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Emerson bajó a Anya del auto, notó que estaba dormida, al menos eso pensó. La llevó hasta su habitación, la recostó en la cama, admiró su rostro, tan dulce y tierno. Pero, ella abrió los ojos, lo mirò, sonrió con una sensualidad que él desconocía. —Dime, hermanastro, ¿Qué tiene la zorra de Bianca que yo no tenga? Emerson la mirò severo. —Basta, Anya. Anya le miró enojada, se levantó de la cama, comenzó a quitarse el vestido, hasta lanzarlo lejos de ahí, quedó en esa lencería tan sexy que los ojos del hombre casi devoraban su figura. —¿Qué haces? Ella sonrió. —¿Me deseas? ¿Aunque sea un poquito? —dijo acercándose a él Emerson tragó saliva, pero retrocedió un paso, eso fue como una daga en el pobre corazón de la chica. Le miró decepcionada, las lágrimas escurrieron por su rostro, repentinas. —¡¿Por qué me rechazas?! Estoy segura de que hay muchos hombres afuera que adorarían tenerme así, mientras tú solo me desprecias —dijo con rabia Él la mirò con furia. —Ah, ¿sì? ¿Cómo qu
Beatriz mirò alrededor, mirò su ropa intacta, lanzó un suspiro, era de alivio. —¿Estás bien? Lo siento, me quedé dormido, estaba cuidándote, tenías fiebre, te desmayaste en mis brazos. Ella parecía tan confusa, no podía siquiera recordarlo. —¿Yo…? —el recuerdo de Ashton y esa mujer en esa cama vinieron a su mente como un rayo que lo iluminó todo. Ella asintió, ahora lo recordaba, deambuló por la carretera, su mente y corazón estaban destrozados, escuchó una voz llamándola, era él, mirò sus ojos. —Eres el señor Bradley Prescott, el amigo de mi esposo… lo siento, no sé qué me pasó, me puse mal. —¿Qué hacías sola en medio de la noche? ¿Dónde está tu esposo? Si yo no te hubiese encontrado, ¿Qué crees que hubiera pasado? —exclamó indignado, peor luego se dio cuenta de que la estaba regañando como un papá enojado, se sintió fatal de su actitud, pero imaginar que otro hombre, alguno muy malo, pudo hallarla y lastimarla, le hizo sentir rabia y temor. —He sido muy descuidada, lo siento m
Betty llegó a su casa, el sonido del taxi alertó a Ashton, quien corrió a abrir la puerta, la mirò en el umbral, ella entró. —¡¿Dónde demonios estabas?! Betty le mirò con ojos severos, solo de reojo, no podía verlo a la cara, hacerlo era recordar que era un traidor. Subió la escalera muy rápido, él fue detrás de ella. Entró a su alcoba, pero él apareció al instante. —¡Responde, Beatriz! ¿Con quién estuviste? ¿Te revolcaste con otro hombre? Ella mirò sus ojos, había lágrimas aferradas a sus cuencas. —¿Qué si me acosté con otro hombre? ¿Y que si te digo que sì? ¿Qué harás? Nada, ¿no es la condición de un matrimonio abierto, ir y coger con cualquier otro? Los ojos de Bradley se abrieron enormes, él levantó la mano, como si fuera a pegarle, pero se contuvo, ella se asustó, retrocedió. —Eres una… —¿Una qué? ¡Habla! No soy más zorra que las mujerzuelas con las que te acuestas cada vez que sales, tú no eres diferente a ellas. Si no te gusta esto, pide el maldito divorcio, ¿no fue lo
Anya no podía pensar en nada, solo en ese beso, cuando llegó Betty de visita a su casa, intentó mostrarle una gran sonrisa, pero había algo en su rostro, algo que parecía triste. —Betty, ¿Estás bien? Betty sonrió, asintió. —Estoy bien, todo bien. Betty no se atrevía a decir nada, su vergüenza era grande, sabía que Anya no pasaría por alto los errores de Ashton, tal vez ella tampoco debería, recordó lo que le dijo el doctor, ella no podría tener hijos con normalidad, sus óvulos eran la mayoría infértiles, y solo lograron reunir algunos de ellos para conseguir fecundarlos, ahora esos embriones estaban resguardados por la clínica, pronto podrían usarlos para tener un bebé, pero el primer intento fue un fracaso, fue eso lo que los llevó hasta ahí. Betty no pudo evitar sentirse tan culpable, pensó en que, tal vez era ella misma quien rompió a su esposo, esos pensamientos la atormentaban sin remedio. —¿Cómo estás con Emerson? Anya lanzó un suspiro, el brillo en sus ojos le confirmó qu
