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Cuando Mandy abrió los ojos, salió de la cama, sonrió al ver a Matt, tocó su vientre, ella esperaba un hijo suyo, ni siquiera se lo había dicho, debía hacerlo. Pero, ahora solo pensaba en Denver, debía decirle la verdad, debía dejarlo.«No quiero que sufra, pero sigue sufriendo, ¿Por qué Denver está tan lleno de dolor?», pensóMatt abrió los ojos, sonrió al verla.—¿Estás bien?—Debo ir con Denver.Sus palabras hicieron que el soponcio abandonara al hombre, y diera un salto para salir de la cama.—Dime que no te casarás con él, Mandy, mi corazón no lo soportará.Ella sonrió, negó.—No puedo casarme con un hombre que no amo —dijo—¿Y me amas a mí?Ella sonrió.—Solo a ti.Él sonrió ilusionado.Matt se levantó, abrió un cajón.—¿Qué haces?—Es hora de enfrentar mis errores, y de enfrentar a Denver con la verdad.Mandy frunció el ceño, se acercò y observó que sacaba una caja de madera.—Solo espero que pueda creerlo.***Denver estaba sentado cerca del alféizar de la ventana, no había dor
Abigail llegó a casa, desesperado, abrió la puerta y vio a Vania y su madre abrazadas.—Llegas tarde, papá murió —dijo Vania.Abigail rompió en llanto.—¿Dónde dormiste, mujerzuela? —reclamó Vania.—¡Ya basta! —exclamó la madre—. No ven que estoy sufriendo.Abigail quiso abrazar a su madre, y ella dio un paso atrás.—Ahora no quiero nada.Abigail se sintió destrozada, necesitaba ese abrazo tanto, y su propia madre se lo negó.—¿Y por qué lloras tanto, Abigail? ¡No tienes derecho a llorar! ¡ÈL no era tu padre!Los ojos de la madre se abrieron enormes.Abigail mirò a Vania con estupor, eran como si cada palabra de esa mujer fuera un puñal diferente que se clavaba en su espalda.—¿Qué dices?—¡Vania! —exclamó su madre—¿Es verdad? —cuestionó Abigail.Su madre no dijo nada, hundió la mirada.—Claro que es verdad, mi madre te tuvo antes de conocer a papá, pero tu padre no quiso hacerse cargo, los abuelos iban a cuidarte, pero murieron antes, por eso, papá tuvo que asumir tu cuidado, pero è
POV Denver ¿Cómo pude convertirme en un monstruo? Era la víctima y lo arruiné todo.He destruido a la mujer que amé. ¿A dónde te has ido, Abby? Nunca volverás.Lo merezco, te destruí, hice todo por hacerlo. Y no merezco perdón, cuando yo mismo no perdoné.La conciencia me pesa como una losa en mi cabeza. Y te amo, sì, aún te amo, incluso si mi amor es malo, sigo pensando en ti.Veo las cartas, cada una de ellas están en mi suelo, la primera que te escribí y tu respuesta.¿Quién diría que un momento de dulzura se convertiría en hiel? ¿Quiénes fueron los malditos que crearon un infierno en nuestro paraíso?Las lágrimas rebotan por mi cabeza, me aferró a mi corazón herido, preguntándome de qué sirve que me lamenté, jugué con fuego, ayer te quemé, hoy me quemé.Mis manos tiemblan al tomar la primera carta de amor que te escribí, Abigail, aún lleva ese nombre mentiroso escrito, con una letra que finge ser la mía. Se me quiebra la voz de pensar lo que nos hicieron pasar, pero me quiebro aún
Abigail estaba en el aeropuerto, miraba en la pantalla de vuelos, nerviosa.Era la primera vez que volaba al extranjero sola.Mirò su billete, se lo había comprado su gran amiga Johana, y le hizo una oferta laboral, ella no tenìa a nada, ni nadie, pero esa amiga fue la mejor del internado.—Abby, ven conmigo, tengo un trabajo genial en la fundación Yakamoz para ayudar a madres solteras y niños, está fundada por una mujer rica de Chicago, y muchas damas de alta sociedad vienen y ayudan, por favor es el sueño de las que estudiamos la carrera de institutrices, además, poner distancia de tu pasado, será lo mejor.Abigail no dudó en aceptar.«De todos modos, no tengo nada que me una a este lugar», pensó.Recordó las mentiras de sus padres, a su odiosa hermana, y a ese hombre, que había apuñalado directo a su corazón.Quería olvidarlo todo. Quería sanar, y no mirar atrás.Anunciaron su vuelo y se marchó.Ella no pudo saber, que, en otro avión, llegaron Emerson Carrigan Smith y Hank.Camina
