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Abby le mirò perpleja, dio un paso atrás.—Es tarde, me envenenaste de dolor, esto está muerto y enterrado.—No. No lo admito, me equivoqué, pero, puedo repararlo, déjame repararlo.—¡No puedes! No puedes arrancar mi dolor, ni borrar tus palabras, ¡Me apuntaste con una pistola, me humillaste, maltrataste mi corazón! ¡Me hiciste tuya y luego me hiciste sentir peor que una mujerzuela! Si tienes algo de dignidad, solo lárgate de mi vida, déjame recuperar lo poco que me queda, déjame vivir en paz.—Me arrepiento, todos los días lo hago, y si me dejas amarte, viviré para sanar tus heridas.—¡No!Ella intentó irse, dando unos pasos atrás, pero èl tomó su brazo, ese gesto la sorprendió, la acercò a èl.—¡Déjeme! —Manoteó y èl la soltó—¿Recuerdas mis cartas? Esas te dicen quién soy yo, me conoces, más que nadie.—No te conozco, no conozco a la bestia en ti, ahora vete, se acabó, Denver.Èl bajó la mirada, las lágrimas cayeron por sus mejillas.Denver cayó de rodillas a sus pies. Se abrazó a s
—¿Quién es ese hombre, Abby? ¿Es tu ex?Abby no pudo decir nada.—Peter Jensen, estás molestando a Abby, déjala, mira como está, debes irte —dijo Johana.—Tienes razón, Abby, sea lo que sea, cuentas conmigo, estoy aquí para ti.Johana mirò al hombre, sintió un dolor clavado en su corazón.Abigail se recostó en la cama.Johana la siguió, mirò a su amiga ahí.—¿En qué piensas?—En tantas cosas, Denver ha vuelto a sacudir mi mundo.—¿Aún lo amas?Abigail desvió la mirada que se le desborraba por lágrimas.—Me hizo tanto daño que amarlo sería masoquismo.—A veces, el corazón quiere lo que quiere.—No, Johana, me hizo tanto daño, no me gusta quien es el Denver lleno de odio.—¿Qué te dijo?—Tonterías, resulta que ahora sabe que soy inocente; resulta que ahora quiere pedir perdón y estar a mi lado. Resulta que es demasiado tarde.Johana la abrazó.—Nunca es tarde para el amor, pero solo cuando es bueno, si èl no lo es, entonces, perdonar te hará libre, pero no volverás con èl, pero, piensa
Abby contó todo a Johana, pero encontró su ánimo apagado.—¿Estás bien, Johana?Ella sonrió.—Claro, solo tengo algunos problemas, ya sabes cosas de casa, mamá me llamó, pero nada importante. Si tú y Peter Jensen fingen ser novios y eso te ayuda a alejar a Denver como lo quieres, pues yo te apoyo.Johana se alejó. Las ganas de llorar incontrolables la enloquecieron, pudo respirar segundos después.Ella y Peter fueron amigos con derecho, ella esperaba que con el tiempo èl la eligiera como novia, pero simplemente perdió su interés en ella.***Mediterráneo.Mandy estaba feliz, preparaba la comida, le gustaba pensar en ese departamento como su hogar.Tocó su vientre, aún no se notaba, pero pronto, se notaría.Mandy siempre había soñado con ser madre, esperaba estabilizarse en la vida, estar con un buen hombre, que fuera mejor padre.Llamaron a la puerta, y ella abrió con rapidez.Sus ojos se encontraron con Vania, que tenía un gesto de rabia.—¡Tenías que ser tu la amante de mi marido!La
Nina Wyne comenzó a trabajar en el colegio una semana después, estaba ilusionada, era un proyecto maravilloso.Cuando Denver le entregó el cheque con el dinero, estaba muy sorprendida, pero puso manos a la obra.Abby estaba pensando en irse, pero no era capaz de hacerlo, era su trabajo soñado, además, ¿A dónde podría ir?Decidió quedarse.Al finalizar el turno, Abby y Johana iban de salida.—Entonces, irás a la fiesta de Peter.Abby lanzó un suspiro.—No lo creo, no estoy de ánimo.—¡Abby! Anda, vamos, además, Peter ha sido bueno contigo, es su fiesta de cumpleaños.Abby sonriò.—Está bien, pero solo un rato.—Vale.Salieron del edificio, cuando se encontraron cara a cara con Denver Hank.Abby se puso ansiosa, odió verlo, èl no le daba espacio, su mente no dejaba de pensarlo.Intentó darle la vuelta, èl llevaba en la mano un papel y una rosa.—Abby, por favor.Abby no dejó de caminar, ignorándolo, el rostro de Denver estaba desolado, ni siquiera pudo entregarlo, Johana caminaba justo
