[Roberto Abad]
Dicen que el sexo matutino es uno de los mejores placeres de la vida y lo he comprobado. Observo con satisfacción la espalda de mi bella prometida. Con mi dedo índice recorro desde su hombro hasta la parte baja de la espalda que cubre la sábana que esta tapando su trasero. Ella se remueve aún con los ojos entrecerrados, al parecer el roce de mis dedos a su piel le hace cosquillas, sonrío, ella me hace sentir demasiada ternura, desde que vivimos juntos mis días son felicidad pura, Lili me hace sentir tan amado. Ella es tierna, juguetona, divertida y hermosa. Me vuelve loco sus mimos y caricias, sus manías. Acerco mi boca a su hombro y mordisqueo levemente.
—¡Oye! —grita como si la mordida hubiera sido fuerte, yo suelto una risa —¡Estoy tratando de dormir cinco minutos más! —suaviza su voz soñolienta. Hunde su rostro a la almohada mientras rodeo su pequeño cuerpo con el mío.
—Mi amor, pero si falta ya una hora para que entres a trabajar —acaricio
Espero este mini especial de navidad te encante como la historia, mil gracias por leerme...
[Lilian Caballero] Ya era hora de mi salida en el hospital, pero antes de tomar mi bolsa para salir a casa estaba pensando en llamar a Roberto, así si aún estaba en casa de sus padres podría ir a allá y quedarnos a cenar con ellos. O hacer algo juntos ya que estos últimos días había estado muy ocupado con un caso que dijo se le estaba complicando, pero no me dio más detalles. Si hoy descansó tal vez sería buena idea aprovechar el día al máximo pasando un rato agradable juntos como una cita de novios. Pensar en mi prometido siempre me dibujaba una sonrisa en el rostro. Ya teníamos un año viviendo juntos incluyendo los meses que estuvimos en Suiza y para nada me arrepiento de haber huido con él. Ese tiempo le sirvió para reflexionar sobre su vida sobre lo bueno y lo malo que le ha ocurrido, sobre por lo que si vale la pena luchar y por lo que no. Roberto ha madurado su carácter ya no es el mismo de antes y nuestra relación nunca ha estado mejor que ahora. Tomo mi móvil
[Lilian Caballero]Yo sólo quería una navidad feliz y tranquila a lado de la persona que amo. Sería nuestra primera navidad junto a toda nuestra familia.Roberto lucía tan apacible en la cama, aún no despertaba y eso me mantenía inquieta. No había podido conciliar el sueño, el sillón para descanso de familiares era demasiado incómodo, estuve pensando seriamente en presentarle la sugerencia a mi padre sobre poner sofá cama en lugar de un sofá normal. Eso y la preocupación, no me dejaron dormir así que mejor decidí sentarme en la silla a su lado. Miré mi reloj, eran las cinco de la mañana ya casi amanecía. Oculte mi rostro entre los brazos que apoye en el colchón de la cama de hospital, exhalé. Cerré los ojos. Me quede dormida en esa posición, no se cuánto tiempo paso. Lo que me despertó fue una caricia en
[Lilian Caballero]Muy temprano en la mañana hubo mucho movimiento en la habitación de Roberto. Hoy era el día del juicio del tal Manfred Newman. Agentes de la policía hablaron con mi prometido sobre como ocurrieron las cosas y rindió su declaración oficial donde lo hace responsable del accidente que se cometió. Al mismo tiempo los agentes ya habían concluido su investigación declarando que el accidente del choque fue provocado ya que alguien manipuló los frenos del auto.Arturo estuvo acompañándonos durante la mañana y veríamos el juicio en modo online. Roberto declararía su versión de los hechos por medio de videollamada. Mientras eso sucedía decidí darme una vuelta por el hospital. Esperaba que a su bufete le fuera bien en este caso, si no, no estaría tranquila de que ese señor Newman anduviera suelto por ahí siendo un as
