Lugh entró en la casa, las mujeres retrocedieron, lo vieron entrar tan desesperado, el hombre no les hizo caso, fue hasta el despacho, entró y cerró la puerta de un fuerte azote. —Creo que esto te causará problemas, Vanessa, tal vez Marbella Ronsard está muerta, pero se ha convertido en un fantasma que te perseguirá. —¡Cállate, Pina! ¿Eres mi aliada o mi enemiga? —¡Hija! —exclamó su madre ante sus palabras —Aunque Marbella se convierta en un fantasma, ya he acabado con ella, nunca volverá, los fantasmas se pueden ir a la tumba. Vanessa subió la escalera, dispuesta a elegir su nueva habitación en la villa de Greenblue. Lugh estaba a oscuras en ese despacho, bebió varios tragos, luego llamó por teléfono. Su padre respondió. —¿Lugh? ¿Qué hora es esta para llamar? Dime, ¿Ha sucedido algo malo con Marbella? Te dije que la trajeras a la mansión, debemos hablar, no concibo que Marbella hubiese hecho algo tan cruel, ¡Es un error! Solo si ella lo dice, creeré en su culpabilidad —senten
Dylan Blyth miró a la mujer con estupor, luego asintió. —Te salvaré. El hombre le pidió que lo siguiera, caminaron, pero notó que ella estaba muy asustada. Al llegar al área de maternal, el señor Blyth exigió que su hijo fuera entregado a él. Los ojos de las enfermeras le miraron asustados. —Necesita una alta médica, señor, debe esperar al pediatra. —¡No necesito nada! Soy el padre del niño, puedo llevármelo si quiero, para eso tengo derechos. Las enfermeras se asustaron ante su tono de voz tan autoritario, incluso Marbella se sintió pequeña ante su voz. Las enfermeras vistieron al pequeño, y se lo entregaron en brazos. El hombre tomó la mano de Marbella. —¡No nos pueden ver! Los ojos de Marbella se abrieron enormes al ver a Lugh Ackerman muy cerca de ellos. Sintió que le daba terror, su corazón estaba roto, las lágrimas corrieron. Subieron al elevador, no había otra forma de escapar de ese lugar, pero Marbella se puso frente al hombre, dando la espalda, para que Lugh no la
Lugh y su padre volvieron a casa, junto a Bryce, pero se detuvieron un momento en el jardín, estaban desolados sin haber encontrado a Marbella, eso estaba matando a Lugh, pero también a Bryce, quien temía que ella hubiese muerto en esa m*****a explosión. La abuela Delia, y el abuelo Blard estaban en esa casa, esperaban a su nieto, aún no sabían lo que pasó con exactitud, intuían que el matrimonio de sus queridos nietos peligraba y se veían desesperados. La tía Amelie también estaba ahí junto a su esposo Orson. Cuando Vanessa bajó la escalera, aún tenía su rostro pálido como la nieve, un gesto enfermizo y débil. Los ojos de la abuela Delia se abrieron gigantes al ver a esa mujer, apretó los puños, golpeó su bastón contra el suelo. —¡Por todos los demonios del inframundo! ¿Qué haces aquí, m*****a mujer? —espetó con furia Los ojos de Vanesa estaban asustados al escuchar a la abuela. —¡Abuela Delia, yo no he tenido nada que ver! Delia no esperó un instante, dio una fuerte bofetada
Dos meses después. Nottingham, Londres. Marbella abrió los ojos, hacía frío, le molestaba el poco sol que había en esa ciudad, extrañaba su país, era verdad. Se levantó, tocó su pequeño vientre que amenazaba con pronto hacerse notar, tuvo algo de miedo, ¿Qué dirían el resto de los empleados? De por sí, muchos de ellos ya le tenían mala saña, sobre todo la señorita Kate, la ama de llaves de la mansión Blyth, era tan celosa de ella, que no había día en que no pelearan. Marbella tuvo que ir a vivir a Inglaterra con el señor Blyth y su hijo, no tenía dinero, ni nada más en Estados Unidos, era eso o quedarse sola ahí, sin ayuda, ahora todo lo que le interesaba era dar vida a su hijo. Se dio un baño caliente, se peinó y vistió. Miró su rostro, pensó en él, encendió su nuevo móvil y lo único que vio fue eso, sus ojos se abrieron enormes. «Se ha declarado a la señora Marbella Ronsard como desaparecida, pero no se le seguirá buscando, la familia Ackerman ha entendido que la mujer simpleme
