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Anya no podía pensar en nada, solo en ese beso, cuando llegó Betty de visita a su casa, intentó mostrarle una gran sonrisa, pero había algo en su rostro, algo que parecía triste. —Betty, ¿Estás bien? Betty sonrió, asintió. —Estoy bien, todo bien. Betty no se atrevía a decir nada, su vergüenza era grande, sabía que Anya no pasaría por alto los errores de Ashton, tal vez ella tampoco debería, recordó lo que le dijo el doctor, ella no podría tener hijos con normalidad, sus óvulos eran la mayoría infértiles, y solo lograron reunir algunos de ellos para conseguir fecundarlos, ahora esos embriones estaban resguardados por la clínica, pronto podrían usarlos para tener un bebé, pero el primer intento fue un fracaso, fue eso lo que los llevó hasta ahí. Betty no pudo evitar sentirse tan culpable, pensó en que, tal vez era ella misma quien rompió a su esposo, esos pensamientos la atormentaban sin remedio. —¿Cómo estás con Emerson? Anya lanzó un suspiro, el brillo en sus ojos le confirmó qu
Beatriz volvió a casa, fue a visitar la tumba de su madre, solía visitarla ese día que era el de su aniversario luctuoso, y quedarse ahí por horas conversando, pero esta vez, ella decidió volver antes. Al entrar, notó que la casa parecía desértica, solo tenía una empleada en el servicio, notó que no estaba, había sonidos extraños que provenían de la habitación. Su corazón tembló como un loco, como si tuviera mucho miedo. Subió de prisa, no podía creerlo, eso sería el colmo del cinismo de una persona. Empujó la puerta, y lo vio. —¡Ashton! El hombre salió de esa mujer y la miró con estupor. —Pero ¿no ibas a volver después? Ella se acercó a él, abofeteó su rostro con tal fuerza que el hombre casi pierde el equilibrio. —¡Largo de mi casa, mujerzuela! O juro que llamaré a la policía. Ella salió tan rápido, hasta la biblioteca. Su corazón aún era un retumbar, creyó que estallaría en lágrimas, pero notó que ni una sola salía de sus ojos. Incluso si el dolor en su pecho era tan gra
Emerson llegó a la mansión Carrigan, antes de bajar del auto miró a Hank. —Estoy a punto de destruir el matrimonio de mi padre, ¿crees que deba hacerlo? El hombre le mirò por el espejo retrovisor, Hank se quedó pensativo. —Supongo que el cariño por la señora Hannah le detiene, pero, la lealtad y la honestidad no son negociables, señor. Emerson asintió, bajó del auto. Ató el botón de su traje y entró a la casa. Hannah lo recibió con cordialidad, pero su gesto era preocupado. —¿Sucedió algo, hijo? Es muy tarde, y tu padre no ha llegado. Emerson lanzó un suspiro. —Sucedió algo, pero todos están bien, debemos hablar, Hannah. Hannah se quedó pensativa, fue con Emerson hasta el salón principal para conversar. —Dime lo que sea, hijo. —Hannah, me duele tener que decirte esto, pero… mi padre te fue infiel con una mujer, lo vi con mis propios ojos. Hannah se irguió como un resorte, sus ojos se llenaron de lágrimas. Emerson la abrazó, quería a Hannah, casi como la madre que nunca con
Al día siguiente. Anya fue a ver a su madre, ella estaba destrozada, no salió de su cama, y siendo una mujer tan sociable, era algo sorprendente. —Por favor, madre, no puedes destruirte por esto, levántate. —He decidido que no le daré el gusto a esa mujer. —¿Qué? —Voy a hacer una terapia de pareja con Bill. Anya hundió la mirada, jamás creyó que eso funcionara. —No creo que sea algo bueno, madre, pero te apoyo, si lo quieres hacer. Los ojos de Hannah se volvieron llorosos, Anya acarició su rostro, le dolió verla así, su madre nunca fue una mujer tan frágil como ahora. Un rato después, su madre decidió levantarse. —Ve a casa con tu esposo, no lo descuides, no te preocupes por tu madre, ella murió cuando tu padre murió, y puede morir muchas veces, pero siempre mientras haya vida, va a renacer, aprende de ella, ¿sì? Anya sonrió, besó su mejilla, decidió marcharse. *** Cuando Betty llegó hasta esa casa la encontró tan bella que no podía dejar de mirarla, la puerta se abrió y
