[Lilian Caballero]
Elegimos un restaurante cerca del edificio donde se encontraba Grupo Rocamonte. El lugar se llamaba “Los adobes” su especialidad, cortes de carne al grill. Era un restaurante de ambiente cálido, tenía una terraza en la cuál a la distancia se podía observar gran parte de la ciudad y como no, si su ubicación estaba en el último piso de una de las plazas exclusivas y más populares de San Pedro.
Enseguida nos pasaron a una mesa con la mejor vista que tenían.
—¿Vienes aquí seguido? —le pregunte ya que el mesero lo llamo “Sr. Abad” cuando entramos al restaurante.
—Si, el lugar es muy cómodo y tranquilo, además cocinan delicioso, sé que te gustará – me asegura.
Un mesero nos muestra el menú, como es la primera vez que vengo a este restaurante le pido a Roberto que ordene por mí, él lo hace gustoso, a los hombres les encanta hacer eso, creo que sienten que ese pequeño acto les aumenta el ego o la hombría. El mesero se retira y trae consigo dos copas de vino tinto cortesía de la casa.
Roberto se pone de pie y toma el cuello de la copa con sus dedos.
—Ven, te encantara la vista, desde este punto se puede observar el edificio del hospital – dice mientras camina para contemplar mejor el panorama.
Me pongo de pie y doy unos pasos hasta la protección de cristal del límite del edificio.
Es verdad, con facilidad logro distinguir el edificio del hospital de papá.
—Me gusta esta vista —suelto con una sonrisa en el rostro.
—A mí también —espeta él, pero mirándome fijamente, siento su mano en mi espalda y después baja poco a poco hasta llegar a la altura de mi cintura, su mirada se ha oscurecido y la tensión entre los dos es demasiada, algo de mi quiere salir huyendo por que se supone que esta es una comida de negocios, pero otra parte de mi desea estar cerca de él.
Lo miro a los ojos fijamente.
—Lily, ¿has olvidado ya a Miguel Flores? —abro los ojos atónita. Miguel es mi ex novio, el que me rompió el corazón al irse a estudiar una especialidad a Alemania, estaba dispuesta a que mantuviéramos una relación a distancia, pero el decidido que lo mejor era terminar. Cuando Roberto y yo tuvimos sexo había pasado poco tiempo de la ruptura con Miguel, yo no me encontraba en mi mejor momento, por eso es que rechacé las invitaciones de él para salir. Pero ahora, después de casi dos años mi corazón ya se había hecho a la idea de que un futuro próximo con Miguel era imposible—Lily —Roberto repite sacándome de mis pensamientos.
—Ya lo he superado – afirmo con seguridad.
Estoy apoyada de espalda al barandal de cristal del restaurante Roberto frente a mí, ahora no me mira, tiene la mirada fija hacía el horizonte, bebe de su copa un enorme sorbo, después, voltea hacía mi ladeando un poco la cabeza. Mi corazón comienza a palpitar fuertemente, continua con su mano en mi cintura, pero ahora me atrae hacía él. De mi temor a las alturas en este momento ni me acuerdo.
—Lily, desde esa noche no he podido dejar de pensar en ti, en tus labios, no sabes cuanto deseo un beso tuyo ahora mismo —abro más los ojos, pone su mano en mi cuello y con su pulgar delinea el contorno de mis labios. Ahora mismo las personas a nuestro alrededor no existen, en la pequeña burbuja de mi mente solo estamos él y yo. La verdad es que yo también he pensado en él.
Roberto y yo nos besamos, un beso lento pero apasionado de esos que reviven el alma. Nos cuesta separarnos. Quiero más de él, pero de pronto la imagen de su rubia novia invade mi mente.
—¿Aún sigues con Andrea? —le pregunto sin rodeos.
—Si —dice sin algún atisbo de vergüenza.
Intento alejarme de él, pero me cierra el paso con su brazo. No me deja.
—Lily, mi relación con Andy no es formal, es algo complicado de explicar, yo le doy cosas que quiere y ella me da igual manera lo que requiero – me dice casi despreocupado.
Frunzo el ceño.
—¿Qué cosas le das tú? – le cuestiono.
Él me mira. Tuerce la boca.
—Dinero — responde secamente, sabía que esa mujer era una interesada.
—¿Y ella que es lo que te da? – no puedo ni quiero evitar preguntar.
—Sexo a veces—su manera de ser sincero me provoca bochorno, es algo muy incómodo. Ella debe complacerlo muy bien porque de otro modo como se explica que han durado un año en esa relación.
