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Un mes después. Ashton miraba con rabia las imágenes en su teléfono de la cuenta social de Betty, donde èl tenía un seudónimo falso. —¡Te casaste, Betty, te entregaste a otro hombre que no soy yo! Juraste ser solo mía, ¡eres una zorra barata! Y mírate, ¡adoptaste a una hija! Los ojos de Ashton estaban inyectados en sangre, las lágrimas corrían por su rostro, dejó el móvil a un lado, comenzó a patear todas las cosas en su alcoba, lanzó floreros, fotografías, luego tomó esa foto que había roto de Betty, tomó un cuchillo, la puso en su frente. —¡Vas a pagarlo caro! ¿Querías ser una puta y te di la mejor excusa para serlo? ¿Verdad? Ahora lo pagarás, cuando vuelvas conmigo, te haré llorar lágrimas de sangre —el hombre sonrió. Salió de la habitación que tanto tiempo compartió con Betty, fue hasta la habitación de huéspedes, la abrió y mirò a la mujer, que dormía plácida en la cama, tenía un vientre muy abultado. Sonrió, perverso. —Ya veremos, Betty, dime, ¿Serás capaz de elegir a una
Emerson llegó a Mayrit, y decidió rentar un auto, manejó hasta “Los lagos” Casi por cuatro horas. Solo se detuvo para cargar gasolina, el dolor en su espalda estaba ahí, aunque la herida había cicatrizado, aunque el doctor dijo que ya estaba bien, pero su dolor era soportable, tomó algunos analgésicos y siguió el camino. Solo quería llegar, ver su rostro una vez era como obtener la cura a todo su dolor. De camino, recibió una llamada, era Bradley. Hablaron desde el altavoz. —Te he buscado por todos lados, amigo, ¿Cómo estás? Supe que recibiste el alta médica, pero, no te he encontrado, ni en la casa de tu padre, ni en la mansión, vi que están arreglando todo para que vuelvas a habitarla. —Aún no sé dónde viviré, estoy de viaje. —¡¿De viaje?! ¿Y olvidaste la fiesta de aniversario de la empresa? Emerson, de verdad, lo había olvidado. —¡Oh, yo… lo siento! ¿Cuándo es? —En dos días, organice el evento, ¡Dios, Emerson! Debes estar ahí, eres el CEO, todos te esperan ahí, la verdad a
Anya estaba en ese departamento, en el centro de la ciudad, temblaba de miedo. —¿Así que estabas buscándome, Emerson? ¿¿Para qué? Ahora que el fantasma de tu amor murió, ¿me quieres para tu consuelo? ¡Oh, es tan triste! —murmuró —¿Habló, señora? Anya negó ante Holly, quien cargaba a la pequeña, Anya decidió cargarla ella misma. —¡Es hermosa! ¿Cómo dijo que la llamaría? —Se llamará Sienna, adoro ese nombre, así se llamaba mi abuela. —¿Y el papá? ¿Acaso no le dirá que tuvieron un bebé? Anya se puso nerviosa, abrazó a la pequeña contra su pecho. —Es mía, solo es mi hija. —No diga eso, no sea rencorosa, recuerde que el trabajo de una madre, es velar primero por el amor y la necesidad de su pequeño retoño, ella necesitará a su padre, sobre todo si él es un buen hombre y amaría a su hija, no le niegue el amor paternal. Anya miró a su pequeña hija, era tan dulce y vulnerable, pero su corazón latió muy rápido, volver a enfrentar a Emerson, era como tener espinas en su pecho. *** Em
Cuando Anya volvió al departamento, pensó en lo que le dijo Betty. «¿Aún seguimos casados?» «Emerson, ¿qué quieres de mí?», pensó. Puso a la niña en la cuna, estaba dormidita, cuando Denver entró. —Hola, Anya, hay un favor que quiero pedirte. Anya mirò al hombre con intriga —¿Qué pasa? —Quiero que mañana me acompañes a la fiesta de aniversario de la Compañía Carrigan-Smith, quiero enfrentar a todos, y decirles que he venido por lo que por derecho es mío. Anya asintió, estaba angustiada, eso solo significaría volver a ver a Emerson. Luego recordó que èl estaba fuera del país. «Emerson no volverá aún, seguro me busca. Puedo ir y ayudar a Denver, èl me ha ayudado mucho. De todos modos, pronto debo enfrentar a Emerson» «Me debe dar el divorcio, y ya veremos qué haré sobre mi hija», pensó. —Está bien, Denver, te acompañaré. *** Al día siguiente. Por la mañana, Emerson llegó a Chicago, Hank lo estaba esperando. Sonrió al verlo. —Lamento que esto no haya sido como lo esperaba
