Al llegar a casa, Marbella empacó todas sus pertenencias, quería irse, quería nunca volver, su corazón se sentía pesado.
Bajó la escalera llevando sus pertenencias, cuando escuchó que abrieron la puerta de la mansión, era Lugh, sus ojos se encontraron, la miró severo.
Llevaba un documento en las manos, cuando estuvieron frente a frente el hombre le dio los papeles.
—Fírmalo, es nuestro divorcio, y no te daré ninguna compensación, te irás tal y como llegaste cuando eras huérfana; sin nada.
Ella no podía creer lo que escuchaba, aquello parecía una cruel pesadilla de la que no despertaba, Marbella tomó el bolígrafo en la mesa, su mano temblaba, miró los papeles, firmó con debilidad, luego los lanzó al suelo por frustración.
—Un día te arrepentirás, ya te lo he dicho.
—Adiós, Marbella, ojalá que no te vuelva a ver en mi vida.
Ella caminó, alejándose, sus piernas flaquearon, quiso retroceder, pero siguió su camino, hasta encontrarse con Bryce.
—No quiere que te lleve a ningún lugar en un auto de los Ackerman, lo prohibió, dicen que la familia lo sabe todo, claro, solo mentiras, y te han repudiado, ¡lo siento tanto! Ve a la casa de campo, ¿la recuerdas?
Marbella no dejaba de llorar, asintió.
—Sì…
—Ve a la casa de la abuela, te alcanzaré en unos días, te ayudaré, lo prometo —Bryce tomó sus manos, las besó con ternura—. Te prometo que nunca te abandonaré, no seré un traidor como Lugh Ackerman lo fue contigo.
Marbella subió al taxi, el chofer manejò, ella miró de reojo como dejaba todo atrás.
Lugh la miraba desde hace rato por la ventana, pudo ver como Bryce besó sus manos, sintió unos celos que lo atormentaban, imaginarla en brazos de otro hombre lo hizo rabiar, ahora la veía marcharse, bebió ese trago de licor, sintió que su corazón helado se había roto al verla partir.
Bryce entró en la mansión, tocó la puerta del despacho, escuchó esa voz de Lugh dejándolo entrar.
—¿Qué quieres? No tengo ganas de discutir contigo, Bryce —dijo
—¡Eres un imbécil! ¿Cómo pudiste creer cosas tan perversas sobre alguien inocente como Marbella?
—¡¿Inocente?! —exclamó—. ¡Ella mató a mi bebé! Ordenó a un hombre que pusiera veneno en el té de Vanessa, ¡no puedo creer que haya sido tan cruel! Dime, ¿eso lo hace una mujer inocente?
—Tal vez… ¡se asustó! Pensó que la dejarías por Vanessa, que la rechazarías y por eso actuó de un modo errático, ¡esa no es la naturaleza de Marbella, pero, no merece que la eches así, sin nada! Si quiera dale algo de dinero, es huérfana, sabes que no tendrá como mantenerse, ¿Quieres que pase hambre o esté en situación de calle?
Lugh se quedó pensativo, imaginar a Marbella en una situación tan vulnerable encogió su corazón, pero cuando pensó en su bebé su bondad se rompió, el rencor volvió.
—¡No le daré nada! Ella mató a mi hijo, debe ser suficiente con que yo no la haya enviado a prisión, ahora vete, Bryce, sì, fuimos amigos, eso es pasado, y lo sabes, luego de que te enamoraste de mi mujer, ya no lo somos más.
Bryce le miró con ojos centellantes, esbozó una sonrisa que a Lugh le pareció cínica.
—¿Tu mujer? No, exmujer, no lo olvides, Lugh Ackerman, Marbella ya no es tu mujer, nunca más lo será, ahora es libre, ¿Quién sabe? Tal vez, algún día, sea mi mujer.
Bryce dio la vuelta, salió de esa habitación. Lugh apretó los puños, sintiendo rabia y celos al escuchar esas palabras.
Bryce estaba por irse, salió de la casa, cuando recibió esa llamada.
—¿Qué es lo que quieres?
—¡Despídete de tu querida huerfanita! —exclamó la voz de Priscila
—Pero ¿Qué dices? —Bryce sintió un miedo
—Hay una bomba en el auto, ella volará en pedazos.
—¡¿Qué?! ¡Ese no era el plan, Priscila! ¡No te atrevas a lastimar a Marbella! O seré tu enemigo.
—Muy tarde, querido, ahora tu amada Marbella ya debe estar muerta.
Bryce colgó la llamada y se apuró en llamar a Marbella, ella respondió la llamada.
—¡Marbella! Sal del maldito auto, ¡Sal del maldito auto, va a explotar! —exclamó Bryce con desesperación—. ¡Lugh ha puesto una bomba, el auto va a explotar!
