Hasan salió de la habitación como alma que llevaba el diablo, no iba a tener paz hasta encontrar la punta del hilo en todo ese enredo. Sin embargo, estaba muy seguro de que no iba a casarse con Nayla por nada del mundo y menos cuando tenía la completa seguridad de que todo era una trampa y tal como se lo había dicho a su madre. Iba a encontrar al responsable o responsables y los haría pagar, les haría lamentarse por sus acciones y cobraría con creces el sufrimiento y llanto de Sienna. Los siguientes días pasaron y en el palacio era como si hubiese muerto alguien de la familia, todo era silencioso, el ambiente era denso y oscuro, nadie se atrevía a levantar la voz. Hasan miró la puerta de su habitación, Sienna se negaba a hablar y él estaba perdiendo la poca cordura que le quedaba. —Callie —llamó, cuando la chica salió de la habitación. —Hasan. —¿Cómo está? —preguntó. Callie suspiró. —Apenas ha querido comer, Sienna no está bien y me temo que termine enfermando. Tienes que hacer
Hasan contempló el rostro sereno de Sienna, se había quedado dormida al final de la tarde luego de probar bocado. —Hay que dejarla descansar, la ha pasado realmente mal —dijo Callie en tono bajo, mientras Hasan cubría el cuerpo de Sienna con una fina sábana. —Todo esto es mi culpa, no debí traerla y lo peor es que cuando me di cuenta de que no debí hacerlo, no hice nada por llevarla de aquí. No hice nada para protegerla de mi madre —comento. —Tendrás que perdonarme por lo que voy a decirte, pero como dice el dicho, el casado casa quiere. No puedes vivir bajo el techo de tus padres toda la vida, Hasan. Tienes que saber quién es más importante en tu vida, Sienna o la hiena de tu madre —pronunció sin que le temblara la voz, aun sabiendo que podía ser reprendida o incluso castigada por sus palabras. Sin embargo, Hasan ni siquiera se molestó, sus ojos estaban fijos sobre el rostro de Sienna. —Nos iremos de aquí, obviamente no puedo dejar el país hasta que descubra quien ha organizado t
Sienna intentó moverse, sentía el cuerpo dolorido, la posición en la que estaba no era la mejor, sin embargo, pronto se dio cuenta de que no estaba sola y que unos fuertes brazos se cerraban sobre su cintura y la cabeza de Hasan la presionaba sobre el hombro.—Hasan —llamó ella con cuidado, quería levantarse y correr al baño, su vejiga pedía a gritos liberación, pero Hasan estaba profundamente dormido.Sienna intentó apartarse de sus manos y alejarse lo suficiente para poder levantarse, pero sus intentos fueron fallidos, solo consiguieron que Hasan se aferrara más a su cintura y su mentón presionara su hombro y cuello.La muchacha suspiró y lo intentó una tercera vez.—No te muevas, Sienna —pidió Hasan con voz ronca y perezosa por el sueño.El cuerpo de la joven se tensó al sentir el aliento de Hasan golpear la piel de su nuca, haciendo que cada vello se le erizara y un escalofrío le recorriera la columna vertebral.—Tengo que ir al baño —susurró Sienna en tono bajo, tratando de que s
Hasan se puso de pie como un rayo, fue tan rápido que su silla cayó al piso, pero poco le importó. Su atención estaba puesta en las palabras de Assim.—¿Tienes toda la información? —preguntó casi ahogándose con sus palabras.—Las tengo, señor, y todo sucedió tal como usted se lo imaginaba.Hasan sonrió al escuchar la confirmación de Assim, no necesitaba perder más tiempo para volar a Dubái, limpiar su nombre y darle a Sienna la tranquilidad que tanto necesitaba.—Prepara todo, estaremos de regreso lo más pronto posible, pero no alertes a nadie, Assim, no quiero errores —le advirtió.—Señor.—No confíes en nadie, ni siquiera en Jenna, de esas pruebas depende mi vida —dijo antes de cerrar la llamada.Hasan se paseó por su oficina, su corazón estaba eufórico, finalmente todo saldría a la luz y no tendría ninguna obligación con Nayla, ni con nadie de su familia, él estaba más que dispuesto a romper todos sus lazos si era necesario con tal de ser feliz y hacer feliz a Sienna.Pensar en su