Beatriz volvió a casa, fue a visitar la tumba de su madre, solía visitarla ese día que era el de su aniversario luctuoso, y quedarse ahí por horas conversando, pero esta vez, ella decidió volver antes. Al entrar, notó que la casa parecía desértica, solo tenía una empleada en el servicio, notó que no estaba, había sonidos extraños que provenían de la habitación. Su corazón tembló como un loco, como si tuviera mucho miedo. Subió de prisa, no podía creerlo, eso sería el colmo del cinismo de una persona. Empujó la puerta, y lo vio. —¡Ashton! El hombre salió de esa mujer y la miró con estupor. —Pero ¿no ibas a volver después? Ella se acercó a él, abofeteó su rostro con tal fuerza que el hombre casi pierde el equilibrio. —¡Largo de mi casa, mujerzuela! O juro que llamaré a la policía. Ella salió tan rápido, hasta la biblioteca. Su corazón aún era un retumbar, creyó que estallaría en lágrimas, pero notó que ni una sola salía de sus ojos. Incluso si el dolor en su pecho era tan gra
Emerson llegó a la mansión Carrigan, antes de bajar del auto miró a Hank. —Estoy a punto de destruir el matrimonio de mi padre, ¿crees que deba hacerlo? El hombre le mirò por el espejo retrovisor, Hank se quedó pensativo. —Supongo que el cariño por la señora Hannah le detiene, pero, la lealtad y la honestidad no son negociables, señor. Emerson asintió, bajó del auto. Ató el botón de su traje y entró a la casa. Hannah lo recibió con cordialidad, pero su gesto era preocupado. —¿Sucedió algo, hijo? Es muy tarde, y tu padre no ha llegado. Emerson lanzó un suspiro. —Sucedió algo, pero todos están bien, debemos hablar, Hannah. Hannah se quedó pensativa, fue con Emerson hasta el salón principal para conversar. —Dime lo que sea, hijo. —Hannah, me duele tener que decirte esto, pero… mi padre te fue infiel con una mujer, lo vi con mis propios ojos. Hannah se irguió como un resorte, sus ojos se llenaron de lágrimas. Emerson la abrazó, quería a Hannah, casi como la madre que nunca con
Al día siguiente. Anya fue a ver a su madre, ella estaba destrozada, no salió de su cama, y siendo una mujer tan sociable, era algo sorprendente. —Por favor, madre, no puedes destruirte por esto, levántate. —He decidido que no le daré el gusto a esa mujer. —¿Qué? —Voy a hacer una terapia de pareja con Bill. Anya hundió la mirada, jamás creyó que eso funcionara. —No creo que sea algo bueno, madre, pero te apoyo, si lo quieres hacer. Los ojos de Hannah se volvieron llorosos, Anya acarició su rostro, le dolió verla así, su madre nunca fue una mujer tan frágil como ahora. Un rato después, su madre decidió levantarse. —Ve a casa con tu esposo, no lo descuides, no te preocupes por tu madre, ella murió cuando tu padre murió, y puede morir muchas veces, pero siempre mientras haya vida, va a renacer, aprende de ella, ¿sì? Anya sonrió, besó su mejilla, decidió marcharse. *** Cuando Betty llegó hasta esa casa la encontró tan bella que no podía dejar de mirarla, la puerta se abrió y
—Habla con la persona equivocada —sentenció Emerson y colgó la llamada. —¿Quién era? —Era un número incorrecto, ¿nos vamos? Ella sonrió, asintió. Salieron, pero antes de que se fueran, Emerson habló con Hank a solas. —Quédate, debe ir a buscar a Bianca, paga su cuenta de hospital y dile que es una obra de caridad, dile que ese hijo es un bastardo que nunca querré. Los ojos de Hank le miraron severos. —¿Y si es su hijo? ¿Acaso se volverá un hombre de hielo? Emerson hundió la mirada, sintió un peso en su conciencia. —Hank, solo obedece. El hombre asintió. Anya y Emerson subieron al auto, ella parecía sorprendida. —Entonces, ¿Hank no irá con nosotros? —No, solo tú y yo —dijo Emerson Anya se sintió feliz de escucharlo. *** —Puede irse, señorita Lang, no la quiero más trabajando aquí. La mujer mirò al hombre con una súplica. —¿Por qué me hace esto, señor Bill? No se olvide de todo lo que vivimos. —¡Seguridad! El personal de seguridad llegó y la mujer fue con ellos, supli