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Varios días después.Abby despidió a Johana en el aeropuerto, se abrazaron con fuerza.—Estaré en tu boda, pero no quiero estar lejos de ti, aunque sabes que debo volver a Malvarrosa.—Te voy a extrañar mucho.—Pero, soy feliz porque ahora eres feliz en el amor, lo mereces mucho, Abby.Ella sonriò agradecida.—Soy feliz, eso es verdad.Johana se fue, Abby se quedó, observó atrás, Denver dijo adiós a Johana, y ella corrió a abrazarlo.Pronto salieron de ahí y fueron al auto.—¿Estás lista para la cena de hoy?Denver pudo leer los nervios en su rostro.—Es que… ¿Crees que tu familia me acepte aún a pesar de todo?Denver sonriò, acarició su rostro.—Claro, mi amor, ellos saben que eres importante para mì, saben que te amo todo el tiempo, que mi vida eres tú.Abby besó sus labios, escucharon un claxon.Rieron, porque el semáforo cambió y Denver lo olvidó, condujo hasta el hotel. La dejó ahí, se despidieron entre dulces besos.—Vendré por ti a las ocho de la noche.Ella asintió y lo vio p
Quince días después. Aeropuerto de Mayrit.Denver esperaba ahí, tenìa dos maletas, cuando vio a Mandy a lo lejos, la mujer se emocionó, corrió hacia èl. Se fundieron en un gran abrazo.—¡Te he extrañado tanto! ¿Cómo estás?Él sonriò, era la misma Mandy de siempre, se veía hermosa y feliz.—Estoy bien, créeme, mejor que nunca.Ella se sintió feliz por su amigo. Vieron a Matt acercarse, traía a su pequeño hijo con ellos.Denver lo cargó en sus brazos, estaba feliz de verlos.—¿Estás listo para nuestra boda? —exclamó MandyDenver asintió.—Claro que sí.—Te voy a presentar a una amiga, ella bailará contigo toda la fiesta.Denver sonriò y negó.—No, lo siento, pero no vine solo.Mandy y Matty alzaron sus cejas con sorpresa, pero sonrieron felices.—¡Conociste a una nueva chica!—Nueva, no, ahí viene.Miraron atrás y por fin la vieron, Mandy lanzó un grito de emoción, corrió a abrazarla.Abby no lo esperaba, pero también la abrazó.—Me alegra tanto que, a pesar de todo, hayan logrado estar
Una semana después.Abigail y Denver volvieron a Chicago.Faltaba solo un día para la boda. Ella dormía en su lado de la cama, cuando escuchó unos balbuceos.Mirò a Denver del otro lado, su rostro estaba empapado en sudor, parecía tener una cruel pesadilla.«Denver soñaba con aquel día en el altar, Abigail no llegó. Denver se desmoronó»Sintió unas suaves manos, y escuchó una voz, cuando abrió los ojos, observó a Abby ante èl, con su perfecta sonrisa blanca.—¿Qué me pasó?Ella sonriò.—Tuviste una pesadilla, amor, ¿Con qué soñabas?Èl sonriò, negó.—Con nada, cariño, estaré bien.Abrazó a la mujer a su cuerpo, pronto se quedaron dormidos, acurrucados con una manta.Al día siguiente.Desayunaron en la mesa del jardín, faltaba un día para la boda.—Amor, tengo una idea, pero, no sé qué te parezca.Denver la escuchó atento.—Y si el día de la boda, en lugar de llegar cada uno por su cuenta, ¿Por qué mejor no llegamos juntos?Denver se quedó sorprendido, había querido ocultar su miedo sob
Un mes después.Abigail abrió los ojos, estaba al lado de su esposo, quien dormía.Sonrió, era increíble estar junto a èl. Cuando recordó todo lo pasado, se sorprendió de que al final hubiesen luchado tanto por estar juntos.Ella besó su frente, luego salió de la cama.Estaban en EL Cairo y pronto iban a volver a casa, hoy era su último dìa ahí.Cuando su esposo abrió los ojos, y no la encontró, corrió a la ducha, admirando su perfecta figura que alteraba todos sus sentidos.Entró en la ducha y la abrazó, besando sus labios y su piel.—Es nuestro último dìa aquí, Denver, quería que fuese eterno.Èl sonriò.—Mi amor, te prometo que volveremos pronto, ¿sì?Ella colgó sus manos en su cuello y asintió.Por la noche, fueron al último lugar que les faltaba visitar, iban con un grupo de turistas y un guía.Había entre ellos muchas parejas recién casadas.Subieron a un auto y llegaron hasta el desierto de Frafra.Apenas llegaron, Abigail estaba emocionada, tomó fotos con la cámara que su espo
