Brooke entró a la habitación, estaba bastante desordenada. Era un espacio muy reducido, apenas podía moverse en medio de la cama, la pequeña mesa y el guardarropas.
Se sentó en la cama, se recostó pero no lograba sacar de su mente aquella escena, no podía dejar de pensar en lo que le había ocurrido minutos atrás. Aún sentía las manos repulsivas de Morris tocándola y sus labios besándola. Se frotó los labios como deseando borrar aquel sabor amargo de su boca, pasó con fuerza sus manos sobre sus muslos, quería arrancarse las huellas de su piel. Lloró hasta que el cansancio la venció y se quedó dormida.Despertó sobresaltada al escuchar las llaves, y la puerta abriéndose. Al ver que se trataba del taxista, sintió un alivio en su pecho.—¡Buenos días! ¿Cómo amaneció? —preguntó el hombre, colocando sobre la mesa y un par de vasos con café y una bolsa de papel.—Bien —respondió ella.—Traje algo para desayunar… —se quedó en silencio, no sabía el nombre de la chica así como ella, no sabía el suyo.—Brooke, me llamo Brooke.—Bonito nombre, Brooke. Yo soy Nacho, bueno Ignacio pero todos me llaman Nacho.—Un placer Nacho.—Vamos a desayunar, debes estar hambrienta.Ciertamente Brooke no había probado bocado desde la mañana anterior cuando tuvo que enfrentarse a la malvada Sonia. Después de aquel momento, tomó un taxi y terminó sentada en una plaza pensando en lo que debía hacer, esperando que, al Esteban ver que ella no estaba en la mansión, se dignara a buscarla, a darle la oportunidad de explicarse. Sabía que Sonia no perdería oportunidad de contarle a su hijo, una versión distinta de lo que pasó. Pero, por lo menos, esperaba que Esteban, la llamara y dudara de lo que su madre le había dicho, mas eso no ocurrió.—Sí, no he comido. Pero, tampoco tengo mucha hambre que se diga.—Eso se llama mal de amor, en mi pueblo. No hay nada más efectivo para quitar el hambre que estar enamorado o en desenamorado. —Ella sonrió, aquel señor era muy sabio en sus palabras.Brooke, se sentía realmente devastada, no tenía nada, lo había perdido todo por creer en el amor de un hombre que no parecía amarla tanto como ella pensó.Luego de desayunar, Brooke se levantó de la mesa. Miró por la ventana que daba a la calle.—¿A dónde irás ahora, criatura? —Nacho le preguntó.—A buscar un nuevo empleo. A seguir adelante, es lo que mi madre hubiese querido siempre.—Espero que tengas suerte.—Gracias Nacho —tomó sus manos entre las suyas y le sonrió— usted ha sido como un ángel para mí. —el hombre de ojos tristes, sonrió.—Sé lo que es estar en la calle y no tener a donde ir o donde dormir.Brooke se despidió de Nacho y salió de la pensión. El hombre miró desde la ventana a la chica, pensativa y sin saber qué rumbo tomar. Aunque estaba cansado de estar toda la noche sin dormir, sacó fuerzas de donde no tenía y salió a alcanzarla.—Espera Brooke —le dijo justo cuando ella iba a echarse a andar. La pelirrubia se volteó hacia él. — Ten, es mi número, cualquier cosa puedes llamarme. — por una extraña razón, el hombre de cincuenta años sentía un afecto paternal por aquella chica. Sacó de su bolsillo un billete y se lo entregó— No es mucho pero te servirá para algo.Brooke sintió un nudo en la garganta, se abalanzó hacia el hombre y besó su mejilla.—Gracias, Nacho. Dios le bendiga siempre.Aquel fue apenas un ápice de todo lo que se le venía encima a Brooke. Con el dinero que le dio Nacho, logró imprimir varios curriculum y se dedicó a entregarlos en distintos restaurantes y bares de la zona, mas por una inexplicable razón, solo recibía negativas de los gerentes. Apenas le preguntaban sobre las recomendaciones y ella, mencionaba el prestigioso bar, aguardaba un par de minutos y luego recibía un rotundo No. Ella no imaginaba que Morris se había encargado de pedirle a todos sus colegas que no la emplearan.Desesperada por aquella situación y doblegando su orgullo, decidió llamar a Esteban, solo él podía ayudarla. Ella lo amaba como nunca antes amó a ningún hombre, le entregó lo mejor de sí. Escuchó el sonido un par de veces, finalmente oyó su voz.—No vuelvas a llamarme. Eres una m*****a zorra, Brooke.Antes de ella responder, ya él había finalizado la llamada y con ello, las esperanzas de Brooke de volver a su lado. Angustiada, terminó llamando a Nacho, quien sin dudarlo fue por ella. Por segunda vez le ofreció su habitación para que se quedara esa noche.—Gracias, Nacho. No sé qué haría sin tu ayuda.—Puedes quedarte el tiempo que desees a dormir, no puedo ofrecerte más.