Axel negó con la cabeza.—¿Seguro? Porque según mi fuente, Nathan no los expone públicamente. Ya sabes, no quedaría bien que un magnate como él tenga una familia con una de sus empleadas.Logan sintió cómo su estómago se hundía en un abismo sin fondo.«¿April tenía una familia con Callahan?»Se levantó bruscamente de la silla y comenzó a caminar por la oficina como un león enjaulado.Su mente estaba en caos.Nathan no había mentido, era cierto, ahora él estaba con ella.El pensamiento lo golpeó con una brutalidad indescriptible.Se detuvo y apretó los puños con tanta fuerza que sus nudillos se volvieron blancos.—Ella… —Su voz se quebró antes de recomponerse.— Ella nunca habría hecho algo así.Axel lo observó con seriedad.—La dejaste, Logan. ¿Qué esperabas?La culpa le perforó el pecho como un puñal bien afilado.Había perdido contratos, dinero, pero nada de eso importaba. Porque había perdido a April.Porque lo que más amaba en la vida, ahora le pertenecía a otro hombre.Y eso era l
El camino de regreso al apartamento transcurría en silencio. April sostenía la bolsa con la leche mientras Nathan caminaba a su lado con Sienna. La noche estaba tranquila, el aire fresco envolvía la ciudad y todo parecía en calma.Hasta que una voz grave rompió la quietud como un disparo.—¿Hasta cuándo pensabas seguir ocultándome esto?April se detuvo en seco. La bolsa resbaló de sus manos, estrellándose contra el pavimento. El sonido fue insignificante comparado con el estruendo en su pecho.No podía ser.Giró lentamente, su cuerpo se tensó, sintiendo la sangre abandonar su rostro. Y allí estaba: Logan.Con su postura rígida, la mirada afilada y los puños cerrados transmitían la rabia contenida que lo dominaba. No era solo enojo, era algo más profundo, más oscuro.April sintió un nudo en el estómago. Él lo sabía. No había otra explicación. Había descubierto la verdad.Nathan reaccionó de inmediato, interponiéndose entre ellos en un acto instintivo de protección.—No hagas esto aquí
April levantó la cabeza de golpe. Su respiración se detuvo, su mente se quedó en blanco.—¿Qué?Nathan dio otro paso, reduciendo la distancia entre ellos. No la tocó, no la forzó, solo la dejó procesar sus palabras.—Es la única manera de mantenerte a salvo, a los niños a salvo. Si legalmente son míos, nadie podrá quitártelos.April sintió el mundo tambalearse. Sabía que Nathan era un hombre calculador, pero nunca imaginó que llegaría a esto.—Tú… —susurró, tratando de encontrar las palabras—. No puedes estar hablando en serio.Nathan inclinó levemente la cabeza.—Nunca he hablado más en serio en mi vida. Así que piénsalo, April, estaré esperando una respuesta. ***El aire nocturno estaba denso cuando Logan entró a su casa. El silencio lo envolvía, pero dentro de su pecho, una tormenta rugía sin descanso.Cerró la puerta con calma, sin encender las luces. Sus pasos resonaron en el pasillo, pesados, arrastrando el cansancio de un día que le había arrebatado más de lo que podía procesa
Logan apagó el motor del auto y se quedó inmóvil, con la vista fija en la pequeña clínica oculta entre los árboles, lejos de la ciudad. El paquete con las pastillas seguía en el asiento del copiloto, ligero como el papel, pero tan pesado como la sospecha que se había instalado en su pecho.Nunca antes había cuestionado la enfermedad de Megan. Nunca.Durante cinco años, había aceptado cada suspiro de fragilidad, cada mirada lánguida, cada vez que ella se llevaba una mano al pecho como si su corazón estuviera a punto de colapsar.Hasta ahora.Se pasó la mano por el rostro, intentando sacudirse la sensación sofocante que lo envolvía. Había conducido hasta ahí casi en automático, impulsado por una duda que no había pedido, pero que ya no podía ignorar.Bajó del auto y cruzó la puerta sin vacilar. El olor a desinfectante lo golpeó de inmediato.La recepción era pequeña, con un aire impersonal y clínico. Un hombre de cabello gris y bata blanca levantó la vista al verlo entrar.—¿Puedo ayuda
