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Al día siguiente. Vanessa y Pina estaban quedándose en un hotel barato a las afueras del pueblo más cercano a GreenBlue, tenían todo planeado, Pina había comprado un pent-house en la quinta avenida de Nueva York con el dinero del divorcio, mientras Vanessa se iba a encargar del pago de los servicios del departamento. —¿Por qué tuvimos que huir de GreenBlue como ladronas? —exclamó Pina —¿Por qué? Pues porque a estas alturas la tonta de Marbella ya debió ir a reclamarle todo al imbécil de Bryce, seguro de que ese tipo debe estar buscándome, lo que no sabe es que jamás me encontrará —dijo la mujer con una gran sonrisa. —¡Ay, Vanessa! Por una vez en tu vida, deja de meterte en problemas, ¿acaso no eres lo suficiente hermosa para conseguir a un hombre millonario y guapo, solo para ti? La mujer sonrió. —Está bien, madre, reconozco que me encapriché de forma estúpida con Lugh, al final, solo es un perdedor enamorado de la tonta Marbella, pero esta vez voy a conseguir a un hombre perfec
Bryce salió a toda prisa, sentía como la ira lo controlaba, estaba enloqueciendo. Condujo hasta la mansión Ackerman, tocó la puerta, casi derribando el portón, hasta que el guardia habló. —¡No puede pasar! Han dado la orden de que usted no puede entrar. Bryce golpeó al guardia, que cayó al suelo despavorido, entró corriendo. Mientras el guardia llamaba a más hombres para que le ayudaran a detenerlo. Cuando entró en casa, no encontró a nadie, pero al caminar al salón principal encontró a Cory y a Amelie. —¡¿Dónde está Marbella?! Las mujeres dieron un brinco, le miraron conmocionadas. Cory fue hacia él. —¡¿Qué crees que haces aquí?! ¡Lárgate! ¡No eres bienvenido! —sentenció —¡Cállate! Responde, ¿Dónde está Marbella? Cory esbozó una sonrisa casi cínica. —De luna de miel con su amado esposo Lugh Ackerman —Cory notó como la rabia invadía la mirada del hombre, apretando sus nudillos con furia. —¡Mientes! —Bryce comenzó a correr por la casa, gritaba el nombre de Marbella, hasta q
Lucy Mont corría desesperada, asustada por si Bryce siguiera sus pasos, de verdad tuvo terror de ese hombre. Huía por su vida, preguntándose por qué cayó tan bajo. Anhelaba casarse con Niall Ackerman, lo admiraba, pero nunca se imaginó llegar tan lejos. Cruzó una calle sin mirar, un auto se detuvo antes de golpearla, chirriando las llantas, y tocando la bocina, la asustó horrible, la mujer cayó al suelo, al sentirse sin fuerzas, perdió el conocimiento. Un hombre bajó del auto, era Harrison, supo que la conocía, la cargó en sus brazos, y la llevó al auto, la llevó con él. *** Marbella y Lugh paseaban en bote, admiraban el lago, todo era paz, amor, parecían en un sueño de amor interminable. Bajaron del bote, y caminaron por la arena, tomados de la mano. —A veces he pensado en que tomemos a nuestros hijos, y nos vayamos lejos de toda la maldad, no puedo creer que tanta gente cruel se haya reunido cerca de nosotros, nunca me di cuenta de lo equivocado que estaba con la gente que cre
—¡No, Lugh, yo iré contigo! —Entiéndeme, por favor, ve en el auto para ver cómo están Clyde y Magnolia, yo iré al colegio en un taxi por Celestia. Marbella sabía que tenía razón, pero tenía mucho miedo, tenía un mal presentimiento. Marbella pensó que era correcto, Lugh bajó del auto, lo vio alejarse, y tomar un taxi. Ella condujo su auto hasta el hospital donde dijeron haber llevado a sus hijos. Lugh recibió una llamada, no conocía el número, pero respondió. —Hola. —Hola, Lugh, Celestia está conmigo, si quieres verla debes venir a la dirección que te acabo de enviar por mensaje, si vienes con la policía, juro que no volverás a ver a nuestra hija. —¡Enloqueciste! —exclamó furioso. Lugh colgó, leyó la dirección. «Vanessa debe querer más dinero, no se lo daré, al llegar llamaré a la policía, Vanessa debe pagar, si fue culpable de esto, pero antes debo ver a mi hija sana y salva», pensó *** Marbella llegó al hospital, corrió a buscar a sus hijos, y el pediatra le pidió seguir ha
