Cuando escuchó golpes enérgicos en la puerta de su oficina, Ethan se preguntó quién era la que venía a sermonearlo esta vez, pero de todos modos murmuró un "adelante" para que ingresara.Habían pasado tres semanas desde que se enteró que tenía otro hijo con Kate y todo en su vida parecía haberse dado vuelta. Su hija lo ignoraba, Rachel y Marie eran las que lo regañaban por su tontería, Serena era la que sentía pena por su situación, los amigos de su hija lo miraban mal. Y él no dejaba de pensar en Kate y su hijo.—Con permiso. —Al reconocer a Iris entrando por la puerta de su oficina, él abrió mucho los ojos y se enderezó en su escritorio.—¿Hija? —Estaba muy sorprendido. Ella lo había estado ignorando completamente estas semanas ¿y ahora venía a su oficina? —¿Pasa algo? ¿Te sientes bien? —De inmediato se preocupó, pero se mantuvo en su asiento para que ella no tuviera la necesidad de alejarlo como tanto lo había hecho estas semanas.—Eh… Estoy bien… —Se frotó la nuca incómodamente—.
Cuando Kitt comenzó a toser de camino a casa después de haber regalado a sus compañeras de clase los gatitos que había estado cuidando por dos meses, supo de inmediato que su racha de buena salud finalmente se había roto. Al menos duró casi cinco meses, eso superaba por mucho al record anterior.—¿Cómo estás tan seguro de que estás enfermo otra vez? —preguntó Kelly curiosa mientras lo acompañaba a casa—. Solo fue un poco de tos —señaló como la cerebrito que era.—Nunca es "solo un poco de tos" y lo sabes —dijo imitando su tonito de boba—. Primero es tos, luego estornudos, y antes de que lo sepas ya tengo fiebre de cuarenta grados. —Pisoteó—. Lo cual apesta porque el campeonato se acerca y no podré practicar y soy el vice-capitán del equipo. No es justo. —Frunció el ceño.¿Por qué había tenido que nacer con esta maldición? Era un chico inquieto, le gustaba correr, jugar, explorar, trepar, no pasar sus tardes enclavado en la cama con trapos mojados en la frente. Lo peor era que siempre
Con un suspiro, Ethan entró a su oficina con una caja bajo el brazo, sabiendo que probablemente esa sería la última vez que vería el lugar en un largo tiempo.Mañana sería el día. Mañana tomarían un vuelo a Bella Cruz y se mudarían a una nueva casa y su primera sucursal volvería a ser la principal. Ya estaba todo listo después de un mes iniciado el trámite y casi dos meses desde que se enteró de su otro hijo.El personal de su editorial en Tokio ya estaba notificado, había designado un nuevo director para la misma. Su hija ya estaba inscrita en una preparatoria en Bella Cruz, todo fue arreglado por teléfono y solo necesitaba llevar unos papeles y podría iniciar las clases allí al día siguiente de su llegada.Acababa de terminar los últimos detalles que le correspondían en la oficina, solo le quedaba guardar todo lo que necesitaba llevarse con él, despedirse del personal y finalmente podría ocuparse en terminar de empacar las cosas en casa, puesto que el camión de mudanza partía hoy en
Iris no cabía en sí misma de felicidad. ¡Finalmente habían regresado a Ciudad Bella Cruz! Oh, cómo había extrañado esta rustica ciudad en la cual creció. El aire olía menos a combustible en comparación a Greenbell, había más árboles, más césped, menos personas en las calles. ¡Sabía a infancia y era perfecto!—Te ves muy emocionada, Iris —comentó su tía Marie con una sonrisa alegre mientras le indicaba a su esposo donde debía colocar las cosas que bajaban del camión de mudanza.—¡Pues claro que está emocionada! —Rachel estaba limando sus uñas sin hacer nada—. Es su ciudad natal en la que hace años no estaba. ¡Aquí creció!—Es verdad, hace mucho que no estaba aquí. —Menos de lo que ellas pensaban, pero aun así bastante—. No puedo esperar por dar largos paseos por las calles, quiero volver a familiarizarme con mi hogar. Greenbell estuvo bien, pero siempre vio a Bella Cruz como su verdadero hogar.—Sí quieres puedes ir a dar un paseo ahora —dijo su padre entrando a la mansión con una gr
