Cap. 36: Sembrando cizaña.

Mientras las mujeres conversaban en la terraza, Logan volvió al comedor. No se sentó. Apoyó una mano sobre el respaldo de la silla y observó en silencio.

Nathan alzó la copa, tranquilo. Pero sus ojos no tenían ni una gota de calma.

—Parece que no te gustó la idea de que me voy a casar con April —dijo, con una sonrisa que no tocaba su mirada.

Logan ladeó la cabeza, sin apartar la vista de él.

—No la vi tan convencida.

Nathan soltó una leve risa.

—Tú siempre tan seguro de saber lo que ella piensa.

—Se te olvida que la conozco bien. Demasiado bien. Sé cuándo dice la verdad… y cuándo finge que la dijo.

—¿Eso crees?

—Eso sé. Y pueden pasar muchas cosas antes de que una boda se realice.

Nathan dejó la copa sobre la mesa. El golpe fue apenas un clic contra el cristal, pero resonó como un disparo en el silencio.

—¿Eso fue una amenaza?

—Una advertencia —respondió Logan, sin pestañear.

Las miradas se cruzaron. Ninguno retrocedió.

—Curioso —dijo Nathan—. Porque juraría que tú eres el hombre casa
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