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Abby quiso alejarlo, no era correcto que besara a un hombre que ya no era suyo, además que próximamente iba a casarse con otra.—No, Denver, no es correcto.Escucharon un trueno tan fuerte, que ella se estremeció y lo abrazó.Era tarde para negarse a èl, porque el corazón de Denver estaba en llamas, no había forma en que la alejara de èl, no quería, no podía.Sus ojos se encontraron, él acunó su rostro, volvió a besarla.Ella quiso alejarse, pero ese beso era tan pasional, ambicioso que menguó cualquier resistencia.—Denver… —Murmuró sin fuerzas, cuando esos labios voraces dejaron su boca, y comenzaron a acariciar su cuello, su lengua se deslizó por su piel nívea, tentador, ardiente y húmedo a la vez.Abby se rendía a cada caricia, ya no pensaba con lógica, hacía tanto tiempo que extrañaba volver a sentirlo en su piel, y hoy era el dìa en que sus deseos se cumplían.Denver era puro instinto, ella era su sueño màs ardiente, la anhelaba.Quitó su vestido tan rápido que apenas ella pudo
Denver despertó, no la encontró ahí, se levantó como resorte, y se visitó apurado.Salió para verla ahí, en la cubierta, observando el río.—¿Abby?—No podemos hacer esto, Denver, te casas pronto, ya no me perteneces, ahora eres de otra mujer.Denver negó.—No, Abby, escúchame.ÉL iba a hablar, cuando una embarcación pasó justo enfrente.—¡Señor Hank, debe volver, se aproxima una gran tormenta, además, la señorita Rose está enferma!La voz del hombre les perturbó por completo.Denver no dijo nada, tomó la navegación y se dirigió hacia tierra firme, maldiciendo la tormenta, que casi no les daba tiempo de volver a Chicago.***Pronto llegaron a tierra firme, bajaron en el muelle y subieron a un auto que Denver manejó.Abby iba a su lado. Un silencio se había formado entre los dos como una muralla difícil de derribar.Denver se detuvo de pronto en medio de una calle no transitada.—¿Qué sucede?—¿Qué fue lo que pasó?Ella se puso nerviosa, incluso quiso bajar del auto, pero no pudo hacer
Los días avanzaron, una gran tormenta golpeó Chicago por tres días.Debido a esto, permanecieron en casa.Abby no quiso salir de sí habitación, ni porque supo que Denver estaba afuera de su puerta.—Abby, abre, te lo suplico, ¿no ves que afuera hay un huracán? ¿Quieres que muera?Ella estaba tras la puerta, estaba a punto de abrir, pero escuchó llegar a Johana.—Mejor vete, la verás en la fiesta pasado mañana, ella no se siente bien. ¿¿Qué pasó?Denver no se atrevió a decir nada.—Está bien, Abby, te veré pronto.Denver se fue y Abby abrió la puerta. Johana entró.—¿Qué ha pasado, Abby? ¿Por qué lo tratas así?—No intervengas, Johana, no sabes cómo me siento.—Abby, èl te ama, te ama como en el pasado.—Eso no es cierto, tiene a otra.Johana mordió sus labios para no gritar la verdad.—No puedo dejar a un bebé sin padre, apenas la lluvia acabé, me iré.—¡No hay ningún bebé!—¡Claro que sì, Rose está embarazada!—¡Demonios! Pero, no es de Denver.Abigail abrió ojos grandes y sorprendido
—Rose, creo que estamos a mano, te dejo para que hables con tu prometido, y la verdad, les felicito por la pronta llegada de su bebé.Rose no pudo decir nada más, porque Abby se había alejado de ella.Abby caminó y salió por el jardín.Rose llamó a Denver, y le contó todo.Él se desesperó, estaba de verdad asustado, buscaba por todos lados a Abby, pero no la encontraba.Johana se acercò a èl.—Ella está en el jardín trasero, te deseo buena suerte.Denver lanzó un respiro, asintió y fue hasta ahí.La vio frente a las rosas, suspiró porque era más hermosa que todas ellas.Se acercò despacio, esperaba lo peor, pero al menos estaba frente a ella.—Abby…Ella se giró a mirarlo, sus ojos se volvieron severos, de pronto se lanzó contra él, fue inesperado. Denver apenas detuvo su mano para evitar su golpe, y mirò sus ojos.—¡Abigail!Ella intentó liberarse, pero fue imposible, la acercó a èl, tan rápido que no pudo escapar.—Perdóname —dijo Denver con mirada suplicante. —Siempre me mientes,