—Ya es mucho lo que haces por mí. Te prometo que voy a conseguir pronto un empleo y te devolveré todo lo que me has dado.—No te estoy ayudando para que me debas nada, Brooke. Lo hago porque me nace hacerlo. —La pelirrubia se dispuso a levantarse de la cama y sintió un mareo.Al verla palidecer, Ignacio la sujetó del brazo y la ayudó a sentarse.—¿Qué tienes muchacha? —preguntó nervioso.—Nada, es un mareo. No he comido, debe ser eso.—Voy a comprar algo para traerte y cenar antes de irme a trabajar.Aunque Brooke estaba apenada por todo lo que estaba haciendo Nacho por ella, no tenía a quien más recurrir. Después de cenar, Nacho se marchó y ella se recostó, estaba exhausta, le dolían los pies y le dolía el alma. Nuevamente sintió que el mundo le daba vueltas ¿por qué seguía sintiéndose débil si ya había comido? Se quedó pensativa, y como una señal del destino, frente a ella, colgado en la pared vio el almanaque. Al notar la fecha se percató que tenía un retraso de una semana, su menstruación no había llegado y eso le produjo un caos mental y emocional, ya que nunca había tenido problemas con su período. Solo eso le faltaba para terminar de derrumbarse, solo eso…Ella le pidió a toda fuerza sobrenatural que conocía que la ayudara, lo que se imaginaba no podía ser posible, no en ese justo momento de vida, definitivamente no se esperaba algo así y mucho menos estaba preparada. Comenzó a hacer cálculos en su cabeza y a juntar toda la información, las náuseas que había estado teniendo hacía unos días, el mareo que recién había experimentado esa misma mañana, el atraso en su período, el viaje que había dado con Esteban hacía solo un mes en el que habían desbordado todo su amor, todo, absolutamente todo coincidía.Brooke no podía quedarse con la duda, no podía permitirse vivir a base de suposiciones hasta que su barriga creciera o no, eso era un lujo que no podía permitirse, necesitaba organizarse a la perfección así que, sin pensarlo dos veces, tomó el poco dinero que le quedaba del que Nacho le había facilitado y salió rápidamente hacia una farmacia a comprar una prueba de embarazo.“Por favor da negativo. Por favor que no salgan dos líneas” su
Esa misma noche Nacho salió de la pensión para iniciar con su trabajo como usualmente hacía. Estaba preocupado, no podía sacarse de la cabeza a la pobre chica que había dejado durmiendo en su propia cama. A él le costaba sustentarse a sí mismo, no había forma humana posible en la que pudiera sustentarla a ella por más que lo deseara, pero tampoco tenía el corazón tan fuerte para decirle que se marchara de ahí y dejarla desamparada. Sentimientos encontrados se debatían dentro de aquel hombre.Al llegar en la tarde después de todo un día de trabajo, se la había encontrado en posición fetal acostada en la cama llorando de forma desconsolada porque no tenía a nadie a quien acudir. Aunque Brooke no se atrevió a contarle a Nacho la otra parte de su verdad, en su propio criterio, Esteban Robinson era un gran imbécil que no había sabido valorar al ser maravilloso que era Brooke. Mas también pensó que la mayoría de las personas adineradas que él había conocido, eran cretinos, prepotentes o to
A las primeras luces de la mañana siguiente, Brooke se levantó con las mejores energías que podía tener, preparó un poco de café que estuvo listo justo cuando Nacho fue a desayunar, era lo menos que podía hacer por él para devolverle todo lo que él estaba haciendo por ella.—Estás de muy buenas esta mañana —destacó Nacho quien no la había visto sonreír desde que la conoció.—Sí, tengo muy buen presentimiento sobre el día de hoy. Llamaré a ese señor y estoy segura de que conseguiré el trabajo. Por primera vez desde que mi mundo se puso de cabeza siento que puedo salir de esta y este será solo el comienzo, me esforzaré y me convertiré en mi mejor versión, te prometo que cuando eso pase, te llevaré conmigo a todos lados. Eres la mejor persona que he conocido en mi vida —dijo recordando a su madre, ella sí que era un ángel pero no quería que Nacho comenzara a preguntarle sobre ella, ese no era un día en el que se permitiría tristeza alguna.—Ahora no tienes que preocuparte por eso, viv