—¡¿Qué?! ¿Mi marido me quiere matar? —exclamó Marbella incrédula.
—¡Es imposible! ¡Lugh no sería tan perverso para intentar matarme! —¡Escúchame, debes salir del maldito auto! Él quiere una vida por otra, ¡te matará, Marbella! Por favor, ¡sal de ahí! La llamada se cortó, Marbella intentó llamarlo de vuelta, su corazón latía con fuerza, tenía temor, ¿podría Lugh Ackerman, el hombre que tanto amaba desde niña, ser un hombre tan cruel, dispuesto a matarla? No lo creía, recordó cuando eran felices, ahora ese recuerdo estaba nublado en su mente. Escuchó al chofer maldecir y accionar el claxon, ella se distrajo dejó su móvil a un lado. Levantó la vista y vio un fuerte choque a unos metros de ellos, era una carambola de varios autos, que detenían el tráfico en el puente de Overwood, no había escapatoria, Marbella sintió náuseas súbitas, abrió la puerta, bajó del auto, el chofer la miró de reojo. Ella caminó hasta la orilla del puente a pocos pasos, vomitó, buscó un pañuelo en su bolsillo del vestido, limpió su boca, alzó la vista y miró a un pequeñ
—¿Qué ha dicho? —Lugh sintió un frío que lo congelaba desde la espina dorsal hasta sus pies—. No puede ser, ella… ¡estuvo ante mí, estaba… con vida! —Hubo una explosión, estamos determinando a que se debió, lo siento mucho, sería necesario que los familiares de Marbella Ronsard vinieran a la comisaria, tal vez haya que reconocer sus restos, si es que hay. «¿Cómo que si es que hay? ¡No puede ser! ¡No puede ser Marbella…!», pensó, el teléfono de Lugh cayó al suelo, él salió hasta el jardín. Vanessa dejó de fingir, caminó a toda prisa hasta la ventana y observó desde ahí a Lugh, su madre Pina se acercó a ella. —¿Crees que ya lo sepa? —exclamó la madre Vanessa sonrió. —Me apuesto a que ahora mismo ya se enteró, ojalá que haya sufrido mucho antes de morir. —¡Vanessa, no digas eso! Una cosa es que haya sido un accidente. Y… —Deja tus prejuicios, madre, estuviste de acuerdo en pagar todo nuestro dinero por esto, si no la hubiese mandado a matar, ¿Qué crees que hubiese pasado? Te lo d
Lugh entró en la casa, las mujeres retrocedieron, lo vieron entrar tan desesperado, el hombre no les hizo caso, fue hasta el despacho, entró y cerró la puerta de un fuerte azote. —Creo que esto te causará problemas, Vanessa, tal vez Marbella Ronsard está muerta, pero se ha convertido en un fantasma que te perseguirá. —¡Cállate, Pina! ¿Eres mi aliada o mi enemiga? —¡Hija! —exclamó su madre ante sus palabras —Aunque Marbella se convierta en un fantasma, ya he acabado con ella, nunca volverá, los fantasmas se pueden ir a la tumba. Vanessa subió la escalera, dispuesta a elegir su nueva habitación en la villa de Greenblue. Lugh estaba a oscuras en ese despacho, bebió varios tragos, luego llamó por teléfono. Su padre respondió. —¿Lugh? ¿Qué hora es esta para llamar? Dime, ¿Ha sucedido algo malo con Marbella? Te dije que la trajeras a la mansión, debemos hablar, no concibo que Marbella hubiese hecho algo tan cruel, ¡Es un error! Solo si ella lo dice, creeré en su culpabilidad —senten
Dylan Blyth miró a la mujer con estupor, luego asintió. —Te salvaré. El hombre le pidió que lo siguiera, caminaron, pero notó que ella estaba muy asustada. Al llegar al área de maternal, el señor Blyth exigió que su hijo fuera entregado a él. Los ojos de las enfermeras le miraron asustados. —Necesita una alta médica, señor, debe esperar al pediatra. —¡No necesito nada! Soy el padre del niño, puedo llevármelo si quiero, para eso tengo derechos. Las enfermeras se asustaron ante su tono de voz tan autoritario, incluso Marbella se sintió pequeña ante su voz. Las enfermeras vistieron al pequeño, y se lo entregaron en brazos. El hombre tomó la mano de Marbella. —¡No nos pueden ver! Los ojos de Marbella se abrieron enormes al ver a Lugh Ackerman muy cerca de ellos. Sintió que le daba terror, su corazón estaba roto, las lágrimas corrieron. Subieron al elevador, no había otra forma de escapar de ese lugar, pero Marbella se puso frente al hombre, dando la espalda, para que Lugh no la