Comienzo a enfadarme, sé que no tengo derecho y ni si quiera sé porque me siento así.
—Si ella te da buen sexo, ¿entonces por qué buscas los besos de otra mujer? – le pregunto deseando saber la respuesta.
Intento alejarme, pero él no coopera.
—El año pasado mi padre estuvo insistiendo tanto en que yo buscara una pareja estable, soy el director de Grupo Rocamonte una empresa familiar, como tal, debo tener esa imagen y es lo que Andrea me ofrece, la imagen de una novia perfecta, nuestra relación ni si quiera es real, sólo estoy con ella para tener a mi padre contento – admite con aparente sinceridad.
Sonrío de manera irónica dándome cuenta del tipo de hombre que Roberto es, él no el hombre que quiero en mi vida, me siento decepcionada.
—Sabes que, creo que esta salida ha sido un error, adiós Roberto – le digo bastante molesta.
Lo empujo y me doy cuenta que hay personas que nos están viendo desde sus mesas, salgo lo más rápido que puedo del restaurante sin mirar atrás. Soy una tonta, me repito en mis adentros, por un momento pensé que Roberto ya no estaba con Andrea por la manera en que me beso. No estoy dispuesta a volver a ilusionarme por hombres que no valen la pena. Durante el trayecto a mi departamento, me trato de convencer de que el amor es un asco y es mejor estar sola, así no me preocupo por nada ni por nadie, me gusta la soledad, soy una chica solitaria, no necesito a nadie para ser feliz.
Llego a mi departamento. Siento seca mi garganta, lleno un vaso con agua y me dejo caer en el sofá. Miro a la pared fijamente. Mi móvil suena y es un mensaje de texto de mi padre.
[4:50 p. m., 07/08/2021] Papá: Hola hija, ¿ya le entregaste los documentos de las acciones a Roberto?
¿Por qué me viene a preguntar sobre él justo ahora? Tomo agua, pongo el vaso en la mesita de centro y le contesto.
[4:51 p. m., 07/08/2021] Lily: Si, ya.
La verdad es que no me siento con el humor para platicar con alguien, menos de trabajo y mucho menos de Roberto, estoy enfadada con él, pero más conmigo por comportarme como una niñata ingenua como si fuera una inexperta a mis 28 años.
[4:53 p. m., 07/08/2021] Papá: Podrías avisarle que mañana tenemos una reunión de accionistas en el hospital a las 5:00 p.m. tenemos que tratar un asunto importante.
Me acomodo en el asiento, ¿qué asunto tratarán en esa reunión?, yo he asistido todas las juntas en nombre de Roberto desde que inauguramos el hospital de mi padre, pensé que todo estaba bien. Pero es algo que ya no me corresponde saber, ya que ahora él es el accionista.
Resoplo. ¿y si piensa que es un pretexto para escribirle? No quiero que piense que estoy buscando un pretexto para hablarle.
[4:57 p. m., 07/08/2021] Lily: Mi padre me acaba de comunicar que hay una junta de accionistas mañana a las 5:00 p.m. en el hospital, te espera puntual.
Envío, releo el mensaje, es formal y seco, quedo satisfecha.
[4:57 p. m., 07/08/2021] Roberto: Ok.
¿Ok? Que significa eso, ¿Qué si irá? Lo más probable es que se haya enojado porque me fui del restaurante. Al menos ahora que le he cedido sus acciones ya no tendré que volver a verle la cara.
[Roberto Abad Rocamonte]
Después de que Lily me dejo solo en el restaurante, también me fui. Se me había quitado el apetito. Cometí el error de decirle que Andrea me daba sexo y una buena relación a cambio de dinero, pensó que soy el peor tipo del mundo. Creo que eso ya lo pensaba desde antes. Quise infundir algo de celos. Anteriormente ella me había rechazado varias veces, ese tipo de cosas un hombre no las olvida tan fácilmente.
Me detengo en un semáforo, estoy conduciendo en dirección al departamento de Andrea. Veo un nuevo mensaje en mi móvil, es un mensaje de texto de Lily, lo abro por inercia. Cuando lo leo, me molesto aún más por la frialdad en que lo escribió, le contesto con un ok y aviento el celular al asiento del copiloto.