El sonido del teléfono inalámbrico llegó a los oídos de Kate desde la sala de estar mientras estaba en la cocina preparando el desayuno para su hijo, por lo que bajó la flama de los huevos que estaba preparando y corrió hasta la sala, atendiendo el teléfono y llevándoselo a la oreja mientras regresaba a la cocina.—¿Hola?—Kate, soy yo.—¡Albert! —Sonrió alegremente al reconocer la voz de su cuñado, el esposo de su difunta hermana—. Es bueno escucharte. ¿Cómo están mis sobrinos? Espero que los estés cuidando bien.—Estarían mejor sí vinieras a visitarlos más seguido, ya sabes —comenzó a reclamar—. ¿Qué demonios, Kate? Nos mudamos a Bella Cruz para estar cerca de la familia, pero tú te niegas a dejarlos conocer a tu mocoso. Ya saben que estás divorciada y que Iris está con el bastardo de Ethan, no le dirán nada al niño. ¿Por qué no presentarlos aún?—Albert, ya sabes que este es un tema muy delicado para mí. —Suspiró mientras seguía encargándose de preparar el desayuno para ella y su p
El primer día en la nueva preparatoria había comenzado.Los tres completaron el papeleo que restaba en la dirección y Iris se despidió de Erick y Kim para ir a su propia aula pues ellos estaban en tercero y ella en segundo. Claro que podrían adelantarla por su gran inteligencia sí quisiera, pero prefería tomar las cosas con calma. Además, eso le daría un respiro de las muchas preguntas que le habían hecho sobre Kitt desde que por fin lo conocieron.—Clase, den la bienvenida a la nueva alumna. Sean amables con ella. —El profesor la introdujo cuando entró al aula.—Mucho gusto. Soy Iris Di Castro. ¡Esperó que nos llevemos bien! —Les dedicó una gran sonrisa. —¿Por qué no cuentas algo sobre ti, señorita Di Castro? —preguntó el profesor sin verdadero interés mirando su celular.—Ehh… claro. —Hizo una mueca—. Crecí aquí en Bella Cruz, pero me mude a Greenbell a los siete años. Mi padre y yo decidimos volver aquí hace poco para poder estar más cerca de nuestra familia. —Sonrió, sabiendo q
Ethan honestamente no sabía qué estaba haciendo en ese lugar. Se había prometido tener paciencia y planear cuidadosamente el procedimiento más seguro para conocer a su hijo y enfrentar a Kate, y sin embargo ahora mismo estaba haciendo lo que se había repetido mil veces que no debía hacer:Acosar a su ex esposa.Apenas salió de la nueva editorial principal después de poner las cosas en orden toda la mañana, en vez de ir a su casa a seguir reorganizando papeles como debería haberlo hecho, condujo su auto directo a la clínica Quincy y aquí estaba varado desde hace dos horas esperando poder ver a Kate.¿Qué estaba haciendo? Aún no quería enfrentarla. ¿Qué haría sí veía algo que no le gustaba? ¿Y sí volvía a malinterpretar todo? Esto realmente era una mala idea. Tal vez ella ya no trabajara en este lugar. Tal vez estaba perdiendo el tiempo y valiosas horas de trabajo.Aproximadamente dos horas y media después de que llegó a ese lugar, finalmente vio algo que no fueron pacientes entrando y
Mientras estaba revisando las cartas que acababa de sacar del buzón, Ethan recibió un aviso de parte de Rachel acerca de que su hija quería encontrarse con él sí no estaba muy ocupado, a lo que le dijo que podía venir en unos diez minutos y que trajera unos tés para ellos ya que estaba.La mayoría de las cartas eran cuentas o relacionadas con el trabajo, pero hubo una carta en particular que le llamó la atención. Una carta de Magda, aquella joven que había insistido tanto en casarse con él por un simple capricho.Leyó la carta cuidadosamente y finalmente decidió simplemente arrojarla a la basura. Le agradaba Magda, pero lo mejor era no contestarle y que dejara de hacerse ilusiones con él. A esa niña le faltaba mucho por madurar. No quisiera ser así de frío con ella, pero no veía otra salida.—¿Papá? —Justo cuando terminó con el resto de las cartas, su hija llegó con una bandeja con dos tés y unos cuantos bocadillos, bollos para él y galletas con chispas de chocolate para ella—. Espero