Vanessa cayó boca abajo, Bryce la miró impasible. Lugh cayó de rodillas, se arrastró hacia ella, observó a la mujer, intentó moverla, pero no pudo. Todo parecía irreal en la mente de Lugh, hasta que cayó a un lado, su mente se volvió penumbras. Bryce dejó la pistola, justo sobre las manos de Lugh. —Debería matarte, pero la muerte sería un pequeño castigo para ti, quiero que sufras, sabiendo que estás lejos de la mujer que amas, y que sepas, algún día, que ella es mía, con todo lo que una vez fue tuyo, así como yo me siento ahora —dijo sonriente, recogió la jeringa y la puso en su bolsillo, salió por la puerta trasera, escuchó ruido de los vecinos, supo que la policía no tardaba en llegar. Huyó desesperado por no ser descubierto. *** Marbella volvió a la mansión Ackerman, estaba desesperada, pues no lograba localizar a Lugh de ninguna manera. Niall, Cornelius y Harrison habían ido a buscarle. Marbella cuidaba de Clyde, cuando al fin se quedó dormido gracias a los analgésicos, l
La policía esperaba afuera de la habitación, mientras Lugh se vestía, Marbella estaba ahí. Cuando estuvo listo, ella lo abrazó. —Soy inocente, Marbella. —¡Lo sé! Por favor… Él siseó. —No llores, mírame, llama al abogado de la familia, él conoce a muchos abogados que saben sobre esos casos, soy inocente, ¿Entiendes? Voy a estar bien, voy a salir libre, ahora ve a casa, por favor, cuídate mucho y a nuestros hijos —él acunó su rostro, sus ojos temblaban—. Mantente fuerte este tiempo, y no olvides que te amo. Èl besó sus labios, luego salió de ahí, fue arrestado, verlo así destrozó el corazón de Marbella. Lugh fue llevado del hospital a la comisaria. Marbella nada pudo hacer para impedirlo. Ella miró a los ojos de Cornelius, había rabia y recelo en ellos; Blard y Orson recién llegaban. —¿Cómo es que Celestia llegó a ti? Eso no me parece lógico. —Pero ¿Qué dices? —exclamó Cornelius —Odiabas a Vanessa porque tu traición se descubrió, incluso casi me matas a mí para impedir que se
Marbella sintió un terror en su sangre, tragó saliva, una lágrima corría por su piel, entonces lo supo, ese hombre era el auténtico culpable de todo, pero no tenía forma de culparlo. «No por ahora, pero las tendré, creíste que ibas a destruir todo lo que amo, Bryce, ahora yo debo detenerte» —Sí, lo haría… —dijo con voz débil —¡Oh, Marbella! ¿De verdad crees que soy esa clase de monstruo? —¡No juegues conmigo, Bryce! ¿Harás esto o no? —Bien, si es lo que quieres, pero debo verte, hoy por la noche, yo te dirè el lugar, te daré las pruebas que necesitas para liberar a tu amado Lugh, pero, después, debes ser toda mía. Él colgó la llamada, ella sintió escalofríos, cayó al suelo, sollozando. Harrison la levantó enseguida. —¡Marbella! —Escúchame, Lugh es inocente, sé quién es el culpable, ¡es Bryce! Pero para detenerlo, me quiere a mí con él. —¡Nunca! —gritó Harrison—. Eso sería un suicidio, Marbella. —¡No me importa! Haré todo por salvar a Lugh, ¡no podría soportar verlo en ese lu
Bryce salió del cuarto de baño y le dio la toalla, la tomó y se secó en seguida. Estaba temblorosa, y él pudo notarlo. Él se sentó en la silla, tomó su copa y dio un pequeño sobro, volvió a mirarla. —¿Y bien, Marbella? ¿Así que esperas que demuestre la inocencia de Lugh Ackerman? ¿Tan malo crees que soy que me acusas de haber tenido algo que ver? —exclamó con hipocresía Ella miró sus ojos, sabía que estaba ante un peligroso mentiroso. —¿Lo harás o no? Él sonrió, bebiendo un poco más. —Lo haré, pero solo con una condición, te quiero a ti, Marbella, quiero que seas mía, esta noche y en mi cama, es tu decisión, ya que tanto quieres salvar a tu querido Lugh, debes estar dispuesta a todo lo que yo deseé. Marbella le miró con asco, y él lo notó. —¡No me mires así! —gritó, la asustó tanto que la hizo hundir la mirada en el suelo. *** Lugh estaba en la celda, intranquilo, desesperado, cuando escuchó unos pasos, alzó la vista, era su padre. —¿Cómo conseguiste entrar a esta hora? —Ol