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Lucy Mont corría desesperada, asustada por si Bryce siguiera sus pasos, de verdad tuvo terror de ese hombre. Huía por su vida, preguntándose por qué cayó tan bajo. Anhelaba casarse con Niall Ackerman, lo admiraba, pero nunca se imaginó llegar tan lejos. Cruzó una calle sin mirar, un auto se detuvo antes de golpearla, chirriando las llantas, y tocando la bocina, la asustó horrible, la mujer cayó al suelo, al sentirse sin fuerzas, perdió el conocimiento. Un hombre bajó del auto, era Harrison, supo que la conocía, la cargó en sus brazos, y la llevó al auto, la llevó con él. *** Marbella y Lugh paseaban en bote, admiraban el lago, todo era paz, amor, parecían en un sueño de amor interminable. Bajaron del bote, y caminaron por la arena, tomados de la mano. —A veces he pensado en que tomemos a nuestros hijos, y nos vayamos lejos de toda la maldad, no puedo creer que tanta gente cruel se haya reunido cerca de nosotros, nunca me di cuenta de lo equivocado que estaba con la gente que cre
—¡No, Lugh, yo iré contigo! —Entiéndeme, por favor, ve en el auto para ver cómo están Clyde y Magnolia, yo iré al colegio en un taxi por Celestia. Marbella sabía que tenía razón, pero tenía mucho miedo, tenía un mal presentimiento. Marbella pensó que era correcto, Lugh bajó del auto, lo vio alejarse, y tomar un taxi. Ella condujo su auto hasta el hospital donde dijeron haber llevado a sus hijos. Lugh recibió una llamada, no conocía el número, pero respondió. —Hola. —Hola, Lugh, Celestia está conmigo, si quieres verla debes venir a la dirección que te acabo de enviar por mensaje, si vienes con la policía, juro que no volverás a ver a nuestra hija. —¡Enloqueciste! —exclamó furioso. Lugh colgó, leyó la dirección. «Vanessa debe querer más dinero, no se lo daré, al llegar llamaré a la policía, Vanessa debe pagar, si fue culpable de esto, pero antes debo ver a mi hija sana y salva», pensó *** Marbella llegó al hospital, corrió a buscar a sus hijos, y el pediatra le pidió seguir ha
Vanessa cayó boca abajo, Bryce la miró impasible. Lugh cayó de rodillas, se arrastró hacia ella, observó a la mujer, intentó moverla, pero no pudo. Todo parecía irreal en la mente de Lugh, hasta que cayó a un lado, su mente se volvió penumbras. Bryce dejó la pistola, justo sobre las manos de Lugh. —Debería matarte, pero la muerte sería un pequeño castigo para ti, quiero que sufras, sabiendo que estás lejos de la mujer que amas, y que sepas, algún día, que ella es mía, con todo lo que una vez fue tuyo, así como yo me siento ahora —dijo sonriente, recogió la jeringa y la puso en su bolsillo, salió por la puerta trasera, escuchó ruido de los vecinos, supo que la policía no tardaba en llegar. Huyó desesperado por no ser descubierto. *** Marbella volvió a la mansión Ackerman, estaba desesperada, pues no lograba localizar a Lugh de ninguna manera. Niall, Cornelius y Harrison habían ido a buscarle. Marbella cuidaba de Clyde, cuando al fin se quedó dormido gracias a los analgésicos, l
La policía esperaba afuera de la habitación, mientras Lugh se vestía, Marbella estaba ahí. Cuando estuvo listo, ella lo abrazó. —Soy inocente, Marbella. —¡Lo sé! Por favor… Él siseó. —No llores, mírame, llama al abogado de la familia, él conoce a muchos abogados que saben sobre esos casos, soy inocente, ¿Entiendes? Voy a estar bien, voy a salir libre, ahora ve a casa, por favor, cuídate mucho y a nuestros hijos —él acunó su rostro, sus ojos temblaban—. Mantente fuerte este tiempo, y no olvides que te amo. Èl besó sus labios, luego salió de ahí, fue arrestado, verlo así destrozó el corazón de Marbella. Lugh fue llevado del hospital a la comisaria. Marbella nada pudo hacer para impedirlo. Ella miró a los ojos de Cornelius, había rabia y recelo en ellos; Blard y Orson recién llegaban. —¿Cómo es que Celestia llegó a ti? Eso no me parece lógico. —Pero ¿Qué dices? —exclamó Cornelius —Odiabas a Vanessa porque tu traición se descubrió, incluso casi me matas a mí para impedir que se