Denzel condujo su auto hasta llegar a esa cabaña.Cuando ella bajó se quedó mirando las lámparas de queroseno que iluminaban el lugar, era como un lugar sacado de un cuento de hadas.—¿Te gusta?—¡Es hermoso!Él abrió la puerta, ambos entraron.Ese lugar le encantaba así tal cual estaba, no necesitaban nada más.Se sentaron frente a la chimenea que Denzel encendió.Se miraron a los ojos, èl tomó su mano entre la suya.—Te amo, te extrañé tanto —dijoEstaba nervioso, no quería que nada la hiciera arrepentirse de estar ahí con èl.Estaba sentado, pero gateó hacia ella, acercándose, acabando con la distancia que los separaba. Acarició sus mejillas, con sus manos calientes.—Quiero tenerte, amarte, y adorarte por todas las veces que no pude. Quiero que seas mía hasta mi último dìa.Èl no la dejó hablar, la besó con ambición, con todo el deseo que estaba acumulando cada vez que no la tenìa cerca.Sus lenguas se acariciaron, como un combate.Era un beso intenso, pasional, que los hizo caer
Varios días después.Abby despidió a Johana en el aeropuerto, se abrazaron con fuerza.—Estaré en tu boda, pero no quiero estar lejos de ti, aunque sabes que debo volver a Malvarrosa.—Te voy a extrañar mucho.—Pero, soy feliz porque ahora eres feliz en el amor, lo mereces mucho, Abby.Ella sonriò agradecida.—Soy feliz, eso es verdad.Johana se fue, Abby se quedó, observó atrás, Denver dijo adiós a Johana, y ella corrió a abrazarlo.Pronto salieron de ahí y fueron al auto.—¿Estás lista para la cena de hoy?Denver pudo leer los nervios en su rostro.—Es que… ¿Crees que tu familia me acepte aún a pesar de todo?Denver sonriò, acarició su rostro.—Claro, mi amor, ellos saben que eres importante para mì, saben que te amo todo el tiempo, que mi vida eres tú.Abby besó sus labios, escucharon un claxon.Rieron, porque el semáforo cambió y Denver lo olvidó, condujo hasta el hotel. La dejó ahí, se despidieron entre dulces besos.—Vendré por ti a las ocho de la noche.Ella asintió y lo vio p
Quince días después. Aeropuerto de Mayrit.Denver esperaba ahí, tenìa dos maletas, cuando vio a Mandy a lo lejos, la mujer se emocionó, corrió hacia èl. Se fundieron en un gran abrazo.—¡Te he extrañado tanto! ¿Cómo estás?Él sonriò, era la misma Mandy de siempre, se veía hermosa y feliz.—Estoy bien, créeme, mejor que nunca.Ella se sintió feliz por su amigo. Vieron a Matt acercarse, traía a su pequeño hijo con ellos.Denver lo cargó en sus brazos, estaba feliz de verlos.—¿Estás listo para nuestra boda? —exclamó MandyDenver asintió.—Claro que sí.—Te voy a presentar a una amiga, ella bailará contigo toda la fiesta.Denver sonriò y negó.—No, lo siento, pero no vine solo.Mandy y Matty alzaron sus cejas con sorpresa, pero sonrieron felices.—¡Conociste a una nueva chica!—Nueva, no, ahí viene.Miraron atrás y por fin la vieron, Mandy lanzó un grito de emoción, corrió a abrazarla.Abby no lo esperaba, pero también la abrazó.—Me alegra tanto que, a pesar de todo, hayan logrado estar
Una semana después.Abigail y Denver volvieron a Chicago.Faltaba solo un día para la boda. Ella dormía en su lado de la cama, cuando escuchó unos balbuceos.Mirò a Denver del otro lado, su rostro estaba empapado en sudor, parecía tener una cruel pesadilla.«Denver soñaba con aquel día en el altar, Abigail no llegó. Denver se desmoronó»Sintió unas suaves manos, y escuchó una voz, cuando abrió los ojos, observó a Abby ante èl, con su perfecta sonrisa blanca.—¿Qué me pasó?Ella sonriò.—Tuviste una pesadilla, amor, ¿Con qué soñabas?Èl sonriò, negó.—Con nada, cariño, estaré bien.Abrazó a la mujer a su cuerpo, pronto se quedaron dormidos, acurrucados con una manta.Al día siguiente.Desayunaron en la mesa del jardín, faltaba un día para la boda.—Amor, tengo una idea, pero, no sé qué te parezca.Denver la escuchó atento.—Y si el día de la boda, en lugar de llegar cada uno por su cuenta, ¿Por qué mejor no llegamos juntos?Denver se quedó sorprendido, había querido ocultar su miedo sob