Mario y Amelia fueron a la habitación de Pedro, él puso una lánguida sonrisa cuando los vio juntos con sus trajes de bodas. Se quitó la mascarilla de oxígeno con la voz débil les dijo:—Ya están unidos, como Dios manda. —Amelia se inclinó y le dio un beso en la frente.—Si papá, ya puedes estar tranquilo.—Ya puedo morir en paz.—No, tienes que mejorarte, aún te falta conocer a tu nieto. —Mario agregó:—Debe aferrarse a la vida, Amelia y yo queremos que usted conozca a nuestro retoño.—Nadie manda ni elige cuánto tiempo vivir. Jesucristo le entregó su alma a Dios cuando supo que ya era hora de partir… yo también… ya le entregué la mía. Amelia y Rita se pusieron a llorar.—Papá no quiero que te mueras. —Pedro suspiró.—Gracias hijos. Pedro se veía fatigado, entonces Rita le acomodó la máscara.—Te ves cansado Pedro, mejor duerme un rato. —Pedro acomodó su cabeza hacia un lado, parecía que se sentía muy cómodo.Rita le dijo a Amelia que fuera a descansar.—Descanse un poco Amelia, R
Diego se marchó, Milena cabizbaja cerró la puerta, luego volteó para ir a la cocina y vio a Karin en la sala observándola con una mirada cargada de complicidad.—¿Qué estás haciendo parada ahí? —Preguntó molesta y avergonzada; Karin con una sonrisa le dijo:—¿Por qué no me lo habías contado? —¿Contar qué?—Que andas con el hermano de Ignacio.—No ando con él.—Escuché la conversación, por las cosas que te dijo es evidente que ese hombre está enamorado de ti… ojalá Ignacio alguna vez me hubiera hablado así, todo este tiempo creí que él era más lindo y más dulce que su hermano, pero ya me di cuenta por lo que acabo de ver que Diego solo finge ser un témpano de hielo cuando en realidad es un oso cariñoso, y desea estar contigo; no comprendo porque te rehúsas, él es el hombre perfecto para ti.Milena puso una dura expresión.—¿Te parece que puedo quedarme con él siendo tu cómplice?—No comprendo, ¿qué me estás queriendo decir?—Sé todo de ti, sé que me recibiste mucho dinero al licenciad
La camioneta azul se estaciono frente al cementerio, uno de los hombres bajó de esta y entró a observar dónde se estaba llevando el acto del sepelio.Se acercó solo lo necesario procurando no ser percibido por los que acompañaban a los dolientes. Se escondió detrás de una pequeña capilla. Desde allí observó todo y vio claramente a Amelia, con su avanzado estado de embarazo no era difícil reconocerla. Sacó el celular y llamó a los que estaban en la camioneta.—Confirmado, ella está aquí.—Perfecto, esperaremos a que salgan, tú vigila en qué coche se sube ella, los seguimos y emboscamos en la carretera cuando no haya mucha gente alrededor.***Silvia llegó al estudio donde Ernesto se encontraba.—Creí que estabas dormida.—No puedo dormir querido, ¿cómo hacerlo cuando sé que en muy poco tiempo estaré muerta? digo, mi sustituta; mejor voy a beber una copa de vino, ¿quieres?Él se levantó de la silla, se acercó a ella y la sujetó de la cintura.—¿Qué tal si mejor bebo de tu cuerpo? —Come
Ignacio se encontraba solo en la oficina, de pronto la secretaria le avisó que Karin necesitaba hablar con él. —Está bien, dile que pase. Karin entró a la oficina y lo encontró sentado detrás del escritorio, los dos tenían una expresión seria en su rostro. Él la miró fijo a los ojos. —¿Vienes a restregarme las infidelidades de mi esposa? —No. ¿Para qué? Igual insistes en quedarte con ella, te gusta que te monten el cuerno. Ignacio se levantó del escritorio y con un tono de voz molesto agregó: —En este momento tengo mis niveles de tolerancia por el piso, así que mejor vete. De pronto Karin comenzó a sollozar de la rabia e impotencia que estaba sintiendo por dentro. —Ahora me echas de tu oficina cuando por dos años te acompañé en tus momentos más difíciles, pero ahora ya no te hago falta ¿verdad? Ignacio agachó el rostro. —He intentado hacerte entender que lo nuestro se acabó. —¿Cómo quieres que lo entiendas cuando hasta hace unas semanas teníamos nuestra vida planeada? —Ig