Marbella sintió un terror en su sangre, tragó saliva, una lágrima corría por su piel, entonces lo supo, ese hombre era el auténtico culpable de todo, pero no tenía forma de culparlo. «No por ahora, pero las tendré, creíste que ibas a destruir todo lo que amo, Bryce, ahora yo debo detenerte» —Sí, lo haría… —dijo con voz débil —¡Oh, Marbella! ¿De verdad crees que soy esa clase de monstruo? —¡No juegues conmigo, Bryce! ¿Harás esto o no? —Bien, si es lo que quieres, pero debo verte, hoy por la noche, yo te dirè el lugar, te daré las pruebas que necesitas para liberar a tu amado Lugh, pero, después, debes ser toda mía. Él colgó la llamada, ella sintió escalofríos, cayó al suelo, sollozando. Harrison la levantó enseguida. —¡Marbella! —Escúchame, Lugh es inocente, sé quién es el culpable, ¡es Bryce! Pero para detenerlo, me quiere a mí con él. —¡Nunca! —gritó Harrison—. Eso sería un suicidio, Marbella. —¡No me importa! Haré todo por salvar a Lugh, ¡no podría soportar verlo en ese lu
Bryce salió del cuarto de baño y le dio la toalla, la tomó y se secó en seguida. Estaba temblorosa, y él pudo notarlo. Él se sentó en la silla, tomó su copa y dio un pequeño sobro, volvió a mirarla. —¿Y bien, Marbella? ¿Así que esperas que demuestre la inocencia de Lugh Ackerman? ¿Tan malo crees que soy que me acusas de haber tenido algo que ver? —exclamó con hipocresía Ella miró sus ojos, sabía que estaba ante un peligroso mentiroso. —¿Lo harás o no? Él sonrió, bebiendo un poco más. —Lo haré, pero solo con una condición, te quiero a ti, Marbella, quiero que seas mía, esta noche y en mi cama, es tu decisión, ya que tanto quieres salvar a tu querido Lugh, debes estar dispuesta a todo lo que yo deseé. Marbella le miró con asco, y él lo notó. —¡No me mires así! —gritó, la asustó tanto que la hizo hundir la mirada en el suelo. *** Lugh estaba en la celda, intranquilo, desesperado, cuando escuchó unos pasos, alzó la vista, era su padre. —¿Cómo conseguiste entrar a esta hora? —Ol
Ella empujó a ese hombre, pero toda lucha era inútil. —¡Tú eres mía, Marbella! He esperado tanto por ti, he hecho lo indecible por ti, por tenerte, ¿Por qué me pagas así? —exclamó Marbella le escupió en la cara. —¡Te odio, me das asco! Nunca te he amado, nunca te amaré, solo me das rabia, solo te odio con toda mi alma por arruinar mi felicidad, deseo tu muerte, solo eso me causas. Los ojos de Bryce se quedaron perplejos, abiertos, tan grandes, sintiendo el dolor de esas palabras que para él era como puñales directos a su corazón, levantó la mano, y abofeteó su rostro. Ella chilló, luego rio de él. Bryce limpió su cara con su mano, pero su risa lo desconcertó. —¿Crees que alguien va a amar a un bastardo como tú? Solo sabes dañar a todo lo que no puedes tener, y luego lo llamas amor, pobre Bryce, estás acabado y no te das cuenta. —¡Ya basta, Marbella! —gritó cubriendo su boca—. Yo te amo, te adoro con mi alma, puedo darte el mundo entero, pero no me trates así, no te das cuenta d
El amigo de Bryce conducía muy rápido, intentaban escapar, hasta que se encontraron con un retén de la policía. No importó cuántas veces, Bryce maldijo, su amigo detuvo el auto. —¡Conduce! —Ya, estamos acorralados, ¡Se acabó, Bryce! Bryce gritó, pero los policías los bajaron del auto, esposaron sus manos y lo llevaron consigo. *** Marbella y Lugh llegaron a casa, los niños corrieron hacia su padre. él los abrazó a su pecho, sintió como si hubiese estado un milenio lejos, no pudo evitar llorar, la idea de ser culpado y alejado para siempre de sus vidas era un miedo que estaba aún latente. —Papito, ¿Qué pasa? No llores, los hombres no deben llorar. Lugh cargó a Clyde. —Claro que sí, cariño, los hombres son humanos, sentimos lo mismo que las mujeres, lloramos, no porque seamos débiles, sino porque llorar es como limpiar nuestra alma. —Entonces, ya no voy a sentir pena de llorar nunca, papito —dijo Clyde abrazándolo. Marbella recibió una llamada, se quedó perpleja. Lugh supo que