—¿Por qué viniste por mí, Emerson? No lo merezco, soy un pusilánime, ni siquiera merezco llamarme tu hermano, soy un fracaso, debería estar muerto.—¡No digas tonterías, Denver! Eres mi hermano. Siempre te quiero, y no te voy a dejar solo porque te hayas equivocado.—Destruí a Abby, ella me odia, rompí su amor, ella era inocente.Emerson tocó su hombro.—Ella te ama, ¿Verdad?—Fue engañada, no quiero imaginar cómo está su corazón al saber lo cruel que fui con ella, ya no sé si me ama, creo que la perdí, todos me lo advirtieron, pero mi rabia me cegó, no busqué quién me la hizo, sino quien me lo pagará y le hice mal, mucho mal.—Denver, ella te conoce, sabrá que fue un error, pero que tu corazón es mejor que esto.—Pude parar, Emerson, y seguí adelante, aunque las alarmas resonaban en mi interior. Yo… la desprecié, luego, le hice creer que me arrepentí, la seduje, estuvimos juntos por primera vez, y al dìa siguiente, la eché como a la peor mujer del mundo, ¿Sabes que es peor? Era su
Denver caminaba por el inmenso jardín de la mansión de Balmoral, era tan grande como la mansión de los Carrigan Hill en Santander, Mediterráneo.Observaba las rosas y pensaba en ella, solo pensaba en Abby.Anya, que cargaba a la pequeña Sienna, se acercò a èl.—¿Denver?Él miró a Anya, sonrió, cargó a Sienna, sonriéndole con dulzura, mientras la niña balbuceaba un intento de palabras.—¿Cómo está la princesa?—Y tú, ¿cómo estás? —preguntó Anya, algo sabía, su esposo Emerson se lo había contado.En el pasado, Emerson le tendió la mano a Anya cuando ella estaba con el corazón roto por culpa de Emerson, escapó embarazada y dispuesta a huir de su marido. Durante ese tiempo, ella conoció a un Denver diferente, uno bueno, amable y con el corazón triste, pero aún generoso, ¿Cuándo había cambiado todo?—Sè que mi hermano te lo contó, soy el peor Anya, dime que te decepcioné.Anya negó.—Lamento que esto haya pasado, pero nunca dirè que la persona que me salvó en mi peor momento me ha decepcion
Abigail sintió mucho miedo, su corazón latió terrible.Denver parecía perdido en su mirada, todo lo que quería era abrazarla, arrodillarse ante ella, pedir perdón y besar sus pies.Pero, un segundo después, las mujeres se alejaron.Denver siguió a Abby con la mirada, pero ella parecía ignorarlo.Abby fue al baño, su cuerpo estaba débil. Estaba temblando sin control.Johana fue detrás de ella.—¿Abby?—¡No puedo volver! Debo irme ahora mismo.—¡¿Qué dices?! No puedes hacer eso, ¿Qué sucede?—¡Ese hombre! Es… ¡Denver!—¿Qué? Ese hombre es uno de los que no presentaron, ¿Abby?Abigail asintió. Se sostuvo de la pared.Johana la abrazó.—Calma, por favor, calma. Mírame, Abby, no debes escapar, ¿Cuántas veces escaparás? No mereces ser una fugitiva, si alguien debe escapar envuelto en vergüenza y devastación es èl, tú no has hecho nada malo.—No puedo, no creo poder verlo… —dijo AbbyLlamaron a la puerta. Era una chica del staff diciendo que ya deberían ir a la subasta.—¿Te quedas?«No debo
Emerson se quedó perplejo.—¿Quién es esa mujer?—No lo sé… pero… ¡Es Abby! —exclamó Anya recordando su nombre.Emerson abrió ojos enormes.—¿Y qué hace trabajando para la fundación?Anya se encogió de hombros.—Ciento diez mil dólares —dijo Peter.Denver no lo observó, tenìa los ojos puestos solo en ella, Abby le miraba con miedo, era como un pajarito a punto de escapar.Pero, Denver no podía perderla, no quería tampoco.—Trescientos mil dólares.Los ojos de la fundadora se abrieron enormes, jamás pensó ganar tanto dinero en la recaudación, pero sabía que había millonarios muy excéntricos en el mundo.—¿Alguien ofrece más?Peter Johnson no tenía ese dinero, no creyó que algún dìa tendría ese dinero en sus manos, y junto de una sola vez, solo podría ver ese dinero a lo largo de un año o más.No pudo decir nada más.—Subastada a la una, a las dos y a las tres. Abigail Alwyn has sido subastada para un baile con el señor Denver Hank Smith.Abby sintió rabia de ese hombre, ¿Cómo se atreví