LA MUJER DE FUEGO

—Las botellas de licor estaban en el estante alto, sobre la hoguera. Recuerdo que le dije a Miriam que no debíamos estar allí... Ella me respondió algo como que ese palacio era nuestro y podíamos estar donde quisiéramos cuando quisiéramos —Zarah se encogió de hombros, resignada ante aquellas declaraciones de su hermana— Así siempre fue la vida para ella. Hacía lo que quería, todo el mundo la amaba. Cada vez que algo como esto pasaba, ella simplemente lo volvía un relato divertido a la que no había que dar importancia. Mis penurias se convertían en sus anécdotas. Si mal no recuerdo a esta en particular la llamaba "la mujer de fuego"...

Tabar sintió como la sangre hervía en sus venas frente a aquellas palabras. Abrazó con más fuerza el cuerpo desnudo de Zarah, intentando reconfontarla, incluso si parecía imposible hacerle olvidar el dolor que sus memorias cargaban.

—¿Y cómo era la vida para ti, esposa mía?

Zarah dudó antes de contestar "¿Cómo era la vida para mí?" La pregunta reso
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