Victoria después de beber el último cóctel, regresa a la suite donde está su tío profundamente dormido. Ella le despierta y le dice con palabras fingidas lo que acaba de suceder:— ¡Tío Néstor!, ¡Tío Néstor! mientras pagaba la cuenta en la barra del bar, perdí de vista a Sarita. Pensé que se había regresado a la suite, pero solo te encuentro a ti.— ¡Dios mío! ¿Sarita no está en su habitación? Él mantiene el labio superior tenso al controlar sus sentimientos.—No está en su dormitorio, es mejor salir a buscarla con los guardaespaldas. El rostro de Victoria expresa una intensa preocupación, pero solo es apariencia.El doctor Néstor llama enseguida a sus guardaespaldas y a la policía para buscarla de manera inmediata; su rostro palidece y su mirada muestra angustia y desesperación.En ese mismo instante, aquellos hombres del bar transportan a Sara dormida en su coche para llevarla al hotel donde se alojan. Uno de ellos empieza a besarla y a quitarle la ropa poco a poco.—Jorge, ¡esta mu
—Hija mía, Sarita, ¿qué te ha sucedido? ¿Estás bien, mi amor? —le dice su padre con voz baja, debido a su profunda preocupación.—No entiendo, papá, lo que sucedió; lo único que recuerdo es que estaba en el bar con Victoria y dos chicos a los que conocimos. —Sus ojos son incomprensivos, planos y vacíos—Tranquila, mi amor, no te esfuerces, es mejor que descanses y que hablemos con calma cuando estés bien. Le sonríe, le sostiene la mejilla y la acaricia lentamente.Tras la conversación, Sara se queda dormida. En ese mismo instante, Victoria entra en la sala de emergencias mostrando su fingida preocupación.—Tío Néstor, ¿cómo está Sara? ¿Está mejor? Estoy preocupada por su estado de salud, está muy demacrada.—Acaba de dormirse, el doctor me indicó que debe reposar al menos un día hasta que se recupere por completo. —le contesta con la mirada triste y angustiosa.— ¿El doctor tiene un diagnóstico de lo que le sucedió? —Victoria trata de disimular lo nerviosa que está.—Aún no ha dicho
—Hija mía, Sarita, ¿qué te ha sucedido? ¿Estás bien, mi amor? —le dice su padre con voz baja, debido a su profunda preocupación.—No entiendo, papá, lo que sucedió; lo único que recuerdo es que estaba en el bar con Victoria y dos chicos a los que conocimos. —Sus ojos son incomprensivos, planos y vacíos—Tranquila, mi amor, no te esfuerces, es mejor que descanses y que hablemos con calma cuando estés bien. Le sonríe, le sostiene la mejilla y la acaricia lentamente.Tras la conversación, Sara se queda dormida. En ese mismo instante, Victoria entra en la sala de emergencias mostrando su fingida preocupación.—Tío Néstor, ¿cómo está Sara? ¿Está mejor? Estoy preocupada por su estado de salud, está muy demacrada.—Acaba de dormirse, el doctor me indicó que debe reposar al menos un día hasta que se recupere por completo. —le contesta con la mirada triste y angustiosa.— ¿El doctor tiene un diagnóstico de lo que le sucedió? —Victoria trata de disimular lo nerviosa que está.—Aún no ha dicho
— Mientras esto sucedía en Cancún, en Ciudad de México Miguel Ángel trataba de salirse con la suya en la compañía petrolera, intentando conquistar a Pamela, la compañera de trabajo de Sara.Casi todos los días bajaba desde su oficina hasta el departamento comercial para hablar con ella.Ella conocía los consejos que le dio Sara sobre la fama de mujeriego que tenía Miguel Ángel; sin embargo, estuvo a punto de ceder a sus tentaciones.Un día antes de que Victoria y Sara regresaran a Ciudad de México, Miguel Ángel intentó seducir a Pamela con estas dulces y seductoras palabras:—No cabe duda de que las colombianas tienen una voz que derrite a cualquier hombre.—Es verdad, las paisas tenemos una voz bonita. —Ella le sonríe delicadamente.—Además, tu sonrisa es provocativa y me hace imaginar muchas cosas. —La voz de Miguel es seductora y cautivadora.—Me estoy sonrojando, Miguel Ángel, mejor no sigamos hablando o sino... — ¿Sino, qué? —le pregunta Miguel mientras se acerca lentamente a e
