Las hermanas y la madre de Mario se hicieron cargo de decorar el jardín de la casa de Pedro para la boda, llegaron con muchas flores, algunas sillas de fiesta, manteles y dos mesones. Amelía tenía más amargura que alegría.—¿Para qué hacen todo esto? papá está muy enfermo, no es prudente hacer una celebración.La madre de Mario le dijo:—Es precisamente por Pedro que hacemos esto, para que tenga buenos recuerdos de la boda de su hija. Después cuando él se recupere Mario y tú podrán hacer una fiesta más bonita y con todas las de la ley —Le tocó la barriga y sonrió—. Mi primer nietecito ya habrá nacido para cuando eso suceda. ¿Pero por qué no vas a alistarte? ya se hace tarde, el padre no demora en llegar a tomarles la confesión.***Ernesto puso a Henrry al tanto del plan que él y Silvia iban a ejecutar en contra de Marino en pocas horas. A cambio y para tener parte en el nuevo grupo criminal que desplazaría a las calaveras, Henrry le confesó en dónde había escondido la caleta de cocaí
Rita viajó desde la capital en cuanto se enteró del estado de salud de Pedro y de la vida repentina de Amelia. Llegó a la casa después de las seis de la tarde con uno de sus hijos. Acompañó a Amelia para que terminara de alistarse.—Quedaste muy preciosa, pero te falta el velo.—No quiero usar velo tía.—Pero es lo que se acostumbra, no tienes que taparte la cara, pero puedes ponértelo sobre el moño, voltéate y yo te acomodo, así saldrás más linda en las fotos y Pedro estará encantado con verla tan hermosa.—Tía sabes que no amo a Mario, no deseo nada de esto, solo lo hago por mi papá. —Rita puso cara de lamento.—Pero si te casas con Mario él se convertirá en tu nueva familia, es el padre de ese niño que está a días de nacer, ya no habrá marcha atrás.—No sé si pueda convivir con Mario.—Será tu marido, tienes que adaptarte a tu nueva vida.—Solo espero que esto sirva para la recuperación de papá, espero que estando tranquilo mejore su salud.—Ten fe hija, ya verás que todo te saldrá
Henrry ya enterado de todo preguntó:—¿A qué horas será el golpe?—No tengo hora exacta aún, todo se llevará a cabo cuando los hombres de Marino bajen la guardia en el territorio. Todo estará coordinado, el rapto de la sustituta debe hacerse poco antes, no daremos chance a la policía de actuar y que se descubra que ella no es Silvia, esa mujer debe morir junto a Ignacio Alcázar; todos lamentaran el asesinato del feliz matrimonio del millonario y su linda esposa.***El padre se acercó a Ignacio.—¿Usted quién es y por qué vino a causar este desastre? —Mario furioso gritó.—Este desgraciado quiere robarme a mujer. —Rosalía con desdén le dijo:—No seas imbécil Mario, entre Amelia y tú no ha habido nada desde que ella regresó a la capital.—Tú cállate, todo esto es por tu culpa. —Por mi culpa no, tú fuiste el que me propuso…—Callense los dos —Dijo el padre Evaristo—. Debería darles vergüenza hablar de esa manera. Los dos tienen mucha culpa de que Amelia se haya ido a la capital, pero l
Mario y Amelia fueron a la habitación de Pedro, él puso una lánguida sonrisa cuando los vio juntos con sus trajes de bodas. Se quitó la mascarilla de oxígeno con la voz débil les dijo:—Ya están unidos, como Dios manda. —Amelia se inclinó y le dio un beso en la frente.—Si papá, ya puedes estar tranquilo.—Ya puedo morir en paz.—No, tienes que mejorarte, aún te falta conocer a tu nieto. —Mario agregó:—Debe aferrarse a la vida, Amelia y yo queremos que usted conozca a nuestro retoño.—Nadie manda ni elige cuánto tiempo vivir. Jesucristo le entregó su alma a Dios cuando supo que ya era hora de partir… yo también… ya le entregué la mía. Amelia y Rita se pusieron a llorar.—Papá no quiero que te mueras. —Pedro suspiró.—Gracias hijos. Pedro se veía fatigado, entonces Rita le acomodó la máscara.—Te ves cansado Pedro, mejor duerme un rato. —Pedro acomodó su cabeza hacia un lado, parecía que se sentía muy cómodo.Rita le dijo a Amelia que fuera a descansar.—Descanse un poco Amelia, R
