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—¡¿Qué dices, Bradley?! Yo… —ella se veía tan confusa que Bradley creyó que hizo mal. —No tienes que responder ahora, Betty, puedes hacerlo después. Ambos tuvieron que irse del hospital, pero prometieron volver. Emerson había llegado a casa, aún estaban limpiándola, la policía se había hecho presente, y tanto èl como la empleada dieron la misma versión de los hechos, cuando quedaron conformes, se fueron de ahí. Èl, por fin, pudo entrar a casa en torno a la madrugada, solo al hacerlo pudo escuchar el eco de la voz de Bianca, aun gritando en su mente, sus ojos se volvieron llorosos. Subió la escalera tan rápido, hasta entrar en esa habitación, era la de Anya, se recostó en la cama, volvió a abrazar sus ropas, aquellas que tenían su perfume, era como volver a tenerla en su corazón, pero ella no estaba aquí, el dolor cada vez lo golpeaba más. *** Al día siguiente. Bill estaba con Ruby Lang, ella arreglaba sus maletas, lista para irse con èl. —Debo visitar a mi hijo, con la muerte
Emerson llegó a casa, no dejaba de pensar en las palabras de ese viejo, bebía una botella de vino, estaba encerrado en esa habitación. —No voy a dejar que me vuelvan a usar como su contenedor de basura —dijo, observó esas fotografías, las acarició, ahí estaba junto a Anya—; ¿Por qué te fuiste? Fue mi culpa, hice todo para perderte, perdóname, te necesito tanto. Emerson recibió una llamada, era de su investigador privado. —¿Hola? —Señor Carrigan, hemos encontrado rastros de su esposa, ella se hospedó en un hotel en Mayrit, en el Mediterráneo, sin embargo, aún no podemos hallarla. —¡¿Cómo es posible?! No es como si se la hubiese tragado la tierra. —Al parecer ella no está usando tarjetas de crédito, podría tener un trabajo ilegal, o simplemente no estar trabajando, parece que ella no quiere ser encontrada. El hombre colgó la llamada, sus ojos se llenaron de lágrimas, se recostó sobre el suelo, Anya no volvería, ya no lo quería y sabía que se lo merecía. —Destrocé tu corazón, Anya
Denver llevó a Anya hasta el hospital de esa localidad, la atendieron de inmediato. La ginecóloga estaba con Anya. —Debe calmarse, señora, el bebé está bien, pudo salvarse, pero su presión arterial y su estado de ánimo no ayuda, no puede tener emociones fuertes, ya que eso provoca daño al bebé, y debe estar en reposo absoluto para que el bebé pueda desarrollarse, de lo contrario, podría tener un aborto espontáneo. Anya negó. —¡Haré lo que sea para que mi bebé nazca! —exclamó con desesperación La doctora asintió, Denver entró. —Debe cuidar mucho a su esposa, y a su bebé, debe estar en la cama todo el tiempo, no puede moverse ni un poco, nada de viajes, nada de caminatas, solo estar en cama, todo el tiempo. Anya se sorprendió ante sus palabras, pero aceptó. —¡Haré lo que sea por lograr el embarazo! —Haremos lo que sea, la cuidaré en todo momento —dijo Denver. La ginecóloga salió, pronto se dieron cuenta de que ninguno había negado sobre ser esposos, o sobre que èl era el padre
Ashton detuvo el caballo hasta que se sintió bien lejos, estaba casi en media carretera, Betty saltó del caballo, logró doblar su tobillo y quejarse del dolor, Ashton corrió hacia ella. —¿Qué te pasó, mi amor? Beatriz le dio tal bofetada que el hombre se quedó perplejo. —¡Beatriz! —¡Te aborrezco! ¿Qué has hecho? ¿Por qué me has traído aquí? ¿Crees que me importas un carajo? ¡Amo a Bradley! Lo amo con todo mi corazón, no puedes obligarme a volver, nunca volveré a ti, no te amo, es más, nunca te amé, me conformé contigo, porque necesitaba amor, ahora tengo suficiente amor para mí misma, y elijo a Bradley, ¡me das asco, Ashton! Vuelve con tus mujerzuelas, a mí déjame en paz. El hombre alzó la mano, Betty cerró los ojos, esperaba el golpe final. —Mírame bien, Betty —dijo apretando su mejilla con fuerza Ella abrió los ojos, sintió el dolor de su opresión. —Ve y cásate con ese perdedor, pero, tarde o temprano, volverás a mí, y lo harás por tu propio pie, suplicarás porque te deje vol