—Habla con la persona equivocada —sentenció Emerson y colgó la llamada. —¿Quién era? —Era un número incorrecto, ¿nos vamos? Ella sonrió, asintió. Salieron, pero antes de que se fueran, Emerson habló con Hank a solas. —Quédate, debe ir a buscar a Bianca, paga su cuenta de hospital y dile que es una obra de caridad, dile que ese hijo es un bastardo que nunca querré. Los ojos de Hank le miraron severos. —¿Y si es su hijo? ¿Acaso se volverá un hombre de hielo? Emerson hundió la mirada, sintió un peso en su conciencia. —Hank, solo obedece. El hombre asintió. Anya y Emerson subieron al auto, ella parecía sorprendida. —Entonces, ¿Hank no irá con nosotros? —No, solo tú y yo —dijo Emerson Anya se sintió feliz de escucharlo. *** —Puede irse, señorita Lang, no la quiero más trabajando aquí. La mujer mirò al hombre con una súplica. —¿Por qué me hace esto, señor Bill? No se olvide de todo lo que vivimos. —¡Seguridad! El personal de seguridad llegó y la mujer fue con ellos, supli
Betty y Ashton llegaron a ese lugar, era una mansión al norte, lujosa, elegante, mucha gente estaba ahí, pero nadie conocido. Algo tenían en común, Betty sintió que esas personas estaban demasiado alegres, vestidos con ligereza, algunos se besaban, reían, y el ambiente era demasiado festivo. Algo en ella se sintió asustado, no supo que era, pero no se sintió a gusto. Ashton comenzó a saludar a muchas personas, Betty estaba tensa, un hombre y una mujer se acercaron a ellos, el hombre saludó a Betty besando cada una de sus mejillas, y le sonrió, su mirada la barrió de arriba abajo con lascivia. Ese gesto la incomodó, pero cuando mirò a Ashton, observó que él miraba a la esposa de ese hombre de la misma manera, pero ella tenía una gran sonrisa. Su corazón se empequeñeció, Betty sintió asco, supo que estaba llegando a su límite. *** Anya y Emerson llegaron a la ciudad, bajaron del tren, ella observó el hotel donde se quedarían. Apenas entraron, ella preparó un baño caliente para él
Anya mirò al hombre con rabia. —¿Aún piensas en ella? —exclamó Emerson dio un paso atrás. —¡Anya, yo… no quise mencionarla! Anya hundió la mirada, dio la vuelta, se alejó de èl. Emerson lanzó un suspiro, estaba desesperado. Se vistió con su pijama, y fue con ella, la encontró recostada en la cama. Emerson se metió en la cama, justo a su lado, pero ella estaba hecha un ovillo, alejada de èl. Emerson escuchó su llanto ligero, la había lastimado, ahora no sabía cómo consolarla. «Anya, por más que intento, solo te hago sufrir, perdóname», pensó. *** El auto llegó, y Betty se quedó perpleja, vio bajar a ese hombre, que fue hasta ella. No pudo evitarlo, había tenido tanto miedo, al verlo sintió alivio. —¡Bradley, viniste! Èl observó su rostro demacrado, sus ojos llorosos, fue a abrazarla, solo en ese instante supo cuánto temblaba, era como una hoja al viento. —¡Estoy aquí! Claro que vendría, no dudes que iría por ti, al fin del mundo. Sus miradas se encontraron, èl limpió sus
—¡No! ¡No lastimes al bebé…! —el grito de Emerson asustó a Anya, èl se despertó empapado en sudor Ella le mirò con angustia. —¿Qué bebé? Sus ojos se encontraron, èl hundió la mirada, negó. —Solo fue un mal sueño… —Emerson abandonó la cama y fue al baño, se metió en la regadera, el agua fría congeló su piel, poco le importó, quería despertar, quería olvidar ese mal sueño donde Bianca lastimaba al pequeño bebé. Emerson estuvo listo después, debía ir a una junta laboral, mirò a la mujer, puso su tarjeta de crédito sobre una mesa. —¿Por qué no vas de compras, mientras yo vuelvo? Cuando regrese podemos salir a pasear o a cenar. Los ojos de Anya se ensancharon. —¡No voy Bianca, Emerson! No soy tu mueble favorito, ni necesito tu estúpido dinero. Anya salió, dando un portazo a la puerta que lo dejó helado. Hundió la mirada, tomó la tarjeta, salió rumbo a su reunión. Emerson fue a su reunión, habló con su socio y llegaron a un buen acuerdo, firmaron el contrato. —Supe que te volvist