Acelero de golpe en cuanto cambia a verde. Verla de nuevo removió en mí una mezcla de sentimientos, había olvidado el sabor exquisito de sus besos, la reacción que tiene mi cuerpo cuando ella está cerca. Pero lo que más me gusta de esa mujer, es que no me mira como lo hacen los demás. En mi familia todos me ven siempre con desconfianza, con cautela. De alguna manera, me siento cómodo de que tomen su distancia conmigo porque así, nos dejamos de sentimentalismos. Pero con Lily es diferente, ella me mira de manera tierna. Si no fuera porque Arturo me advirtió que no me le acercara ahora mismo estuviera pensando en la manera de relacionarme con ella.
Recuerdo muy bien que hace un año, mi hermano me pidió que no se me ocurriera acercarme a Lily porque ella estaba saliendo de una relación cuya ruptura la dejo muy dolida. En ese momento no estaba para andar reparando corazones de una mujer herida y rota, por lo que dejé todo hasta ahí, ella era una mujer atractiva que me llamaba mucho la atención, pero podía vivir con eso, sin necesitar más de ella. Luego, tuvimos aquella noche en que compartimos intimidad, yo sabía que ella estaba despechada y había bebido, pero quien era yo para no satisfacer sus necesidades de placer. Al día siguiente ella se despertó, dijo que la noche anterior había sido una equivocación que si hubiera estado sobria nunca se hubiera acostado conmigo, sus palabras golpearon directo a mi ego, estaba enfadado por lo que no volví a llamarla. En ese entonces, mi padre estaba muy insistente en que buscará una relación formal con una buena mujer, según él, ya era hora de que sentará cabeza, prometió que me daría un veinte por ciento más en las acciones si hacía lo que me estaba pidiendo así que cuando conocí a Andrea se lo planteé y ella gustosa acepto ser mi novia a cambio de una generosa remuneración mensual. Ahora el cincuenta por ciento de las acciones en Grupo Rocamonte es mío. Pero necesito encontrar la manera de quedarme con el otro cincuenta por ciento. Sé que mi padre planea heredárselo a mi hermano, pero él ya tiene su empresa, es justo que Grupo Rocamonte sea mío.
[Roberto Abad Rocamonte]Utilicé mi llave para entrar al departamento de Andrea. Cuando abrí la puerta ella estaba preparándose para salir.—Roberto, ¿Qué haces aquí? —preguntó casi pasmada.—¿Vas de salida? —le pregunto pensando en que ella por las tardes no trabaja.—Bueno, es que no sabía que vendrías, siempre avisas antes, quede con unas amigas, ¿a qué se debe esta sorpresa? —Andrea me mira entrecerrando los ojos.Noto como sonríe nerviosa, frunzo el ceño al momento en que camino me quito el saco, me aflojo la corbata y me siento en uno de los sofás a mis anchas. Recargo mi brazo en el respaldo.Sonrío con sorna.—Ibas a salir con tus amigas… quiero un trago – digo con cierta arrogancia.—¿Qué? —pregunta como si no me hubiera escuchad
[Lilian Caballero]Antes de salir al trabajo mi mañana estuvo caótica. Se me hizo tarde, me quede hasta altas horas de la noche mirando las redes sociales. Mi foto del beso con Roberto ya estaba circulando por todos lados, seguro hoy aparecía en el periódico. Me hervía la bilis que en una nota me hubieran puesto como la chica que se abalanzo sobre Roberto Abad. ¿En qué momento paso eso? Él fue quien me beso no yo a él. A mí no me importaba lo que los medios amarillistas pudieran decir sobre mí, pero si me preocupaba que pensaran mis amigos y mi familia sobre eso. De hecho, Ana ayer me habló por teléfono preguntándome de que se había perdido, porque no le había contado que tenía una relación con su cuñado. Sólo le dije que entre él y yo no existía nada, que en el hospital le platicaba. Lo que tenía planeado hacer es es
[Roberto Abad]Ver a Lily me removió por dentro, pero a la vez me molesto la manera en que ignoro mi presencia hace un momento. La foto de nuestro beso circulaba por todo internet en el estado y ella como si nada. O no le importaba o era una mujer muy fuerte.Después de que ella se fue a toda prisa de donde estábamos, me despedí de mi hermano y mi cuñada.—¿Qué haces aquí Andrea? ¿A que viniste? —le pregunto aniquilándola con la mirada una vez que llegamos al estacionamiento del hospital y me aseguro que nadie nos está viendo.—Vine a hablar con la doctora, quería escuchar su versión del asunto del beso y ¿sabes que fue lo que me dijo? – me dice con cierta malicia.Arqueo una ceja.—Que el beso de ustedes ha sido un error, que tú querido, no le interesas para nada —espeta con gran satisfacción en
