Sienna miró a Nayla, con cierto resentimiento, no podía olvidar sus intenciones de convertirse en la esposa de Hasan.—Les he hecho una pregunta y quiero una respuesta convincente —dijo Hasan, sintiendo el malestar de Sienna.Nayla fue la primera que dio un paso al frente, inclinó la cabeza e hizo una ligera reverencia antes de mirar a Hasan.—Siento volver a molestarte, Hasan, pero no puedo continuar mi vida sin antes pedir perdón —dijo y sus ojos se llenaron de lágrimas.—¿Perdón?—Mis acciones del pasado son lamentables y despreciables, no debí dejarme seducir por la idea de convertirme en tu esposa, no supe entender que te habías enamorado de Sienna, y pensé que podía luchar contra eso —dijo, haciendo una breve pausa para coger aire—. He llevado la vergüenza y la deshonra a casa de mi padre.Hasan miró a Nayla, parecía sincera, sin embargo, no quería arriesgarse a creerle de buenas a primeras.—¿Quieres el perdón? —preguntó Hasan dando un paso adelante, haciendo que Nayla diera un
El avión aterrizó en el aeropuerto de Dubái cuando el sol se estaba ocultando. La pareja se dirigió a la salida donde un auto los esperaba.—Jenna —llamó Assim al darse cuenta de que la manga de la túnica le temblaba con violencia.—Lo siento, estoy muy nerviosa —respondió, agarrando sus manos entre sí.—Tranquila, confiemos en que tu padre no se molestará —dijo.—¿Qué pasa si pide la anulación de nuestro matrimonio? —preguntó.Los labios de Assim formaron una línea recta. Ellos no habían consumado su matrimonio, así que podía existir una posibilidad de que Abdel solicitara una anulación, sobre todo, por la manera en que se dieron las cosas.—No pasará, tu padre es un hombre sensato y sé que comprenderá nuestra situación —dijo, aun con sus dudas.Jenna se acomodó entre sus brazos y deseo que el trayecto al palacio para enfrentar a su suegro fuera eterno.—Mis hermanos, ¿estarán presentes? —preguntó Jenna luego de varios minutos de silencio.—Les he informado que estamos de regreso.Es
«Amo a Jenna con todas las fuerzas de mi corazón y nada nos complacería más que nos diera su bendición»«Amo a Jenna con todas las fuerzas de mi corazón»El salón quedó en completo silencio tras la confesión de Assim, como si hubiesen dejado de respirar en el mismo instante que él pronunció cada palabra.Mientras Abdel miraba fijamente los dedos de Jenna enredados con la mano del consejero de su hijo.—¿Amor? —preguntó.—Nos amamos, padre, y soy su esposa —declaró Jenna.El rostro de Abdel cambió de color al escuchar las palabras de su hija.—¿Qué?—Nos hemos casado durante el tiempo que estuviste en coma, es una larga historia, padre —se aventuró a decir.Abdel enarcó una ceja.—No tengo tiempo de sobra, pero me gustaría escucharte —declaró Abdel mirando a Hasan y Farid.Los hijos mayores se encogieron de hombros, como quitándose la responsabilidad del caso.—Señor Abdel.—Quiero escuchar a mi hija —le interrumpió con prontitud. Abdel, quería saber lo que Jenna tenía para decirle.La
Assim abrió la puerta del lujoso piso, se sintió un poco cohibido por la majestuosidad del lujar. Él estaba acostumbrado a vivir en el palacio, lleno de lujos y comodidades, pero esto era diferente. —¿Qué pasa? —preguntó Jenna al verlo parado en la puerta. —No es nada —mintió. —Assim… Él sonrió. —Estoy bien, quizá un poco cohibido por el valioso regalo que tus hermanos te han dado —dijo. Jenna volvió sobre sus pasos para tomar la mano de su esposo y arrastrarlo dentro de la habitación. —Si no te gusta o te parece que no podemos quedarnos con el regalo, yo… Assim negó con un movimiento de cabeza, mientas colocaba un dedo sobre los labios de su esposa. —Estoy bien, es solo que esperaba que viviéramos en mi casa —mencionó. Jenna no había pensado en ese detalle y no es que no tomara en cuenta a Assim, pero él vivía en el palacio, tenía una habitación en todas las casas de su hermano. Nunca consideró que tuviera otro lugar… —Assim... —No importa donde vivamos, Jenna, mi hogar es
