Irina rompió en llanto, con la mano acariciaba su acalorada mejilla, su padre era cruel, pero aquellas agresiones iban aún más allá de lo que estaba dispuesta a tolerar de su parte.

—Haz lo que quieras conmigo papá, no importa que tanto daño me causes, nunca iré con ese hombre y menos podré llegar a corresponder como mujer —Fedor enfureció aún más de lo que ya lo estaba, se lanzó sobre ella, la tomó de los hombros y la sacudió con coraje.

»Basta papá, por favor detente me estás lastimando, acaso no te das cuenta que estás actuando como un demente, soy tu hija, no soy el borrego que criaste en la parte trasera de tu granja.

—Hago contigo lo que a mí se me plazca, los malos negocios me llevaron a este punto, ya no tengo escapatoria, por tu bien y el nuestro vete con este hombre y se su esposa, porque de lo contrario él acabará con nuestras vidas —musito Fedor entre gruñidos, mientras conectaba la mirada con la de su hija.

—Lo siento mucho papá, pero tus malas decisiones no seguirán des