Capítulo XXI

— Mientras esto sucedía en Cancún, en Ciudad de México Miguel Ángel trataba de salirse con la suya en la compañía petrolera, intentando conquistar a Pamela, la compañera de trabajo de Sara.

Casi todos los días bajaba desde su oficina hasta el departamento comercial para hablar con ella.

Ella conocía los consejos que le dio Sara sobre la fama de mujeriego que tenía Miguel Ángel; sin embargo, estuvo a punto de ceder a sus tentaciones.

Un día antes de que Victoria y Sara regresaran a Ciudad de México, Miguel Ángel intentó seducir a Pamela con estas dulces y seductoras palabras:

—No cabe duda de que las colombianas tienen una voz que derrite a cualquier hombre.

—Es verdad, las paisas tenemos una voz bonita. —Ella le sonríe delicadamente.

—Además, tu sonrisa es provocativa y me hace imaginar muchas cosas. —La voz de Miguel es seductora y cautivadora.

—Me estoy sonrojando, Miguel Ángel, mejor no sigamos hablando o sino...

— ¿Sino, qué? —le pregunta Miguel mientras se acerca lentamente a e
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