Al llegar a la casa la sensación de chocar contra la realidad la impactó por sorpresa, se sintió como si hubiese chocado contra una pared de ladrillos ¿Qué había hecho? Se había convencido a sí misma de que era lo necesario pero, ¿en verdad podía con todo aquello?Esteban y ella no habían hecho el amor, no habían tenido una conexión sentimental, habían tenido sexo, uno tan carnal como nunca antes lo habían hecho y, a pesar de ello, a Brooke le había gustado. Treinta minutos demoraba el trayecto desde las oficinas de Esteban hasta la mansión de Massimo en donde estaba ahora, treinta minutos habían pasado ya y toda su piel todavía hormigueaba como si Esteban la estuviese tocando aún.Las sensaciones las tenía a flor de piel, su cráneo cabelludo todavía estaba protestando debido a los jalones que él le había dado a su pelo, sus muñecas seguían rojas debido a la presión de su mano contra ellas, su trasero seguía picando por las palmadas que le propinó pero eso no era lo peor de todo, no,
Después del viaje de negocios que Massimo realizó, pudo notar un cambio extraño en Brooke. La sentía distante, pensativa ¿Qué pudo pasar en esos días en el que no estuvo a su lado?La respuesta la vería en su PC cuando se dispuso a revisar las redes sociales de la editorial y vio un #editorialcostello. Aquella noticia de la compra de la famosa joya, no pasaría por desapercibida, menos para él. —¿Qué? —dijo con asombro al ver la fotografía de ella cerca de Esteban Robinson. Los fantasmas del pasado habían vuelto a su relación. No podía creer que Brooke hubiese ido a verlo. Quisiera o no, él sabía que ella aún lo amaba. La rabia lo invade, frustración, celos, desconcierto todo en un mismo cóctel que envenenan su alma y le provoca angustia. Las dudas y los pensamientos de seguridad en sí mismo juegan al gato y al ratón. ¿Era posible que Brooke después de todo lo que él había hecho por ella, lo traicionara y justamente con el hijo de Sonia Robinson? ¿Hasta cuando tenían que ser los R
La puntualidad de Massimo es extrema, veinte minutos después, ni un segundo antes, ni uno después, aparece frente a la oficina de Sol.—¡Lista! Ella sonrió, tomó su cartera, batió su ensortijado cabello y caminó hacia él, mientras le susurró al oido.—Siempre lista. —Massimo le cedió el paso, cerró la oficina. Dentro del elevador, conversaron un poco sobre el lugar a donde almorzarían.—¿Pasta o comida mediterránea? —preguntó ella. —Obvio que pasta. Estoy ansiosa de comer una pasta con camarones rebozados.—Wow! Yo me iré por una napolitana o una putanesca. Subieron al coche. Él condujo hacia la autopista y ella lo miró extrañada.—¿A dónde iremos? ¿No pensarás ir a Milán? —Nada me encantaría más que eso. Pero no, te llevaré a un restaurante pequeño que está a la afueras de Madrid y donde preparan la mejor pasta que he comido en todo los años que tengo aquí, desde que llegué de Milán.—¡Vale! Me encantará conocerlo. ¿Pero, y nos dará tiempo volver a la empresa en dos h
Era otro día más, otro día que pasaba y Brooke no había recibido noticia alguna de Esteban. Habían acordado que él le avisaría cuando el arreglo de su joya estuviese lista, pero aún no la había contactado, ni él, ni nadie de su empresa. La desesperación y la ansiedad se estaban apoderando de ella y eso solo hacía que su mal carácter tomara las riendas de toda su personalidad.Si después de su encuentro con Esteban le costó tratar con Massimo, ahora no podía siquiera mirarlo. Le molestaba todo, su forma de hablar, de caminar, su voz, el tono con el que se dirigía a ella. Intentó hacer de todo, intentó ser la antigua Brooke con él porque no se merecía nada de lo que ella estaba haciendo, él había sido todo un caballero pero, en el amor nadie manda y todos sus sentimientos estaban desbordados.Todo lo que Brooke creía que se conocía a sí misma, cambió el día de su encuentro con Esteban en su oficina, ese día tuvo mucho más de él de lo que pensó que tendría, haciendo que su mundo se col