Anya parecía muy tensa, Denver y ella se alejaron un momento.—No lo sé, tal vez, solo estoy un poco loca y celosa, pero, hace unos días, ocurrió algo.Flashback:«Aquel día Anya y Emerson llegaron de la fiesta de cumpleaños de Betty.Emerson había bebido suficiente, estaban muy felices, y aun cuando llegó, Emerson bebió un poco màs.Para ese momento, Johana ya estaba en casa, porque dijo que no tenìa a donde ir, le habían negado el trabajo en Yakamoz de Chicago y, por si fuera poco, estaba sin un lugar donde quedarse.Anya vio bien que se quedara en la mansión, después de todo era un lugar enorme, y siendo amiga de Abby, pensó que era confiable.Pero, aquella noche, cambió repentinamente de parecer.Todo ocurrió cuando Anya, que esperaba a su marido en la habitación, no lo vio llegar, decidió bajar a buscarle, creyendo que se había quedado dormido en el minibar de la mansión.Pero, cuando llegó hasta ese salón, lo que vio la dejó helada. Johana estaba intentando besar a su esposo, ac
—¿Johana? ¿Qué pasa?Johana limpió sus lágrimas.—Nada, estoy muy emocionada, feliz por ti.Abby sonriò, pero se sintió extraña. Más tarde, Johana se marchó.Abigail pensaba en una forma de contarle a Denver, haciendo algo emocionante para él. Quería que se sintiera orgulloso, que fuera un día de fiesta.Pronto sería la fiesta de cumpleaños de Denver, quería aprovechar ese momento.Al día siguiente, Abigail de nuevo se encontró con Johana, le contó sobre sus pensamientos.—¿Y qué has pensado para decírselo?—Bueno, pensé en llevarlo a una cena en un hotel, darle un regalo, no lo sé, tal vez un zapatito de bebé o una sonaja, cosas así, que sea tierno, cenar juntos, ya sabes algo muy romántico.Johana sonriò.—Entonces, hagámoslo, Abby, será algo hermoso, déjame ayudarte a planearlo.Abby estaba tan feliz. Johana quedó en ayudarle a elegir todo para esa noche especial.Cuando Abby se fue del departamento de Johana, el semblante de la mujer cambió.Se echó a llorar.—¿Cómo alguien puede
Mattias se puso frente a Abby, y mirò al hombre.—¡No nos hagas daño! ¿Quieres dinero? Daremos todo el dinero que quieras, pero, por favor, no nos hagas daño.—¡Cállate! Mejor camina afuera de este maldito lugar, o los dos terminarán muertos.Abby y Mattias salieron de ahí, apuntados por ese hombre.—Mattias…—Tranquila, estaremos bien —dijo el hombre.El sujeto lanzó unas llaves al suelo, y empujó a Matt.Abby se contuvo para no gritar, tenìa mucho miedo.—Lancen sus teléfonos al suelo, ¡ahora!Tuvieron que obedecer, pues eran apuntados por esa arma, ahí no sabía nadie cerca.—Suban al auto, tú, vas a conducir —dijo refiriéndose a Mattìas—. Si intentas algo, mataré a la chica.Mattìas tomó las llaves, asintió asustado.Subieron al auto. Abby era apuntada durante todo el camino, tenìa mucho miedo.Mattias condujo, el corazón estaba taladrando en su interior. Temía por Abby, ella estaba embarazada, temía por su amada esposa, y su bebé.Pronto, llegaron hasta una bodega.El hombre bajò
—¡Abigail no me traicionó! Aquí algo está mal, debemos llamar a la policía.—¡Denver, no! —exclamó Johana—. No creo que sea necesario hacer eso.Denver negó. Tomó su teléfono, llamó a la policía.Mandy estaba muy nerviosa, leía las cartas una y otra vez.—¡Es imposible! Matt no abandonaría a su bebé, además, ahora esperamos otro.—¡Te abandonó, Mandy! Mejor resígnate —dijo Johana.Mandy sollozó, Denver entró y la abrazó.—Calma, ya viene la policía.Johana estaba muy nerviosa.«Debo calmarme o me van a descubrir», pensó.Al cabo de un rato llegó la policía, Emerson y Bradley también llegaron.—Hermano, ¿qué pasó?Denver estaba pálido. Emerson tuvo miedo, se acercò a èl. Escuchó todo lo que decían.—Mi esposa no me abandonó, está embarazada. Además, lo que dice esta carta no es cierto; algo malo está pasando.La policía revisó las cartas, les preguntó sobre las letras. Nadie pudo mentir, era evidente que estaban escritas por ellos.—Señor, lo sentimos, las cartas parecen estar escritas