Logan apagó el motor del auto y se quedó inmóvil, con la vista fija en la pequeña clínica oculta entre los árboles, lejos de la ciudad. El paquete con las pastillas seguía en el asiento del copiloto, ligero como el papel, pero tan pesado como la sospecha que se había instalado en su pecho.Nunca antes había cuestionado la enfermedad de Megan. Nunca.Durante cinco años, había aceptado cada suspiro de fragilidad, cada mirada lánguida, cada vez que ella se llevaba una mano al pecho como si su corazón estuviera a punto de colapsar.Hasta ahora.Se pasó la mano por el rostro, intentando sacudirse la sensación sofocante que lo envolvía. Había conducido hasta ahí casi en automático, impulsado por una duda que no había pedido, pero que ya no podía ignorar.Bajó del auto y cruzó la puerta sin vacilar. El olor a desinfectante lo golpeó de inmediato.La recepción era pequeña, con un aire impersonal y clínico. Un hombre de cabello gris y bata blanca levantó la vista al verlo entrar.—¿Puedo ayuda
El despacho de Emir Al-Fayed exudaba lujo y poder, con ventanales enormes que ofrecían una vista imponente de la ciudad. No era un hombre que hiciera negocios con cualquiera, y mucho menos uno que perdiera el tiempo.Sentado tras su escritorio, Al-Fayed los observó con una sonrisa astuta, como si ya supiera el desenlace antes de comenzar.—Señor Montgomery —dijo con calma, entrelazando los dedos sobre la mesa—, le preguntaré directamente. ¿Está dispuesto a trabajar con su competencia?April mantuvo la respiración, esperando la respuesta.Logan, en cambio, se acomodó en su asiento con una lentitud exasperante.Desvió la mirada de Al-Fayed y la posó en ella.—Claro —respondió, con un tono que tenía más peso del necesario—. Será una experiencia gratificante, podemos aprender de ambos.Su mirada no solo se encontró con la de April, sino que la sostuvo, estudiándola, disfrutándola.Ella mantuvo el rostro neutro, pero sintió un cosquilleo irritante recorrerle la piel, esa sensación insoport
April se miró en el espejo, exhalando lentamente. Había asistido a cientos de eventos como este, pero esta vez era diferente.Sus manos recorrieron la tela suave de su vestido negro, ajustado en la cintura, elegante sin ser excesivo. No era demasiado provocador, pero tenía lo suficiente para hacer notar su presencia.No había dicho nada a Nathan sobre el cóctel. No era necesario.El aire de su habitación se sentía más pesado de lo normal. No por el evento en sí, sino por lo que representaba.Iba a estar en el mismo lugar que Logan.Cerca.Demasiado cerca.Un cosquilleo eléctrico recorrió su piel, un escalofrío incómodo, mezcla de ansiedad y algo más que no estaba dispuesta a nombrar.No iba a permitir que él la afectara.Sacudió la cabeza y tomó sus pendientes cuando la puerta se abrió de golpe.—¡Mami! —Ethan se quedó congelado en el umbral, con los ojos muy abiertos.Dylan apareció tras él, y luego Sienna, todos mirándola como si hubieran visto una estrella de cine.—¡Guau! —murmuró
Más tarde. Las copas de champagne tintinearon cuando Emir Al-Fayed alzó su copa.—Por un proyecto que cambiará el mercado. —Su voz grave y segura resonó en la mesa—. Estoy seguro de que será un éxito.April sonrió con diplomacia, chocando su copa con la de los demás.Pero sintió la presión de una mirada. Y no necesitó girar la cabeza para saber quién la observaba.Logan.Demasiado cerca. Como si pudiera ver lo que pasaba dentro de ella. Como si disfrutara de lo mucho que la afectaba su cercanía.Cuando April dejó la copa sobre la mesa, sintió la mano de Logan sobre su muslo.Firme. Dominante. Como si tuviera derecho a estar ahí.Su piel se erizó al instante.No se movió. No podía.No en una mesa llena de empresarios, bajo la mirada de Al-Fayed.«Bastardo»Logan lo sabía. Por eso no quitó la mano.Por eso su pulgar trazó un círculo lento sobre su muslo.—No me mires así, April. —Su voz fue un susurro bajo, casi inaudible para los demás—. Estamos en un evento corporativo. Comporta tu exp