«Mi único amor»Hasan no podía olvidarse de las palabras de Sienna, hoy por hoy, podría jurar que era el hombre más feliz del mundo. Tenía a la mujer que amaba a su lado, tenía un hijo precioso que cada día crecía y era su razón de ser.¿Qué más podía desear un hombre?—¿Se puede saber por qué sonríes como un tonto? —preguntó Abdel.Hasan lo miró, se puso de pie y colocó sus manos detrás de su espalda.—Le he pedido matrimonio a Sienna —dijo.El Emir enarcó una ceja.—¿No están casados ya?Hasan asintió.—Lo estamos bajo las leyes estadounidenses, pero quiero hacerlo bajo nuestras leyes, tradiciones y costumbres. No tengo dudas de que mi amor por ella durará lo que dure mi vida y quizá sea para la eternidad —confesó.Abdel sonrió.—Nada me complacería más, que darte mi bendición, Hasan —concedió.—Gracias, padre.—No tienes nada que agradecer, hijo. Nada me hace más feliz que ver a mis tres hijos felices —declaró.Al tiempo que Azahara entraba con una bandeja a la oficina.—Señor.—Dé
«Te amo»Callie no podía negar que, aquellas palabras le estremecían de pies a cabeza, dos palabras tan cortas y profundas a la vez. Dos palabras que eran capaces de conmoverla.—Farid.—Sé que es difícil para ti volver a confiar en mí, Callie. Soy muy consciente de mis errores, pero también de mi amor por ti —pronunció extendiendo la mano en dirección de la joven.Farid tenía todas sus esperanzas en una segunda oportunidad para su relación. Deseaba vivir una historia de amor profunda y tan fuerte como las de las novelas, como la misma historia de Hasan con Sienna.Quería darle a Callie y Amir lo mejor de él.Callie miró la mano de Farid, volvió sobre sus pasos y colocó su mano sobre la de él y pudo ver cómo el rostro de su esposo cambió. El semblante temeroso fue reemplazado por uno lleno de esperanza y de amor.El corazón de Callie finalmente le ganó a la razón.—Una sola oportunidad, Farid, no lo arruines —susurró.Farid la haló de la mano, haciendo que Callie chocara con su cuerpo
Jenna sintió un profundo dolor al ver a su madre en aquella circunstancia, sus ojos se llenaron de lágrimas y su corazón se estrujó dentro de su pecho. ¿Cómo había pasado todo esto? ¿En qué momento su madre se convirtió en una despiadada mujer?—Madre —llamó con la voz ahogada.Zaida levantó la mirada para encontrarse con un par de ojos idénticos a los suyos, pero tan distintos a la vez, pues los ojos eran las ventanas del alma y Jenna era como un libro abierto.—¿Qué haces aquí? —preguntó con voz grave, los gritos habían dejado secuelas en ella y la voz estaba apagándose al mismo tiempo que lo hacía su vida.—Vine a verte y a despedirme de ti —susurró en tono bajo, como si fuera un secreto.—No debiste venir, Jenna —murmuró.—¿Por qué? ¿Por qué hiciste todo esto, mamá? ¿Por qué te has condenado a esta muerte espantosa y nos has condenado a vivir el resto de nuestras vidas sin ti? —preguntó.—Jamás lo entenderías, Jenna, jamás —dijo.Ella se inclinó para apartar un mechón suelto del h
Los suaves toques a la puerta hicieron que Abdel dejara de lado los documentos sobre su escritorio y pronunciara un fuerte “pase”, para recibir a quien llamaba.—Señor —pronunció el hombre haciendo una ligera inclinación, el cuerpo de Abdel Rafiq se tensó como la cuerda de una guitarra, pues no esperaba ver al jefe de la policía ese día en su residencia y menos a escasos días de la boda de Hasan.—¿Qué lo traje por aquí? —preguntó, levantándose de su asiento y saliendo de detrás de su escritorio.—Me temo que no son buenas noticias, señor —respondió el hombre, mientras apretaba el sobre blanco detrás de su espalda.—Al mal trago hay que darle prisa —respondió Abdel, había escuchado el dicho de Sienna y lo había adoptado.—La señora Zaida…, ha muerto.Abdel se giró al escuchar la noticia, miró desde su posición el patio de su palacio donde muchas veces paseó con Zaida y sus hijos cuando niños, observó sin ver la ciudad que muchos años recorrieron, creyendo que formaban uno de los matri