120 Inquietud
En la mañana Ignacio despertó con el ruido de la alarma. Volteó a ver a Amelia, luego miró hacia el techo y sonrió "No es un sueño." Pensó dentro de sí. Se acercó a ella y le acarició el rostro, Amelia se movió hacia el otro lado aun dormida; entonces le besó el hombro y comenzó a acariciar de nuevo si cara; Amelia abrió los ojos y volteó a mirarlo, vio el rostro risueño de su esposo.

—¿Cómo amaneció la reina? —Amelia puso la mano sobre la mejilla de Ignacio y se quedó viéndolo a los ojos con una tenue sonrisa le dijo:

—Feliz, con muchas ganas de vivir mi vida contigo. —Igancio besó su mano.

—Yo también me siento feliz, no sabes cuánto, contigo tengo la felicidad que había olvidado que existía.

Esa mañana hicieron de nuevo el amor y se ducharon juntos.

Por primera vez Amelia bajó al comedor a desayunar con toda la familia desde que despertó del coma.

Llegó tomada de la mano con Ignacio, los dos estaban sonrientes, Lucrecia emocionada al verlos juntos comentó:

—¡Qué lindos se ve
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