Lugh y su padre volvieron a casa, junto a Bryce, pero se detuvieron un momento en el jardín, estaban desolados sin haber encontrado a Marbella, eso estaba matando a Lugh, pero también a Bryce, quien temía que ella hubiese muerto en esa m*****a explosión. La abuela Delia, y el abuelo Blard estaban en esa casa, esperaban a su nieto, aún no sabían lo que pasó con exactitud, intuían que el matrimonio de sus queridos nietos peligraba y se veían desesperados. La tía Amelie también estaba ahí junto a su esposo Orson. Cuando Vanessa bajó la escalera, aún tenía su rostro pálido como la nieve, un gesto enfermizo y débil. Los ojos de la abuela Delia se abrieron gigantes al ver a esa mujer, apretó los puños, golpeó su bastón contra el suelo. —¡Por todos los demonios del inframundo! ¿Qué haces aquí, m*****a mujer? —espetó con furia Los ojos de Vanesa estaban asustados al escuchar a la abuela. —¡Abuela Delia, yo no he tenido nada que ver! Delia no esperó un instante, dio una fuerte bofetada
Dos meses después. Nottingham, Londres. Marbella abrió los ojos, hacía frío, le molestaba el poco sol que había en esa ciudad, extrañaba su país, era verdad. Se levantó, tocó su pequeño vientre que amenazaba con pronto hacerse notar, tuvo algo de miedo, ¿Qué dirían el resto de los empleados? De por sí, muchos de ellos ya le tenían mala saña, sobre todo la señorita Kate, la ama de llaves de la mansión Blyth, era tan celosa de ella, que no había día en que no pelearan. Marbella tuvo que ir a vivir a Inglaterra con el señor Blyth y su hijo, no tenía dinero, ni nada más en Estados Unidos, era eso o quedarse sola ahí, sin ayuda, ahora todo lo que le interesaba era dar vida a su hijo. Se dio un baño caliente, se peinó y vistió. Miró su rostro, pensó en él, encendió su nuevo móvil y lo único que vio fue eso, sus ojos se abrieron enormes. «Se ha declarado a la señora Marbella Ronsard como desaparecida, pero no se le seguirá buscando, la familia Ackerman ha entendido que la mujer simpleme
—¿Qué pasó? —¿Cómo dices, amor? ¿No lo recuerdas? Hicimos el amor, como antes, como cuando me querías. Lugh enderezó su postura, tenía el pecho desnudo, no llevaba pantalones, pero su ropa interior estaba cubriéndolo. Tocó su cabeza, dolía, no tenía más recuerdos, solo llegar y caer en la cama, incluso recordó haber dicho el nombre de Marbella, tuvo nostalgia al recordarla. —No me acuerdo de nada. Vanessa se echó a llorar. —¡Estuvimos juntos! ¿Es que no me amas, Lugh? ¿Nunca volverás a amarme? Lugh la miró. —No te amo, Vanessa, entiéndelo, lo nuestro murió hace tiempo, esto fue un error. —¡Entonces! ¿Seguirás amando a la asesina de nuestro bebé? —exclamó Lugh hundió la mirada, Vanessa tomó su ropa, se metió en el cuarto de baño. Lugh se vistió a toda prisa, recibió una llamada, creyó que era de la empresa, pero no, en realidad era una llamada de la policía. —Señor Ackerman, ¿puede asistir a las oficinas de policía? Debemos hablar sobre nueva información de su exesposa. Lugh
Al día siguiente. La abuela Delia estaba en el salón principal, Cordelia estaba a su lado, y al lado de la chica estaba el abuelo Blard. Bryce estaba nervioso apretando las manos, mirándolos. —Entonces, ¿ya me dirán que pasa aquí? Cordelia se levantó, estaba nerviosa, pero se aventuró a hablar. —Abuela, Bryce me ha pedido que sea su novia, y le he dicho que sí, porque lo amo con todo mi corazón, quiero que lo sepan, y me den su aprobación. Delia se levantó feliz, abrazó a la chica que tenia ojos bañados de ilusión. —¡Estoy feliz por ti, cariño! El abuelo Blard no estaba tan animado como su esposa, había algo en ese hombre, algo que no le agradaba después de todo. —Abuelo, ¿no estás feliz con mi decisión? El abuelo se levantó la abrazó con fuerzas. —Claro que sí, todo lo que te hace feliz a ti, me hace feliz a mí —el abuelo miró a Bryce—. Espero que hagas muy feliz a mi niña, o te las verás conmigo —dijo severo. Bryce solo pudo sonreír. —Claro que la cuidaré, adoro a Cory,