El despacho de Emir Al-Fayed exudaba lujo y poder, con ventanales enormes que ofrecían una vista imponente de la ciudad. No era un hombre que hiciera negocios con cualquiera, y mucho menos uno que perdiera el tiempo.Sentado tras su escritorio, Al-Fayed los observó con una sonrisa astuta, como si ya supiera el desenlace antes de comenzar.—Señor Montgomery —dijo con calma, entrelazando los dedos sobre la mesa—, le preguntaré directamente. ¿Está dispuesto a trabajar con su competencia?April mantuvo la respiración, esperando la respuesta.Logan, en cambio, se acomodó en su asiento con una lentitud exasperante.Desvió la mirada de Al-Fayed y la posó en ella.—Claro —respondió, con un tono que tenía más peso del necesario—. Será una experiencia gratificante, podemos aprender de ambos.Su mirada no solo se encontró con la de April, sino que la sostuvo, estudiándola, disfrutándola.Ella mantuvo el rostro neutro, pero sintió un cosquilleo irritante recorrerle la piel, esa sensación insoport
April se miró en el espejo, exhalando lentamente. Había asistido a cientos de eventos como este, pero esta vez era diferente.Sus manos recorrieron la tela suave de su vestido negro, ajustado en la cintura, elegante sin ser excesivo. No era demasiado provocador, pero tenía lo suficiente para hacer notar su presencia.No había dicho nada a Nathan sobre el cóctel. No era necesario.El aire de su habitación se sentía más pesado de lo normal. No por el evento en sí, sino por lo que representaba.Iba a estar en el mismo lugar que Logan.Cerca.Demasiado cerca.Un cosquilleo eléctrico recorrió su piel, un escalofrío incómodo, mezcla de ansiedad y algo más que no estaba dispuesta a nombrar.No iba a permitir que él la afectara.Sacudió la cabeza y tomó sus pendientes cuando la puerta se abrió de golpe.—¡Mami! —Ethan se quedó congelado en el umbral, con los ojos muy abiertos.Dylan apareció tras él, y luego Sienna, todos mirándola como si hubieran visto una estrella de cine.—¡Guau! —murmuró
Más tarde. Las copas de champagne tintinearon cuando Emir Al-Fayed alzó su copa.—Por un proyecto que cambiará el mercado. —Su voz grave y segura resonó en la mesa—. Estoy seguro de que será un éxito.April sonrió con diplomacia, chocando su copa con la de los demás.Pero sintió la presión de una mirada. Y no necesitó girar la cabeza para saber quién la observaba.Logan.Demasiado cerca. Como si pudiera ver lo que pasaba dentro de ella. Como si disfrutara de lo mucho que la afectaba su cercanía.Cuando April dejó la copa sobre la mesa, sintió la mano de Logan sobre su muslo.Firme. Dominante. Como si tuviera derecho a estar ahí.Su piel se erizó al instante.No se movió. No podía.No en una mesa llena de empresarios, bajo la mirada de Al-Fayed.«Bastardo»Logan lo sabía. Por eso no quitó la mano.Por eso su pulgar trazó un círculo lento sobre su muslo.—No me mires así, April. —Su voz fue un susurro bajo, casi inaudible para los demás—. Estamos en un evento corporativo. Comporta tu exp
April sintió un golpe en el pecho.Se separó de Logan de inmediato, con el pulso disparado, la sangre rugiéndole en los oídos.Logan tensó la mandíbula, su expresión pasó de la intensidad absoluta a la alerta.Giraron al mismo tiempo.Pero para buena suerte, no era nadie que los conocía.Era un inversionista, tambaleándose levemente, con una copa vacía en la mano y la corbata floja.El mesero frente a él temblaba.En el suelo, el charco de whisky lo explicaba todo.—Lo siento, señor… fue un accidente.El inversionista sacudió los brazos, empapados en alcohol.—¡Un accidente! ¿Qué carajo significa esto? ¡Me bañaron en whisky!April sintió que el aire volvía a sus pulmones.Logan soltó un resoplido, pasando una mano por su mandíbula, como si de pronto todo le pareciera ridículo.Ella se obligó a respirar con calma, a recomponer su expresión, a fingir que su mundo no acababa de tambalearse.—No vuelvas a besarme jamás Logan —advirtió.Se giró con elegancia y se alejó sin mirar atrás.Per