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Cuando Anya volvió al departamento, pensó en lo que le dijo Betty. «¿Aún seguimos casados?» «Emerson, ¿qué quieres de mí?», pensó. Puso a la niña en la cuna, estaba dormidita, cuando Denver entró. —Hola, Anya, hay un favor que quiero pedirte. Anya mirò al hombre con intriga —¿Qué pasa? —Quiero que mañana me acompañes a la fiesta de aniversario de la Compañía Carrigan-Smith, quiero enfrentar a todos, y decirles que he venido por lo que por derecho es mío. Anya asintió, estaba angustiada, eso solo significaría volver a ver a Emerson. Luego recordó que èl estaba fuera del país. «Emerson no volverá aún, seguro me busca. Puedo ir y ayudar a Denver, èl me ha ayudado mucho. De todos modos, pronto debo enfrentar a Emerson» «Me debe dar el divorcio, y ya veremos qué haré sobre mi hija», pensó. —Está bien, Denver, te acompañaré. *** Al día siguiente. Por la mañana, Emerson llegó a Chicago, Hank lo estaba esperando. Sonrió al verlo. —Lamento que esto no haya sido como lo esperaba
Por la noche, Emerson bajó la escalera, Ruby Lang y Bill estaban ahí. Ruby no evitó mirar a Emerson de esa forma, aún podía sentirse tentada al recordarlo como Dios lo trajo al mundo. Emerson los ignoró. —Los veré en la fiesta —dijo, porque Hank llegó, al verlo, subió al auto—. Me alegra que vengas vestido para la fiesta, porque vas a entrar. Hank le mirò aturdido. —Solo me vestí elegante para combinar con el evento. Emerson sonrió. —Eres mi invitado de honor. —Emerson… yo… no puedo. —Sì que puedes. Hank condujo en silencio. *** Denver esperaba a Anya. Holly cargaba a la pequeña, ella la cuidaría. —Vamos, hijo, sé fuerte, y por favor, nada de golpes, ni gritos, demuéstrale quién es Denver Carrigan. —Bueno, en realidad, nunca he sido un Carrigan, nunca lo seré, ahora soy Denver Hank, eso parece. Holly sonrió con dicha. —¿Denver Hank? Mira nada más, combina, perfecto con tu personalidad, eres un hombre fuerte y valiente, hijo. Denver sonrió. Holly era como la madre que n
—¡Anya…! —Emerson murmuró su nombre con anhelo. —¡Eres un impostor! No eres nadie, baja ahora mismo —dijo Bill tocando su pecho con fuerza —¡Soy dueño de esto, tanto como tu hijo! Y tengo un testamento que lo comprueba —dijo Denver. Bill sintió terror, y rabia. Entonces, Emerson se acercó. —¿Es cierto? ¿Él es mi hermano? —exclamó Emerson. —Sí, soy tu hermano —dijo Denver. —¡Es un bastardo que no tiene derecho a nada! —gritó Bill. Aunque intentaban hablar entre ellos, los invitados lograron escuchar tal discusión. —Cállate, padre, si él es hijo de mi madre, es mi hermano y punto. Debemos hablar, este no es el mejor lugar. Denver se quedó perplejo, no esperaba eso. Emerson bajó del escenario, tan rápido como pudo. Al instante, Anya decidió retroceder, estaba por irse. Cuando sintió que tomaron su mano, volvió la mirada. Era Emerson Carrigan ante ella; el solo toque de su piel contra la suya, hizo que se estremeciera. —¡Anya, volviste! —No he vuelto por ti —dijo con cierta ra
Anya sintió que recuperó la cordura, empujó a Emerson. —¡No me beses! Emerson tenía una mirada oscura, quiso más de sus labios, pero ella retrocedió, por cada paso que él daba hacia ella, Anya daba otro atrás, eso era como una daga para el corazón de Emerson. Anya quería escapar de él, tuvo claro que nunca más lo permitiría. Sus ojos se volvieron severos, tristes. —¿De verdad no me dejarás conocer a mi hija? Anya sintió que eso era una bofetada invisible. Se sintió muy culpable. Él tenía razón, Sienna era su hija, no podía dejarla sin un padre, su corazón no era una roca. —Está bien, podrás verla, pero, está dormida, no la debes despertar. Los ojos de Emerson se volvieron brillantes, asintió con esperanza. Anya lo llevó adentro. Entraron lento a la casa, encontraron a Holly en el camino. —Anya, bienvenida, la pequeña Sienna ya está dormidita, ¿Quién es él? —exclamó Holly Anya miró atrás. —Él es… —¡El padre de Sienna! ¿Verdad? Emerson esbozó una sonrisa. —Debe ser, porqu