[Lilian Caballero]Cuando llego a casa me recuesto sobre mi cama, estoy exhausta. Me desvisto poco a poco, me quito los aretes y los dejo en el joyero que me regalo Miguel en mi cumpleaños. Lo recuerdo aún con cariño, no sé si aún sienta algo por él, tal vez sólo es nostalgia, realmente no lo sé, hace ya dos años que se fue. Me meto a la ducha. Cuando salgo, me pongo mi camisón de seda para dormir. Termino de secarme el cabello y voy a la cocina para llenar mi jarra con agua, me gusta tener siempre agua junto a la cama ya que por las noches a veces me da sed por el calor del clima de San Pedro.En eso, escucho el timbre de la puerta sonar, voy hacia allá, miro por el visor, es Roberto. Mi mente comienza a preguntarse qué hace aquí, suena el timbre de nuevo. Dudo si abrir o no.—¿Qué quieres Roberto? —espeto desde este lado de la puerta.&md
[Lilian Caballero]Los días siguientes se vuelven muy ocupados, agradezco no tener el tiempo para detenerme a pensar en Roberto Abad. Primero, mi padre organizo una reunión con todos los empleados del hospital anunciándoles el nuevo cambio, brindamos por una nueva etapa en el hospital y todos aplaudieron cuando se hizo la mención oficial. Sólo tuve tres días de capacitación por parte de mi papá, eran demasiadas gestiones las que se tenían que hacer, de cada cosa que mencionaba tomaba apuntes para no olvidarlo. Al cuarto día me mude a mi nueva oficina, por lo pronto, ya no atendería a pacientes, me dedicaría sólo a la dirección del hospital.—Los voy a extrañar tanto —se me forma un enorme nudo en la garganta involuntario, escuchamos como anuncian su vuelo con destino a Madrid su primera parada, los abrazo con todas mis fuerzas.—Tambié
[Lilian Caballero]Agende mi descanso para el día de la fiesta, ese día me levante con pesadez, no tenía ánimos de nada. Me quede acostada viendo el vestido que había comprado para la ocasión y estaba colgado de un gancho en la pared. Un día antes hable con mis padres por teléfono me dio mucho gusto saber que estaban felices y que estos días se la han pasado increíble de viaje. Mi padre me pidió que por favor asistiera a la fiesta cuando le confesé que no tenía intención de ir por obvias razones. Pero papá insistió dijo que tenía que hacerlo porque ahora yo representaba a todos los empleados del hospital, lo correcto era que Roberto sintiera ese apoyo por ser socio del mismo.Ya era mediodía, aún estaba en cama. Sólo me había levantado para tomar agua porque mi jarra ya no tenía. Apenas abrí mis redes sociales
[Roberto Abad]La noche anterior durante la fiesta de compromiso Lily no apareció, la busqué con la mirada, pero no la vi. No podía preguntarle a mi cuñada si sabía por qué no había asistido, me maldeciría en la cara. Le había enviado la invitación a su oficina con destinatario para el director del hospital así aseguraba su asistencia. Pero no, nunca apareció y eso me tenía inquieto. Quería darle celos, regresarle todas las veces que me ha rechazado, porque yo sé que siente algo por mí, pero lo niega, no soy el hombre más bueno del mundo, en eso tiene un punto a favor al no quererme en su vida, pero, ¿qué se hace cuando el sentimiento entre nosotros es así de fuerte? Caminaba de un lado al otro en mi habitación, no podía ser tan débil e ir a buscarla. Ahora estaba comprometido con Andrea no podía echarme para a
[Roberto Abad]—Respecto a nosotros Lily, como te lo dije antes no me voy a casar me he dado cuenta que el compromiso fue un error, cuando me llamaste por la mañana, estaba en tu departamento fui a buscarte por que llame varias veces a tu celular, pero no me contestabas entonces me preocupe fue cuando entendí que ya no puedo estar sin saber de ti, no sé cómo, pero haré lo que sea necesario para que me aceptes a tu lado.Un brillo extraño apareció en sus ojos. Se puso de pie y se paró frente a mí.—Si Andrea no es tu felicidad no te cases con ella, si crees que yo soy tu felicidad entonces probemos, no puedo prometerte amor por que si somos realistas apenas nos conocemos, lo único que sé, es que mientras tú estabas comprometiéndote con ella mi corazón se lamentaba el no poder ser yo quien estuviera en su lugar – me dijo mirándome fijamente.