero a quién tenemos aquí, nada más y nada menos que a la infiel más grande que haya existido —le dijo Sonia en cuanto entró a la cocina donde estaba Brooke preparando la cena, quería darle la noticia a su prometido de que dentro de unos meses se convertirían en pa