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POV Denver ¿Cómo pude convertirme en un monstruo? Era la víctima y lo arruiné todo.He destruido a la mujer que amé. ¿A dónde te has ido, Abby? Nunca volverás.Lo merezco, te destruí, hice todo por hacerlo. Y no merezco perdón, cuando yo mismo no perdoné.La conciencia me pesa como una losa en mi cabeza. Y te amo, sì, aún te amo, incluso si mi amor es malo, sigo pensando en ti.Veo las cartas, cada una de ellas están en mi suelo, la primera que te escribí y tu respuesta.¿Quién diría que un momento de dulzura se convertiría en hiel? ¿Quiénes fueron los malditos que crearon un infierno en nuestro paraíso?Las lágrimas rebotan por mi cabeza, me aferró a mi corazón herido, preguntándome de qué sirve que me lamenté, jugué con fuego, ayer te quemé, hoy me quemé.Mis manos tiemblan al tomar la primera carta de amor que te escribí, Abigail, aún lleva ese nombre mentiroso escrito, con una letra que finge ser la mía. Se me quiebra la voz de pensar lo que nos hicieron pasar, pero me quiebro aún
Abigail estaba en el aeropuerto, miraba en la pantalla de vuelos, nerviosa.Era la primera vez que volaba al extranjero sola.Mirò su billete, se lo había comprado su gran amiga Johana, y le hizo una oferta laboral, ella no tenìa a nada, ni nadie, pero esa amiga fue la mejor del internado.—Abby, ven conmigo, tengo un trabajo genial en la fundación Yakamoz para ayudar a madres solteras y niños, está fundada por una mujer rica de Chicago, y muchas damas de alta sociedad vienen y ayudan, por favor es el sueño de las que estudiamos la carrera de institutrices, además, poner distancia de tu pasado, será lo mejor.Abigail no dudó en aceptar.«De todos modos, no tengo nada que me una a este lugar», pensó.Recordó las mentiras de sus padres, a su odiosa hermana, y a ese hombre, que había apuñalado directo a su corazón.Quería olvidarlo todo. Quería sanar, y no mirar atrás.Anunciaron su vuelo y se marchó.Ella no pudo saber, que, en otro avión, llegaron Emerson Carrigan Smith y Hank.Camina
—¿Por qué viniste por mí, Emerson? No lo merezco, soy un pusilánime, ni siquiera merezco llamarme tu hermano, soy un fracaso, debería estar muerto.—¡No digas tonterías, Denver! Eres mi hermano. Siempre te quiero, y no te voy a dejar solo porque te hayas equivocado.—Destruí a Abby, ella me odia, rompí su amor, ella era inocente.Emerson tocó su hombro.—Ella te ama, ¿Verdad?—Fue engañada, no quiero imaginar cómo está su corazón al saber lo cruel que fui con ella, ya no sé si me ama, creo que la perdí, todos me lo advirtieron, pero mi rabia me cegó, no busqué quién me la hizo, sino quien me lo pagará y le hice mal, mucho mal.—Denver, ella te conoce, sabrá que fue un error, pero que tu corazón es mejor que esto.—Pude parar, Emerson, y seguí adelante, aunque las alarmas resonaban en mi interior. Yo… la desprecié, luego, le hice creer que me arrepentí, la seduje, estuvimos juntos por primera vez, y al dìa siguiente, la eché como a la peor mujer del mundo, ¿Sabes que es peor? Era su
Denver caminaba por el inmenso jardín de la mansión de Balmoral, era tan grande como la mansión de los Carrigan Hill en Santander, Mediterráneo.Observaba las rosas y pensaba en ella, solo pensaba en Abby.Anya, que cargaba a la pequeña Sienna, se acercò a èl.—¿Denver?Él miró a Anya, sonrió, cargó a Sienna, sonriéndole con dulzura, mientras la niña balbuceaba un intento de palabras.—¿Cómo está la princesa?—Y tú, ¿cómo estás? —preguntó Anya, algo sabía, su esposo Emerson se lo había contado.En el pasado, Emerson le tendió la mano a Anya cuando ella estaba con el corazón roto por culpa de Emerson, escapó embarazada y dispuesta a huir de su marido. Durante ese tiempo, ella conoció a un Denver diferente, uno bueno, amable y con el corazón triste, pero aún generoso, ¿Cuándo había cambiado todo?—Sè que mi hermano te lo contó, soy el peor Anya, dime que te decepcioné.Anya negó.—Lamento que esto haya pasado, pero nunca dirè que la persona que me salvó en mi peor momento me ha decepcion