Amelia de la impresión que tenía comenzó a sentir punzadas en la panza, eso la puso aún más nerviosa."Dios mío creo que son contracciones"Desesperada le dijo a sus captores:—¿A dónde me llevan? —Guarde silencio. Le dijo el que conducía con una voz áspera. El otro volteó a mirarla y vio el rostro de Amelia, se notaba que tenía dolor en la pierna donde recibió el disparo, pero además se tocaba la panza. La observó varios segundos, luego volteó a ver al otro.—¿Por qué nos mandaron a raptar a esta mujer si está embarazada?—Sabes que no se nos está permitido hacer preguntas, debemos entregarla donde nos dijeron.—¿La van a matar? —Callate. Amelia los escuchó, con una voz desesperada les dijo:—¿Quién me quiere matar? Yo no les he hecho nada.—Callese si no quiere que le cierre la jeta con dos balazos. —Dijo el que conducía.—Mi bebé está a punto de nacer, no pueden hacerle daño.—¡Le dije que se calle!El hombre paró la camioneta a un lado de la carretera y volteó a mirar a Amelia
Al mismo tiempo que el grupo Alcázar estaba siendo atacado, un hombre y dos mujeres invadieron la casa de la familia con el objetivo de llevarse a Mari Ángel.Los dos guardaespaldas que había en la casa opusieron resistencia, pero sus armas no eran poderosas como las que usaban los delincuentes. La misión fue fácil para ellos, en pocos minutos la niña fue secuestrada por órdenes de su propia madre. Lucrecia sufrió un fuerte desmayo, ignorando que cosas peores estaban por ocurrir.***Los captores llevaron a Ignacio al estacionamiento, él no tenía la más mínima idea de que Amelia se encontraba allí. Lo llevaron bajo amenaza hasta la camioneta, el que la conducía abrió el lado donde se encontraba Karin, la agarró del cabello y la jaló bruscamente y la lanzó contra el piso, un grito se escapó de su garganta. Con el impacto de su cuerpo contra el pavimento, el celular que tenía escondido cayó a un par de metros de ella. El hombre miró el artefacto y la miró a ella con furia; Karin pens
UN AÑO DESPUÉS Una mañana Amelia despertó del coma después de un año. Desde el día que recibió el disparó ni había vuelto a abrir sus ojos. Pero esa mañana despertó súbitamente cuando ya nadie esperaba que lo hiciera. Miró a todos lados de la habitación donde se encontraba, esta era amplia, de techos altos, con molduras de yeso y muebles muy lujosos, era como la habitación de alguien de la nobleza. Al lado izquierdo había un gran ventanal con sus cortinas abiertas. Amelia había perdido mucho peso, su piel parecía pegada a los huesos de lo delgada que estaba, su juventud y belleza mermaron como si muchos años hubieran transcurrido. Estaba desorientada, ignoraba en dónde se encontraba, tampoco sabía quién era, no recordaba nada, su propio nombre. Se sentó despacio y se quitó la manta que la cubría. Observó sus piernas. Su cuerpo reposaba sobre una cama clínica. Puso sus ojos sobre el ventanal. La luz del exterior la llamaba, sintió deseos de acercarse y mirar más allá de las pare
***Amelia le Preguntó a Ignacio:—¿Qué nos sucedió? —¿Te refieres a…—Lucrecia me dijo que tuvimos un accidente automovilístico. —Igancio se sentó erguido.—Si, fue un accidente, en una autopista, estaba lloviendo mucho y perdí el control del auto. Ambos luchamos por salir ilesos, casi no sobrevivimos. Estuve en coma durante tres semanas… pero desperté, igual que tú vencí a la muerte, regresé a la vida para protegerte a ti y a toda mi familia. ***Jr. y Mari Ángel llegaron del colegio al mediodía, Diego llegó casi igual que ellos acompañado por su primo Andrés.—¡Qué bueno que viniste a almorzar con nosotros! —Le dijo Lucrecia a Diego, ya que él se había quedado viviendo en la casa de la ciudad.—Vine por… Por lo de Silvia. —Respondió Diego.—¡Hoy ha sido un gran día para esta vieja mansión! Y tú Adresito debes estar ansioso por verla.—Todos quieren verla tía, si vieras el revuelo que hay en el grupo con la noticia, pronto esta mansión se llenará de gente q