La vida de Brooke comenzaba a cambiar y con ello, volvía a sentirse fuerte, llena de valor y segura de poder mantener a su bebé sin tener que mendigar absolutamente nada a Esteban Robinson. En tanto, ella continuaba en la pensión donde Nacho le dio albergue, por la mañana salía para su empleo y en las noches regresaba, en ocasiones se topaba con Nacho cuando este iba a saliendo a trabajar en su taxi. Podía notar que al salir, algunos de los vecinos de la pensión murmuraban sobre la relación de ella con aquel hombre mayor, pero ella no quiso prestarle atención a sus comentarios, sabía quién era ella y también sabía de la nobleza de aquel hombre. ¿Pero, por qué en ocasiones, Ignacio se veía tan triste? ¿Qué era eso que llenaba su corazón de tristeza? Llegó a la mansión como de costumbre, se sorprendió cuando la Ama de llaves la recibió con un pago adelantado.—¿Esto qué es? —preguntó con asombro.—El Sr Costello me pidió que te lo haga llegar. Dice estar muy satisfecho con tu t
Esteban seguía con la cabeza llena de interrogantes, ¿Cómo podría ser su hija, aquella bebé? Y en caso tal de ser cierto ¿Quién era su madre? ¿Por qué la dejó allí abandonada? A pesar de sus dudas e interrogantes, lo único que importaba en ese momento era saber si era su hija realmente. Le pidió a su chofer que preparara el auto para ir hasta la clínica. Mientras él aguardaba por el coche, Gerardo va hasta la cocina, está algo nervioso con aquella extraña situación. —¿Qué tienes Gerardo? Traes una cara. —comenta Sandra.—Nada, es que acaban de dejar a una niña en una cesta y dicen que es hija del Sr Robinson. —¿Cómo dices? —pregunta con estupor. Ella más que nadie sabía que Esteban tendría un hijo con Brooke. —Sí, eso lo que oyes, es una criatura hermosa, la verdad me enternece. —¿Y dónde está? —insiste en saber. —La tiene el Sr Robinson. Creo que la llevará a hacerle un examen de paternidad.—¿Cómo? —pregunta un tanto nerviosa. Debía informarle a la mujer para la que había trab
Una vez terminado los análisis, Esteban fue de regreso hacia su hogar con la bebé en brazos a pesar de toda la insistencia de su madre para que no lo hiciera. Por mucho que intentara pensarlo, no se imaginaba dejando a esa inocente criaturita sola en un hogar de acogida, abandonada a su suerte por segunda vez, no, se negaba a ser ese tipo de padre. Ya la propia madre había tenido que dejarla, algo por lo que él ya se culpaba, no iba a cagarla de nuevo, no esta vez.Los días pasaron y él se esforzó en gran medida por hacer todo a su alcance por la niña. Acomodó su propia habitación con una cunita, con juguetes, acolchonó el suelo, a pesar de la niñera que había contratado, él intentaba hacer la mayoría de las cosas por sí mismo. Quería criar a Hope, quería que ella sintiera su calor, su afecto, ella necesitaba saber que él era su padre. Si de él dependía, esa bebé jamás descubriría lo que se siente estar solo en el mundo, siempre lo tendría a él.Unas semanas después, un co
Cuando Brooke nació, estuvo rodeada de riquezas, ostentación y lujos, su padre era un hombre poderoso en el mundo empresarial. Tenía una gran mansión y dinero, por ello cuando conoció a Simone, la madre de Brooke, no fue difícil envolverla en sus encantos. —¿Te quieres casar conmigo? —le preguntó Ignacio, a plena luz de las velas en el más prestigioso restaurante francés “Four Season de París”. Fue inevitable rechazar aquella propuesta cuando Simone se sentía la doncella del cuento de hadas. Simone Barnie, era una hermosa rubia de origen francés pero de una clase social muy pobre. Mas Ignacio Mendez quedó impactado con la belleza inusual de la rubia, la tarde que ella lo atendió en la cafetería donde trabajaba como mesera. Una hermosa historia de amor, de esas que cualquier chica de su edad, desearía protagonizar.Se casaron y a los dos meses, ella quedó embarazada. Sin embargo, había algo que ella no imaginaba y era que su príncipe era un ludopata, un hombre con u
Al notar la tardanza, Nacho se preocupó viendo que Brooke no llegaba. Decidió dar una vuelta por la mansión de Massimo Costello. Aguardó unos minutos afuera hasta que vio al chofer saliendo de la mansión por la puerta trasera. Decidió bajar y preguntarle.—Buenas noche amigo —dijo en tono amable, el joven lo miró con mala cara. —¿Qué quiere? —preguntó en tono despectivo. —Sólo quería saber si Brooke, la nueva empleada está aún aquí. —No, hace ya un buen rato que se marchó y por lo que escuché no creo que regrese. Parece que se estaba acostando con el jefe —murmuró. Aquellas palabras despertaron en Nacho, una rabia oncontenible. Tomó del cuello de la camisa al joven, quien lo empujó con fuerza haciendo que el hombre cayera al suelo. En ese preciso momento, Massimo observó la situación desde la ventana de la sala principal y salió al ver lo que ocurría. Vio como el joven sostenía a Nacho en el piso, justo cuando este se disponía a golpearlo, escuchó la voz de su patrón:—¡De