April sintió un golpe en el pecho.Se separó de Logan de inmediato, con el pulso disparado, la sangre rugiéndole en los oídos.Logan tensó la mandíbula, su expresión pasó de la intensidad absoluta a la alerta.Giraron al mismo tiempo.Pero para buena suerte, no era nadie que los conocía.Era un inversionista, tambaleándose levemente, con una copa vacía en la mano y la corbata floja.El mesero frente a él temblaba.En el suelo, el charco de whisky lo explicaba todo.—Lo siento, señor… fue un accidente.El inversionista sacudió los brazos, empapados en alcohol.—¡Un accidente! ¿Qué carajo significa esto? ¡Me bañaron en whisky!April sintió que el aire volvía a sus pulmones.Logan soltó un resoplido, pasando una mano por su mandíbula, como si de pronto todo le pareciera ridículo.Ella se obligó a respirar con calma, a recomponer su expresión, a fingir que su mundo no acababa de tambalearse.—No vuelvas a besarme jamás Logan —advirtió.Se giró con elegancia y se alejó sin mirar atrás.Per
April lo siguió con la vista. Ahí estaban, ella y Logan, en primera plana.Sus posturas demasiado cercanas, la imagen congelada de un momento que, fuera de contexto, podría interpretarse de muchas maneras.April sintió un cosquilleo frío en la espalda. No por la foto. Sino por lo que la imagen le recordaba: El beso, ese instante en que su mundo se desmoronó por unos segundos. Pero nadie podía saberlo. Se enderezó y sostuvo su mirada.—No veo el problema.Nathan entrecerró los ojos.—Quizás yo sí.El silencio fue denso.April no bajó la cabeza.No podía ceder.—Lo importante es que cerramos el trato con varios inversionistas. —dijo con calma—. Eso es lo que importa.Nathan exhaló lentamente. No parecía del todo convencido, pero su postura cambió.El hielo en su expresión se fue disolviendo.—¿En verdad?—Así es hay varios interesados en las membresías exclusivas, claro que ese fue un ofrecimiento de Logan, pero beneficia a ambas empresas.Nathan recogió el periódico y lo dobló con cui
El restaurante estaba casi lleno. Parejas, empresarios, conversaciones refinadas. Pero para Logan, todo se volvió irrelevante, sus ojos no se despegan de April. El vestido burdeos realzaba cada curva sin esfuerzo. El escote sutil, la tela deslizando sobre su piel con la perfección de una mujer que ya no era la que dejó atrás. Su cabello lo llevaba suelto, había un brillo en la mirada que no tenía nada que ver con él. Nathan la sostenía del brazo, con esa seguridad de quien sabía que la mujer que llevaba a su lado le pertenecía. Algo se le retorció en el estómago a Logan. Por debajo de la mesa apretó los puños, su mirada se volvió oscura. Megan hablaba. Pero él ya no escuchaba. April se detuvo con elegancia, dejando que la recibieran como si fuera la única persona en la sala. Y entonces, sus ojos se encontraron con los de Logan. El aire se volvió denso alrededor de ambos. April observó que él estaba acompañado de su esposa, la misma mujer por la cual la desechó a ella.Había
—Logan…Su voz salió ahogada, apenas un susurro.Todos se giraron hacia ella.—¿Estás bien? —preguntó Logan de inmediato.—No… no lo sé. De pronto me cuesta respirar —dijo bajito, con la voz temblorosa.April se irguió un poco, sin entender del todo lo que ocurría.Nathan frunció el ceño.—¿Qué pasa?Megan se llevó la otra mano a la sien, cerrando los ojos.—Creo que necesito aire… algo no está bien.—Vamos, te saco de aquí —dijo Logan, rodeándola por la cintura.Ella se apoyó completamente en él, como si le fallaran las fuerzas.—Lo siento… no quiero causar una escena…—No pasa nada —murmuró Logan.Nathan dio un paso al costado, como cediendo el espacio.—¿Quieres que llame a un médico?—No —interrumpió Megan rápidamente—. Solo… solo quiero ir a casa.Logan le echó una última mirada a April, fugaz, apenas un instante.Y luego llevó a su esposa hacia la salida.April los siguió con la vista, sin poder evitarlo. Algo se le apretó en el pecho. No sabía si era culpa, incomodidad o esa ma