Mientras tanto, en la compañía petrolera, Victoria regresa a su puesto de trabajo tras unas vacaciones en Cancún. Al enviar una documentación al departamento comercial donde trabaja Pamela, la secretaria le informa de que no ha ido a trabajar.Con este pretexto, Victoria seguramente la va a multar o, simplemente, como ha hecho con muchos de sus ex trabajadores, la va a obligar a renunciar sin poder recurrir a ningún derecho.Lamentablemente, Pamela, en su desesperación por lo sucedido con su madre y el incendio de su departamento, no se presentó en la oficina para decir que había sufrido una calamidad doméstica.Por otro lado, Sara está en una reunión en la sala principal de negocios con su padre, la directora del área comercial, Diego Brindissi, y para su sorpresa, también con Miguel Ángel.El doctor Néstor de la Torre empieza la reunión proponiendo una alianza con nuevas empresas del sector automotriz.Todos están atentos, pero Sara y Miguel Ángel no; ambos se miran disimuladamente,
—Me vas a volver loca con tus dramáticas historias. ¡Cómo es posible que te hayas besado con el hombre más mujeriego del mundo! —Estefany no deja de mostrar asombro y estupefacción.—Él me agarró fuerte de la cintura y me besó en los labios sin mi consentimiento. —le contesta.— ¡Sara! Tus ojos están brillando, creo que te gustó el beso de Miguel.— ¡Estás loca! —Mejor continuemos haciendo ejercicio, es tarde.—No, amiga, sigue contándome lo que pasó después. —le suplica Estefany.—Después del beso con Miguel Ángel, Diego apareció de la nada y le dijo con voz fuerte que me soltara.— ¡Dios mío! Esto se está poniendo emocionante. —exclama Estefany.Ambos comenzaron a insultarse y, si no es porque mi padre llegó a tiempo, se habrían dado a golpes. —le dice ella.— ¡Santo Dios! Como te dije antes, esto parece una telenovela. —le contesta.—A estas horas, ambos deben estar cenando con mi padre para cerrar un acuerdo de negocios. —le comenta Sara.—Ja, ja, ja. O sea que ese par de chifla
—No es necesario que me dé explicaciones, vaya a su oficina, coja sus cosas y váyase de aquí. Queda despedida. —Victoria le clava la mirada con odio.—Señorita Victoria, mi madre tuvo un accidente en la cocina y, sin darse cuenta, a los pocos minutos explotó un tanque de gas. —Pamela le responde con la cabeza agachada.—Lo siento por usted y por su madre, pero eso no le exonera de haber incumplido las políticas de la compañía. Haga el favor de recoger sus cosas y váyase de aquí. —Victoria le exclama con voz fuerte.— ¡No, señorita Victoria! Por amor de Dios, no me despida del trabajo, lo necesito para pagar las medicinas de mi madre y comprar algunas cosas que se han incinerado por el fuego. —Pamela junta las manos pidiendo misericordia.—Ese no es mi problema. Haga el favor de retirarse, tengo muchas cosas que hacer. —Su rostro irradia una sonrisa macabra y malvada.— ¡Le suplico que no me despida! Haré lo que sea con tal de no ser echada de aquí. Ella cae de rodillas al suelo, humil
—Me refiero a Victoria, esa mujer cruel no tuvo compasión de lo que le pasó a mi madre. Además, me humilló al cambiarme de puesto de trabajo para hacerme limpiar los baños. —expresa el rostro con enfado.—Poco a poco mi prima está mostrando su verdadera identidad. —Sara, lamentándose, le contesta y luego le pasa un vaso de agua a Pamela.— ¿Ella es tu prima?—Desafortunadamente, sí.—De todas maneras, hablaré con mi padre para que sigas trabajando conmigo. —le dice Sara para consolarla.—No, amiga, estás haciendo demasiadas cosas buenas por mí y por mi madre. Además, no quiero enfrentarme de nuevo a tu prima. Tiene los ojos húmedos de tristeza.— ¿Estás segura de lo que dices? —le pregunta.—Estoy segura, es mejor que me vaya al departamento de personal de limpieza para empezar con mis nuevas labores. Su rostro emana una profunda tristeza.Sara, al ver el semblante triste de Pamela, se acerca para abrazarla. Ambas se ponen a llorar y, lastimosamente, ella abandona su puesto de trabaj