Por la noche, Emerson bajó la escalera, Ruby Lang y Bill estaban ahí. Ruby no evitó mirar a Emerson de esa forma, aún podía sentirse tentada al recordarlo como Dios lo trajo al mundo. Emerson los ignoró. —Los veré en la fiesta —dijo, porque Hank llegó, al verlo, subió al auto—. Me alegra que vengas vestido para la fiesta, porque vas a entrar. Hank le mirò aturdido. —Solo me vestí elegante para combinar con el evento. Emerson sonrió. —Eres mi invitado de honor. —Emerson… yo… no puedo. —Sì que puedes. Hank condujo en silencio. *** Denver esperaba a Anya. Holly cargaba a la pequeña, ella la cuidaría. —Vamos, hijo, sé fuerte, y por favor, nada de golpes, ni gritos, demuéstrale quién es Denver Carrigan. —Bueno, en realidad, nunca he sido un Carrigan, nunca lo seré, ahora soy Denver Hank, eso parece. Holly sonrió con dicha. —¿Denver Hank? Mira nada más, combina, perfecto con tu personalidad, eres un hombre fuerte y valiente, hijo. Denver sonrió. Holly era como la madre que n
—¡Anya…! —Emerson murmuró su nombre con anhelo. —¡Eres un impostor! No eres nadie, baja ahora mismo —dijo Bill tocando su pecho con fuerza —¡Soy dueño de esto, tanto como tu hijo! Y tengo un testamento que lo comprueba —dijo Denver. Bill sintió terror, y rabia. Entonces, Emerson se acercó. —¿Es cierto? ¿Él es mi hermano? —exclamó Emerson. —Sí, soy tu hermano —dijo Denver. —¡Es un bastardo que no tiene derecho a nada! —gritó Bill. Aunque intentaban hablar entre ellos, los invitados lograron escuchar tal discusión. —Cállate, padre, si él es hijo de mi madre, es mi hermano y punto. Debemos hablar, este no es el mejor lugar. Denver se quedó perplejo, no esperaba eso. Emerson bajó del escenario, tan rápido como pudo. Al instante, Anya decidió retroceder, estaba por irse. Cuando sintió que tomaron su mano, volvió la mirada. Era Emerson Carrigan ante ella; el solo toque de su piel contra la suya, hizo que se estremeciera. —¡Anya, volviste! —No he vuelto por ti —dijo con cierta ra
Anya sintió que recuperó la cordura, empujó a Emerson. —¡No me beses! Emerson tenía una mirada oscura, quiso más de sus labios, pero ella retrocedió, por cada paso que él daba hacia ella, Anya daba otro atrás, eso era como una daga para el corazón de Emerson. Anya quería escapar de él, tuvo claro que nunca más lo permitiría. Sus ojos se volvieron severos, tristes. —¿De verdad no me dejarás conocer a mi hija? Anya sintió que eso era una bofetada invisible. Se sintió muy culpable. Él tenía razón, Sienna era su hija, no podía dejarla sin un padre, su corazón no era una roca. —Está bien, podrás verla, pero, está dormida, no la debes despertar. Los ojos de Emerson se volvieron brillantes, asintió con esperanza. Anya lo llevó adentro. Entraron lento a la casa, encontraron a Holly en el camino. —Anya, bienvenida, la pequeña Sienna ya está dormidita, ¿Quién es él? —exclamó Holly Anya miró atrás. —Él es… —¡El padre de Sienna! ¿Verdad? Emerson esbozó una sonrisa. —Debe ser, porqu
—Déjanos hablar a solas, Hank, por favor —insistió Emerson. Hank tuvo que aceptarlo, y dejó a los hermanos solos. —¿Qué quieres, Emerson? Supongo que me odias. Emerson negó. —¿Odiarte? No es así. Quiero decirte que, hablaré con mi padre, te daré la mitad de toda la herencia que dejó mamá. Los ojos de Denver se abrieron confusos. —¿Y por qué harías eso? Quiero decir, sin pelear. Emerson sonrió. —Porque es lo correcto, porque es lo que mamá quería. —Pensé que me odiabas por lo de tu exesposa. —Anya no es mi exesposa, es mi mujer; puedes decir lo que quieras, pero ella me ama, sería incapaz de engañarme. Tenemos una hija, es cierto que yo fallé, pero volveremos, lo sé. Denver le mirò de arriba abajo. —Le hiciste mucho daño, Emerson, ¿Quién sabe si te perdonará algún día? —Lucharé, porque es la mujer que amo. Sé que puedes estar muy resentido con la vida, tal vez conmigo, pero, Denver, no soy tu enemigo, tampoco soy el culpable de todo esto —dijo. Denver reflexionó sobre eso,