[Roberto Abad]Era la mañana del veinticuatro de diciembre. Lily ya había hablado con mis padres y ellos estaban ahora conmigo en el hospital.—Papa siento que te hayas enterado hasta que todo ya paso, pero no queríamos preocuparlos.—Lo entendemos hijo —responde mamá abrazándome —¿Cómo te sientes?—Me siento mejor, ya puedo sentarme en la cama, solo algunas molestias cuando me muevo de repente, pero nada grave, Lily dice que traeré el inmovilizador de tobillo por un mes.Papá asiente.—Gracias al cielo que no te paso algo grave.Pone su mano en mi hombro.—No te preocupes papá, estoy bien, ¿pueden hacerme un favor? —mis padres asienten —quiero salir del hospital, Lily esta decidida a que me quedé aquí unos días más, pero es que me siento mal al ver lo ilusionada que esta
[Lilian Caballero]—Te ves hermosa.Sonrío, siento como mis mejillas se sonrojan al perderme en lamirada de esos ojos color negro aceituna que me desnudan con lamirada.—Tu elegiste mi atuendo, ¿recuerdas? —mi novio sonríe consatisfacción, recorre mi cuerpo con su vista de arriba abajo despuéstoma mi mano y la besa.Le correspondo con un beso en los labios.—Ya debemos irnos o se nos hará tarde.Rodeo la silla de ruedas, empujo la silla de ruedas hacia el exteriorde nuestra habitación.—Esta silla es eléctrica, mi amor —me recuerda Roberto, sonrío untanto traviesa.—Eso ya lo sé —le susurro —pero se me hace algo tierno ser yoquien la dirija, no todos los días se puede ver al abogado RobertoAbad en silla de ruedas, necesitando ayuda de los demás.Roberto suelta una carcajada.—Entonces aprovecha ahora que me tienes a tu merced.(…)Entramos a la casa con ayuda de Sam, todo en su interior se veíadecorado de manera tan elegante. En el recibidor nos dio labienvenida un adorable S
El día que la vi por primera vez fue aquella navidad de hace diez años. Mi hermano Arturo la presento como su novia. Su sonrisa era hermosa, sus ojos marrones, los más lindos que jamás había visto en mi vida, su cabello dorado caía como una cascada sobre su espalda, llevaba puesto en la cabeza un listón color rojo que hacía juego con un vestido del mismo color. En el momento en que nuestras miradas se cruzaron sentí destellos eléctricos recorrer todo mi cuerpo, ella sintió lo mismo, después me lo hizo saber. Se acercó para saludarme, le sonreí como un bobo. —Hola, mi nombre es Clara Arango —dijo esbozando una sonrisa pícara, jamás podré olvidar esos ojos llenos de brillo, la mirada coqueta que me dirigía. —Roberto Abad, mucho gusto… Señorita —la miraba fijamente, no podía dejar de hacerlo, me había enamorado de la novia de mi hermano. Fuimos amigos, nos llevábamos increíblemente bien. La amaba en silencio, por respeto a mi hermano y, tambien, por el m
[Lilian Caballero]Elegimos un restaurante cerca del edificio donde se encontraba Grupo Rocamonte. El lugar se llamaba “Los adobes” su especialidad, cortes de carne al grill. Era un restaurante de ambiente cálido, tenía una terraza en la cuál a la distancia se podía observar gran parte de la ciudad y como no, si su ubicación estaba en el último piso de una de las plazas exclusivas y más populares de San Pedro.Enseguida nos pasaron a una mesa con la mejor vista que tenían.—¿Vienes aquí seguido? —le pregunte ya que el mesero lo llamo “Sr. Abad” cuando entramos al restaurante.—Si, el lugar es muy cómodo y tranquilo, además cocinan delicioso, sé que te gustará – me asegura.Un mesero nos muestra el menú, como es la primera vez que vengo a este restaurante le pido a Roberto que ordene por mí,
[Roberto Abad Rocamonte]Utilicé mi llave para entrar al departamento de Andrea. Cuando abrí la puerta ella estaba preparándose para salir.—Roberto, ¿Qué haces aquí? —preguntó casi pasmada.—¿Vas de salida? —le pregunto pensando en que ella por las tardes no trabaja.—Bueno, es que no sabía que vendrías, siempre avisas antes, quede con unas amigas, ¿a qué se debe esta sorpresa? —Andrea me mira entrecerrando los ojos.Noto como sonríe nerviosa, frunzo el ceño al momento en que camino me quito el saco, me aflojo la corbata y me siento en uno de los sofás a mis anchas. Recargo mi brazo en el respaldo.Sonrío con sorna.—Ibas a salir con tus amigas… quiero un trago – digo con cierta arrogancia.—¿Qué? —pregunta como si no me hubiera escuchad