Diego se marchó, Milena cabizbaja cerró la puerta, luego volteó para ir a la cocina y vio a Karin en la sala observándola con una mirada cargada de complicidad.—¿Qué estás haciendo parada ahí? —Preguntó molesta y avergonzada; Karin con una sonrisa le dijo:—¿Por qué no me lo habías contado? —¿Contar qué?—Que andas con el hermano de Ignacio.—No ando con él.—Escuché la conversación, por las cosas que te dijo es evidente que ese hombre está enamorado de ti… ojalá Ignacio alguna vez me hubiera hablado así, todo este tiempo creí que él era más lindo y más dulce que su hermano, pero ya me di cuenta por lo que acabo de ver que Diego solo finge ser un témpano de hielo cuando en realidad es un oso cariñoso, y desea estar contigo; no comprendo porque te rehúsas, él es el hombre perfecto para ti.Milena puso una dura expresión.—¿Te parece que puedo quedarme con él siendo tu cómplice?—No comprendo, ¿qué me estás queriendo decir?—Sé todo de ti, sé que me recibiste mucho dinero al licenciad
La camioneta azul se estaciono frente al cementerio, uno de los hombres bajó de esta y entró a observar dónde se estaba llevando el acto del sepelio.Se acercó solo lo necesario procurando no ser percibido por los que acompañaban a los dolientes. Se escondió detrás de una pequeña capilla. Desde allí observó todo y vio claramente a Amelia, con su avanzado estado de embarazo no era difícil reconocerla. Sacó el celular y llamó a los que estaban en la camioneta.—Confirmado, ella está aquí.—Perfecto, esperaremos a que salgan, tú vigila en qué coche se sube ella, los seguimos y emboscamos en la carretera cuando no haya mucha gente alrededor.***Silvia llegó al estudio donde Ernesto se encontraba.—Creí que estabas dormida.—No puedo dormir querido, ¿cómo hacerlo cuando sé que en muy poco tiempo estaré muerta? digo, mi sustituta; mejor voy a beber una copa de vino, ¿quieres?Él se levantó de la silla, se acercó a ella y la sujetó de la cintura.—¿Qué tal si mejor bebo de tu cuerpo? —Come
Ignacio se encontraba solo en la oficina, de pronto la secretaria le avisó que Karin necesitaba hablar con él. —Está bien, dile que pase. Karin entró a la oficina y lo encontró sentado detrás del escritorio, los dos tenían una expresión seria en su rostro. Él la miró fijo a los ojos. —¿Vienes a restregarme las infidelidades de mi esposa? —No. ¿Para qué? Igual insistes en quedarte con ella, te gusta que te monten el cuerno. Ignacio se levantó del escritorio y con un tono de voz molesto agregó: —En este momento tengo mis niveles de tolerancia por el piso, así que mejor vete. De pronto Karin comenzó a sollozar de la rabia e impotencia que estaba sintiendo por dentro. —Ahora me echas de tu oficina cuando por dos años te acompañé en tus momentos más difíciles, pero ahora ya no te hago falta ¿verdad? Ignacio agachó el rostro. —He intentado hacerte entender que lo nuestro se acabó. —¿Cómo quieres que lo entiendas cuando hasta hace unas semanas teníamos nuestra vida planeada? —Ig
Amelia de la impresión que tenía comenzó a sentir punzadas en la panza, eso la puso aún más nerviosa."Dios mío creo que son contracciones"Desesperada le dijo a sus captores:—¿A dónde me llevan? —Guarde silencio. Le dijo el que conducía con una voz áspera. El otro volteó a mirarla y vio el rostro de Amelia, se notaba que tenía dolor en la pierna donde recibió el disparo, pero además se tocaba la panza. La observó varios segundos, luego volteó a ver al otro.—¿Por qué nos mandaron a raptar a esta mujer si está embarazada?—Sabes que no se nos está permitido hacer preguntas, debemos entregarla donde nos dijeron.—¿La van a matar? —Callate. Amelia los escuchó, con una voz desesperada les dijo:—¿Quién me quiere matar? Yo no les he hecho nada.—Callese si no quiere que le cierre la jeta con dos balazos. —Dijo el que conducía.—Mi bebé está a punto de nacer, no pueden hacerle daño.—¡Le dije que se calle!El hombre paró la camioneta a un lado de la carretera y volteó a mirar a Amelia