La empleada comenzó a gritar al ver el humo desde el jardín cuando estaba por ir a dormir. Entró en la casa, subió la escalera, intentó abrir la puerta, pero estaba atrancada. —¡Señor! ¡Señor Emerson! Abra la puerta, ¡Dios mío! La mujer escuchó unas fuertes pisadas. —¡¿Qué pasa?! ¿Dónde está Emerson? Ella se sorprendió de volver a ver a Hank ahí. —¡Está adentro! ¡Hay un incendio! Hank no lo pensó, intentó abrir la puerta, y la derribó de una sola patada, al entrar, un humo denso no le dejaba ver. La empleada llamó a los bomberos y a los paramédicos. Hank pudo divisar a Emerson ahí sobre el suelo, vio una llama sobre su espalda, Hank se asustó, tomó su chaqueta y logró apagar la llama, tenía una cazadora de cuero, qué rápido logró sofocar las llamas. Arrastró a Emerson fuera de ese lugar, Hank tosía sin control, el humo era implacable. Los bomberos llegaron, comenzaron a apagar las llamas del incendio. La ambulancia llevó a Emerson al hospital. *** Anya dormía en su cama,
Denver observaba a la pequeña bebé en la habitación del hospital. Anya estaba ahí. —Es tan bonita, y pequeña, creo que, se parece a ti. Holly también estaba ahí. Denver cargó a la niña en sus brazos, cuidó mucho de que no fuera a caer, se sintió extraño, hasta temeroso, la pequeña movía su boquita de forma graciosa. Denver nunca sintió tanta ternura como en ese momento. Imaginó lo maravilloso que sería ser padre, pero cuando Abby vino a su mente, su pecho se sintió pesado. —Tranquila, pequeña, si tu padre no quiso cuidarte, yo lo haré, tu tío te cuidará como un padre. Anya se quedó perpleja ante sus palabras, sintió miedo en su corazón. —No, Denver, las cosas no son así; es que, en realidad, Emerson Carrigan nunca supo que estaba embarazada, Emerson no sabe que tiene una hija, no sabe que es padre. Los ojos de Denver se abrieron enormes ante sus palabras. —¿Qué dices? ¿Por qué le has ocultado que tienen un hijo? —exclamó incrédulo. —¡Es que… estaba tan molesta! Y he tenido m
Un mes después. Ashton miraba con rabia las imágenes en su teléfono de la cuenta social de Betty, donde èl tenía un seudónimo falso. —¡Te casaste, Betty, te entregaste a otro hombre que no soy yo! Juraste ser solo mía, ¡eres una zorra barata! Y mírate, ¡adoptaste a una hija! Los ojos de Ashton estaban inyectados en sangre, las lágrimas corrían por su rostro, dejó el móvil a un lado, comenzó a patear todas las cosas en su alcoba, lanzó floreros, fotografías, luego tomó esa foto que había roto de Betty, tomó un cuchillo, la puso en su frente. —¡Vas a pagarlo caro! ¿Querías ser una puta y te di la mejor excusa para serlo? ¿Verdad? Ahora lo pagarás, cuando vuelvas conmigo, te haré llorar lágrimas de sangre —el hombre sonrió. Salió de la habitación que tanto tiempo compartió con Betty, fue hasta la habitación de huéspedes, la abrió y mirò a la mujer, que dormía plácida en la cama, tenía un vientre muy abultado. Sonrió, perverso. —Ya veremos, Betty, dime, ¿Serás capaz de elegir a una
Emerson llegó a Mayrit, y decidió rentar un auto, manejó hasta “Los lagos” Casi por cuatro horas. Solo se detuvo para cargar gasolina, el dolor en su espalda estaba ahí, aunque la herida había cicatrizado, aunque el doctor dijo que ya estaba bien, pero su dolor era soportable, tomó algunos analgésicos y siguió el camino. Solo quería llegar, ver su rostro una vez era como obtener la cura a todo su dolor. De camino, recibió una llamada, era Bradley. Hablaron desde el altavoz. —Te he buscado por todos lados, amigo, ¿Cómo estás? Supe que recibiste el alta médica, pero, no te he encontrado, ni en la casa de tu padre, ni en la mansión, vi que están arreglando todo para que vuelvas a habitarla. —Aún no sé dónde viviré, estoy de viaje. —¡¿De viaje?! ¿Y olvidaste la fiesta de aniversario de la empresa? Emerson, de verdad, lo había olvidado. —¡Oh, yo… lo siento! ¿Cuándo es? —En dos días, organice el evento, ¡Dios, Emerson! Debes estar ahí, eres el CEO, todos te esperan ahí, la verdad a