—¿Qué pasó? —¿Cómo dices, amor? ¿No lo recuerdas? Hicimos el amor, como antes, como cuando me querías. Lugh enderezó su postura, tenía el pecho desnudo, no llevaba pantalones, pero su ropa interior estaba cubriéndolo. Tocó su cabeza, dolía, no tenía más recuerdos, solo llegar y caer en la cama, incluso recordó haber dicho el nombre de Marbella, tuvo nostalgia al recordarla. —No me acuerdo de nada. Vanessa se echó a llorar. —¡Estuvimos juntos! ¿Es que no me amas, Lugh? ¿Nunca volverás a amarme? Lugh la miró. —No te amo, Vanessa, entiéndelo, lo nuestro murió hace tiempo, esto fue un error. —¡Entonces! ¿Seguirás amando a la asesina de nuestro bebé? —exclamó Lugh hundió la mirada, Vanessa tomó su ropa, se metió en el cuarto de baño. Lugh se vistió a toda prisa, recibió una llamada, creyó que era de la empresa, pero no, en realidad era una llamada de la policía. —Señor Ackerman, ¿puede asistir a las oficinas de policía? Debemos hablar sobre nueva información de su exesposa. Lugh
Al día siguiente. La abuela Delia estaba en el salón principal, Cordelia estaba a su lado, y al lado de la chica estaba el abuelo Blard. Bryce estaba nervioso apretando las manos, mirándolos. —Entonces, ¿ya me dirán que pasa aquí? Cordelia se levantó, estaba nerviosa, pero se aventuró a hablar. —Abuela, Bryce me ha pedido que sea su novia, y le he dicho que sí, porque lo amo con todo mi corazón, quiero que lo sepan, y me den su aprobación. Delia se levantó feliz, abrazó a la chica que tenia ojos bañados de ilusión. —¡Estoy feliz por ti, cariño! El abuelo Blard no estaba tan animado como su esposa, había algo en ese hombre, algo que no le agradaba después de todo. —Abuelo, ¿no estás feliz con mi decisión? El abuelo se levantó la abrazó con fuerzas. —Claro que sí, todo lo que te hace feliz a ti, me hace feliz a mí —el abuelo miró a Bryce—. Espero que hagas muy feliz a mi niña, o te las verás conmigo —dijo severo. Bryce solo pudo sonreír. —Claro que la cuidaré, adoro a Cory,
Marbella estaba perpleja, sus ojos eran enormes al escuchar esas palabras. —¿Qué ha dicho? —exclamó al instante en que se puso pálida. —Quiero que te cases conmigo, Mar —sentenció, su voz era firme, no parecía haber un atisbo de broma en sus palabras, ella le mirò incrédula, ¿Se volvió loco? No lo sabía. —¡¿Qué dice?! Debió perder la cabeza, mi respuesta es no, incluso si usted salvó mi vida, mi respuesta sigue siendo que no —espetó. Marbella estaba por irse, cuando sintió su fuerte mano devolverla. Se quedó perpleja, sintiendo como ese hombre la inmovilizaba al estrechar su cintura, estaban muy cercas. —¡Me lo debes, Mar! Debes ser mi esposa, ¡te lo suplico! Ella se quedó perpleja, ¿una súplica? Marbella volvió a negar. Sus miradas se cruzaron un instante, ella pudo ver que la fiereza abandonó el rostro del señor Blyth, cambió su gesto a uno desamparado. —Estoy sufriendo —dijo y comenzó a toser, tosió tan fuerte que un hilo de sangre escurrió pro su boca. Marbella tuvo terr
—Mar, mi esposa me engañó, y luego me abandonó por otro hombre, era más joven, el heredero de mucho dinero, igual que yo, la diferencia fue que a mí me dejó con nuestro hijo, renunció a su custodia. Durante años me pregunté que hice mal, ¿Por qué a ella le fue bien y a mí no? Nunca lo entenderé sobre todo cuando sigo recibiendo golpes. —No lo sé… señor Blyth, créame que no sé como a los malos le resultan las cosas bien, a veces pienso que es un mundo al revés. Dylan sonrió. —Tengo cáncer de estómago, Mar, cáncer terminal, me queda muy poco tiempo de vida. Los ojos de Marbella se abrieron enormes, se volvieron llorosos, sintió un nudo en su estómago. —¿Qué? Yo… lo siento… —exclamó asustada —Lo único que me duele es mi hijo, no tengo familia, solo algunos lejanos que son tan ricos como yo para importarles mi pequeño, y a ti. Pensé en ti, pronto serás madre, sabes lo que es ser traicionada, sabes lo que es que alguien rompa tu corazón, he padecido lo mismo, una vez que ocurre, tu co