CAPÍTULO 31

Abrió los ojos. Todo su cuerpo ardía. Tardó unos segundos en comprender dónde se hallaba. Ya no estaba en el campo de batalla sino en el Bosque de Druwyddrerm. Quiso incorporarse, pero la druida que estaba atendiendo sus heridas no lo permitió.

- Descansa -dijo con voz serena.

- Mis amigos… -dijo Gwyneviere.

La druida la observó con su dulce mirada y colocó unas hojas sobre el muslo de Gwyneviere, que poseía un corte profundo en diagonal des

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