Peter intentó acercarse a Denver y enfrentarlo, pero èl lo empujó al suelo, haciéndolo caer, mientras los chocolates cayeron al suelo.—¡¿Qué demonios te sucede, Denver?! ¿No lo entiendes? Yo no soy tu mujer.Denver la mirò con rabia, tomó su brazo, la obligó a salir.Peter estuvo a punto de ir por ellos, pero Johana lo detuvo.—¡No lo hagas! ¿No ves que es un loco?—¡Quítate de mi camino, Johana! —exclamó—¡No lo haré! No quiero que te lastimen.Peter estaba enfurecido, la empujó a un lado, pero Johana lanzó un grito de dolor.Peter se quedó perplejo, al ver que se quejaba de su tobillo.La gente los observó aturdidos.Peter cargó a la chica, la llevó a la enfermería, no sabía que Johana fingía para evitar que fuera a confrontar a Denver Hank.***Abigail se liberó del agarre de Denver, le mirò con rabia.—¡¿Qué es lo que haces?! Deja mi vida en paz, ¿Acaso no fui suficiente clara? ¡Yo no soy tu mujer! —gritó con rabiaDenver la sujetó de los brazos, la acercò a èl, hasta que cualqui
Denver rompió el beso, condujo hasta su anterior departamento en ese lugar.Al llegar, Abigail parecía estar dormida, por lo que el hombre la bajó entre sus y la llevó adentro. A la que alguna vez fue su habitación.La recostó en la cama y la observó dormida y en paz.Su mano acarició su rostro.—Abby, mi amor, ¿cómo pude equivocarme tanto contigo? —murmuró.Estuvo a punto de levantarse e irse, cuando ella tomó su mano.—No te vayas, no me dejes sola.—Nunca te dejaría sola —dijo DenverElla se levantó de la cama y comenzó a deambular por la habitación.—Vuelve a la cama, Abby, debes dormir.La mujer no hizo caso y fue hasta la ventana que conectaba con el balcón.Se quejó de tener calor, y sorprendió a Denver, despojándose de sus ropas.Denver se levantó como resorte, no pudo evitar observar su preciosa figura que caminó hacia el balcón. Fue por ella para evitar que se cayera por la cornisa.La tomó del brazo, y la hizo entrar de nuevo.—Abby, debes volver a dormir.Ella negó, puso s
Abigail lo empujó, le mirò con rabia.—No vuelvas a besarme —sentenció.Abigail salió de ahí a toda prisa, y Denver ya no pudo detenerla.Al día siguiente.Abby fue a hablar con Nina Wyne, le explicó lo que sucedió y cómo estaba convencida de que Peter Jensen fue quien le hizo eso.—De alguna forma es mi culpa, pero…—¡No es tu culpa, Abby! Ya había escuchado varios problemas de Peter, y no quise hacerles caso porque pensé que era un error, pero, esto, es el límite.—No quería hacer esto, pero, pensé en que otra mujer podría sufrir lo mismo, y eso me dio suficiente miedo para hacerlo.Cuando Abby salió de ahí, Peter fue llamado.Una hora después estalló la bomba.Abigail estaba a punto de irse, cuando Johana la enfrentó.—¡¿Cómo te atreviste a mentir sobre Peter?! ¡Hiciste que lo despidieran!Abigail se quedó perpleja—Yo…—Traté de ayudarte, Abigail, y mira cómo me pagas.—Pero, ¡esto no tiene nada que ver contigo, Johana! Peter puso una droga en mi bebida, quería hacerme daño. Si dej
Abby no pudo decir nada, sentía tanto dolor.Denver habló con Emerson, él les prestó su avión privado, y viajaron al Mediterráneo.Durante el vuelo, Denver fue como un ángel con la chica, cuidándola y velando su sueño.Abby a veces lloraba, a veces despertaba en gritos y volvía a dormir, se había negado casi a comer.Cuando al fin llegaron a ese país, salieron del aeropuerto y fueron en un auto hasta el hospital donde Vania dijo que estaba.Fueron a preguntar.—Entonces, ¿vienen a reclamar el cuerpo? Deben reconocerlo primero.Ambos se miraron con duda.Ellos fueron trasladados a la morgue.—¿De qué murió mi madre?El perito la observó.—Ella fue asesinada —dijo con toda frialdad.Los ojos de Abby se abrieron asustados, retrocedió y Denver la sujetó de los hombros antes de que cayera.—Abby, calma, estoy aquí.—¡¿Cómo es posible?! ¿Quién le hizo esto?El hombre señaló a un policía. Él los llevó a una oficina, fue ahí donde le contaron todo.—Su madre fue asesinada a puñaladas, fueron c