«Nayla Najdi, estás sentenciada a recibir ochenta flagelaciones por el delito de calumnia y ochenta por el uso indebido de sustancias ilegales»«Estás sentenciada a ochenta flagelaciones»«Ochenta flagelaciones»Nayla sintió que la tierra se abrió bajo sus pies, deseaba que la tierra se la tragara y la escupiera en cualquier otra parte del mundo. En realidad, no le importaba el sitio, solo, que fuera lejos del palacio y del castigo al que había sido condenada.—¡No! ¡Noo! ¡No pueden hacerme esto, soy la víctima en este caso! —gritó tratando de defenderse, sin embargo, era una acción innecesaria, las pruebas eran contundentes y la sentencia había sido dictada, no había vuelta de hoja, así llorara y gritara, nada iba a impedir que la justicia fuera impartida.—No, por favor, ¡piedad para mi hija! —gritó Azahara cuando pudo recuperar su voz.Los ancianos negaron.—Mañana a primera hora se llevará a cabo el castigo. No será un acto público por respeto a Hasan y su esposa. No es ninguna co
—Callie.La joven sintió un vacío abrirse en la boca de su estómago, las manos empezaron a temblarle y tuvo que apretarlos con fuerza en dos puños para que Farid no se diera cuenta del poder que ejercía sobre ella.Callie no se sentía particularmente emocionada como debería estarlo, se había enamorado, quizá por primera vez en su vida experimentaba aquellos sentimientos tan fuertes y aquellas emociones que en momentos como esos la sobrepasaban. El problema no era su amor por Farid, el principal problema era Farid.—Callie —volvió a llamar el hombre al ver que ella se quedaba inmóvil y en completo silencio.—No deberías estar aquí —soltó Callie, el ala norte estaba prohibido para todo aquel que no aceptara a Sienna como esposa de Hasan, una decisión muy sensata por parte de Hasan, aunque un poco tarde.—Quería verte.—Ya me has visto, ahora puedes irte —soltó Callie sin piedad.Farid apretó los puños ante la frialdad de la muchacha, quería, deseaba tomarla entre sus brazos y hacerse pe
«¡Sienna!»El corazón de Hasan estuvo a punto de detenerse dentro de su pecho al sentir el cuerpo de Sienna aflojarse entre sus brazos.—¡Sienna! —volvió a gritar, mientras la llevaba a la cama—. Por favor, no me hagas esto —susurró.Hasan colocó el cuerpo de Sienna sobre la cama, apartó el mechón de su rostro y miró a la puerta, con la esperanza de que alguien hubiese escuchado su grito de angustia, pero nadie se asomó.—¡Assim! ¡Callie! —gritó a todo pulmón mientras la angustia se apoderaba de todo su ser.Hasan pocas veces había sentido miedo, quizá, nunca antes de conocer a Sienna. Sin embargo, ahora que la tenía, temía perderla.—¡Assim! ¡Callie! —volvió a gritar, esperando esta vez tener éxito.La puerta se abrió de manera abrupta mientras el consejero y la rubia hacían acto de presencia en la habitación.—¡Señor!—¡Sienna! —gritó Callie al ver a su amiga desmayada.—Llama un médico, Assim, dile que es urgente —ordenó Hasan.Mientras Callie corrió al cuarto de baño, ya se había
«¿Secuestrada?»Callie frunció el ceño y miró a Farid con seriedad, tanta, que, si fueran dagas, habrían perforado el pecho del hombre.—¿Te has vuelto loco? —preguntó Callie, sin mirar al chofer.—Sí y tú eres la única responsable —respondió Farid.Callie abrió los ojos con sorpresa.—¿Yo?—Vamos a casa —ordenó Farid al chofer, solo entonces Callie giró el rostro para mirar al hombre frente al volante.—¿Dónde está mi chofer? ¿Qué hiciste con él? —preguntó la joven asustada al ver que el hombre no era el mismo que la había traído.—Lo he despedido en tu nombre y lo he enviado a casa —respondió Farid con una tranquilidad que enervó el cuerpo de Callie.—¡No tenías ningún derecho! —exclamó elevando la voz—. ¿Cómo te atreves? —cuestionó Callie enojada.Farid hizo un gesto con la cabeza y el chofer puso el auto en marcha de inmediato.—Farid.—Quiero hablar contigo, eso es todo —mencionó con una tranquilidad que en realidad no sentía.Farid era consciente de que estaba cometiendo un nuev