Abigail sintió mucho miedo, su corazón latió terrible.Denver parecía perdido en su mirada, todo lo que quería era abrazarla, arrodillarse ante ella, pedir perdón y besar sus pies.Pero, un segundo después, las mujeres se alejaron.Denver siguió a Abby con la mirada, pero ella parecía ignorarlo.Abby fue al baño, su cuerpo estaba débil. Estaba temblando sin control.Johana fue detrás de ella.—¿Abby?—¡No puedo volver! Debo irme ahora mismo.—¡¿Qué dices?! No puedes hacer eso, ¿Qué sucede?—¡Ese hombre! Es… ¡Denver!—¿Qué? Ese hombre es uno de los que no presentaron, ¿Abby?Abigail asintió. Se sostuvo de la pared.Johana la abrazó.—Calma, por favor, calma. Mírame, Abby, no debes escapar, ¿Cuántas veces escaparás? No mereces ser una fugitiva, si alguien debe escapar envuelto en vergüenza y devastación es èl, tú no has hecho nada malo.—No puedo, no creo poder verlo… —dijo AbbyLlamaron a la puerta. Era una chica del staff diciendo que ya deberían ir a la subasta.—¿Te quedas?«No debo
Emerson se quedó perplejo.—¿Quién es esa mujer?—No lo sé… pero… ¡Es Abby! —exclamó Anya recordando su nombre.Emerson abrió ojos enormes.—¿Y qué hace trabajando para la fundación?Anya se encogió de hombros.—Ciento diez mil dólares —dijo Peter.Denver no lo observó, tenìa los ojos puestos solo en ella, Abby le miraba con miedo, era como un pajarito a punto de escapar.Pero, Denver no podía perderla, no quería tampoco.—Trescientos mil dólares.Los ojos de la fundadora se abrieron enormes, jamás pensó ganar tanto dinero en la recaudación, pero sabía que había millonarios muy excéntricos en el mundo.—¿Alguien ofrece más?Peter Johnson no tenía ese dinero, no creyó que algún dìa tendría ese dinero en sus manos, y junto de una sola vez, solo podría ver ese dinero a lo largo de un año o más.No pudo decir nada más.—Subastada a la una, a las dos y a las tres. Abigail Alwyn has sido subastada para un baile con el señor Denver Hank Smith.Abby sintió rabia de ese hombre, ¿Cómo se atreví
Abby le mirò perpleja, dio un paso atrás.—Es tarde, me envenenaste de dolor, esto está muerto y enterrado.—No. No lo admito, me equivoqué, pero, puedo repararlo, déjame repararlo.—¡No puedes! No puedes arrancar mi dolor, ni borrar tus palabras, ¡Me apuntaste con una pistola, me humillaste, maltrataste mi corazón! ¡Me hiciste tuya y luego me hiciste sentir peor que una mujerzuela! Si tienes algo de dignidad, solo lárgate de mi vida, déjame recuperar lo poco que me queda, déjame vivir en paz.—Me arrepiento, todos los días lo hago, y si me dejas amarte, viviré para sanar tus heridas.—¡No!Ella intentó irse, dando unos pasos atrás, pero èl tomó su brazo, ese gesto la sorprendió, la acercò a èl.—¡Déjeme! —Manoteó y èl la soltó—¿Recuerdas mis cartas? Esas te dicen quién soy yo, me conoces, más que nadie.—No te conozco, no conozco a la bestia en ti, ahora vete, se acabó, Denver.Èl bajó la mirada, las lágrimas cayeron por sus mejillas.Denver cayó de rodillas a sus pies. Se abrazó a s
—¿Quién es ese hombre, Abby? ¿Es tu ex?Abby no pudo decir nada.—Peter Jensen, estás molestando a Abby, déjala, mira como está, debes irte —dijo Johana.—Tienes razón, Abby, sea lo que sea, cuentas conmigo, estoy aquí para ti.Johana mirò al hombre, sintió un dolor clavado en su corazón.Abigail se recostó en la cama.Johana la siguió, mirò a su amiga ahí.—¿En qué piensas?—En tantas cosas, Denver ha vuelto a sacudir mi mundo.—¿Aún lo amas?Abigail desvió la mirada que se le desborraba por lágrimas.—Me hizo tanto daño que amarlo sería masoquismo.—A veces, el corazón quiere lo que quiere.—No, Johana, me hizo tanto daño, no me gusta quien es el Denver lleno de odio.—¿Qué te dijo?—Tonterías, resulta que ahora sabe que soy inocente; resulta que ahora quiere pedir perdón y estar a mi lado. Resulta que es demasiado tarde.Johana la abrazó.—Nunca es tarde para el amor, pero solo cuando es bueno, si èl no lo es, entonces, perdonar te hará libre, pero no volverás con èl, pero, piensa