Brooke y Sonia parecían estar participando en un concurso de miradas porque, por varios segundos que parecieron interminables, ninguna de las dos apartó la mirada de encima de la otra. No les hacían falta las palabras para comunicarse que se odiaban a muerte y, sin duda se estaban retando, sobre todo después de las últimas palabras que Brooke le había dicho.—Me parece que después de la aparición que has hecho en las oficinas de mi familia tengo el derecho de venir aquí ante ti ¿no te parece? —le dijo Sonia.—No, no me parece porque en primer lugar, no son las oficinas de tu familia ya que la empresa pertenece a Esteban, es suya, la fundó él, por lo tanto, no es propiedad de su familia; en segundo lugar, lo equivalente a lo que yo hice sería que el propio Esteban viniera a verme, no tú y; en tercer lugar, yo fui a ver al jefe, en esta empresa yo no tengo voto, no soy parte de la administración, así que me parece que estás completamente fuera de lugar aquí, te recomiendo que te marches
—No, escúchame bien tú a mí, no te debo nada, ni a ti, ni a tu familia. Ya te lo dije, no soy la misma chica a la que pudiste correr de la casa de tu hijo, no soy la misma inocente a la que le jugaste lo más sucio que pudiste, no tienes absolutamente nada en contra mía y no pienso permitir que te salgas con la tuya nuevamente, eso tenlo por seguro. No te tuve miedo en aquel momento, y no lo tengo ahora. No te confundas, de la Brooke Mendez que conociste no queda ni ápice y no dudaré en jugar mis cartas antes de lo esperado porque, no pienses que después de todo lo que me hiciste y después de todo el tiempo que ha pasado, no tengo planes de destruirte, lo haré, solo quiero que cada cosa sea en el momento adecuado, pero, si debo, con gusto me adelantaré.Los ojos de Brooke comenzaron a brillar cuando la boca de Sonia se abrió de par en par y un ligero temblor en su barbilla se hizo perceptible. Su ex suegra pensó que sería capaz de manipularla como había hecho tiempo atrás pero, la vida
Cuando Brooke llegó a la mansión, los gemelos la recibieron dando gritos de euforia.—¡Mamá! Llegaste —dijo Mery viendo detrás de ella y notando la ausencia de su padre.— ¿Dónde está papá? Brooke miró su reloj, ya era hora de que él estuviera en casa. Si bien le extrañó que él no regresara a buscarla a la empresa, pensó que él estaría en la mansión esperándola. La ama de llaves se acercó para preguntarle Brooke si debía servir la mesa, ella le pidió esperar unos minutos. —Sólo unos minutos, Diana. Debe estar por llegar.—Como usted diga. —la ama de llaves se retiró y ella intentó llamarle, pero sus llamadas iban directo al buzón de voz.Mientras tanto, Massimo conducía de regreso a la ciudad, pasó llevando a Sol hasta su apartamento. Se despidió de ella con un tierno beso.—Descansa —ella sonrió y bajó del auto. Él aguardó a que entrara al edificio. Exhaló un suspiró y continuó rumbo a su casa. Mil pensamientos y emociones invaden a Massimo. Por un lado se sentía incómodo
La situación entre Brooke y Massimo estaba más tensa que nunca. A él le preocupaba que ella estuviera siéndole infiel pues, sabía muy bien que ella había estado enamorada de él pero, no quería confrontarla más por temor a perderla. Por su parte, Brooke era consciente de que mientras más le ocultara la verdad a Massimo, más daño le haría; mas, no estaba dispuesta a contarle todo su plan y perder la única oportunidad real que tenía después de tres años de recuperar a su hija, él mismo había tratado de disuadirla en varias ocasiones y Brooke no iba a esperar más tiempo, cada segundo que pasaba era un segundo perdido.Si toda esa situación con Massimo era suficiente para estresarla, también tenía el hecho de que Esteban no la había contactado desde que ella fue a su empresa. Brooke había pensado en llamarlo o aparecerse en sus oficinas de nuevo pero, eso le demostraría a él que estaba más que desesperada y no podía dar esa impresión, no si quería mantener su fachada, no le quedaba otra