—Déjanos hablar a solas, Hank, por favor —insistió Emerson. Hank tuvo que aceptarlo, y dejó a los hermanos solos. —¿Qué quieres, Emerson? Supongo que me odias. Emerson negó. —¿Odiarte? No es así. Quiero decirte que, hablaré con mi padre, te daré la mitad de toda la herencia que dejó mamá. Los ojos de Denver se abrieron confusos. —¿Y por qué harías eso? Quiero decir, sin pelear. Emerson sonrió. —Porque es lo correcto, porque es lo que mamá quería. —Pensé que me odiabas por lo de tu exesposa. —Anya no es mi exesposa, es mi mujer; puedes decir lo que quieras, pero ella me ama, sería incapaz de engañarme. Tenemos una hija, es cierto que yo fallé, pero volveremos, lo sé. Denver le mirò de arriba abajo. —Le hiciste mucho daño, Emerson, ¿Quién sabe si te perdonará algún día? —Lucharé, porque es la mujer que amo. Sé que puedes estar muy resentido con la vida, tal vez conmigo, pero, Denver, no soy tu enemigo, tampoco soy el culpable de todo esto —dijo. Denver reflexionó sobre eso,
Los ojos de Emerson se reflejaron en los de Anya. Negó casi de inmediato. —No soy tan cruel, Anya, pero… no estoy dispuesto a perderte, ni a ti, ni a mi hija. Ella rodó los ojos. —Por favor, Emerson, perderme es lo único que has sabido hacer y muy bien —los ojos de Anya se volvieron llorosos. Ella subió a su auto, Emerson tuvo que verla partir, le dolieron sus palabras. *** Una semana después. Cuando Bill abrió los ojos, lo primero que vio frente a su cama fue a Ruby Lang de un lado y a Emerson del otro lado. Al ver a esa mujer, Bill no pudo evitar sentir rabia y miedo. Luchó por abrir sus labios y decir algo, pero no pudo. Incluso cualquier movimiento de su cuerpo era imposible, solo sus ojos se volvieron enormes, y llorosos. —Tranquilo, papá, llamaré a un médico. Emerson fue por el doctor. Ruby Lang sonrió. —Si dices algo sobre mí, les dirè que tú asesinaste a Hannah. Todos me creerán que un viejo verde, capaz de lo que sea para darle todo a su amante, suena muy convinc
Ruby Lang estaba frente a la cama de Bill. El hombre tenía ojos bien abiertos. Podía escuchar lo que esa mujer decía. —Una vez que haya seducido a tu hijo, voy a matarte, también me desharé de esa esposa estúpida y su odiosa hija. Al final, solo quedaré yo. Emerson estará triste, que seducirlo será pan comido, entonces, tú serás un fantasma. Me quedaré con todo, tal vez también con Emerson, porque es muy guapo. Bill la miraba con rabia, esa mujer era tal como èl era, no, tal vez era peor. Bill gruñía, luchaba por hacer ruido, por hablar, pero no podía, mientras Ruby Lang solo se burlaba de èl. —Emerson… —Balbuceó el hombre con debilidad. Ruby abrió los ojos en pánico al escucharlo, querer hablar, siseó al instante. —¡Cállate, maldito! Cállate, no debes hablar —dijo. La mujer observó entre las medicinas que estaban en el buró y observó un sedante; lo puso en una inyección. Poco a poco, Bill fue quedándose, dormido, incluso si no quería. Su cuerpo ya no respondió, se quedó inconsc
Al entrar de nuevo en esa mansión, el ambiente se sentía extraño, denso. Anya se detuvo, observó la escalera. Cuando mirò el rostro de Emerson, notó que estaba pálido. —¿Fue aquí donde ella…? Emerson hundió la mirada, asintió muy lento. —Por favor, no hablemos de ella. Anya entendió que le dolía, eso la hacía sentir peor, porque, aunque no lo quería admitir, sentía que Bianca seguía siendo un fantasma entre los dos. Ella subió a la niña hasta su alcoba. Al entrar, observó otra habitación, se sorprendió de no usar la anterior, sino la que siempre fue de Emerson. —No dormiré contigo. Emerson la mirò con desconcierto. —No lo esperaba, aunque es lo que más deseo cada noche desde que te perdí, sin embargo, te dejé esta alcoba, yo estaré en la contigua. Anya se sintió tonta, asintió. Observó la hermosa cuna con doseles blancos, donde recostó a Sienna, que ya estaba dormida. La pequeña solía dormir mucho, con apenas un par de meses, y era muy tranquila. Emerson se acercó y acaric