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Betty y Bradley salieron del hospital y contaron a Anya y a Emerson la buena nueva. Ellos estaban sorprendidos, pero realmente felices por sus amigos. —Vaya, ustedes ahora tendrán una guardería —dijo Emerson—. Anya, debemos igualarlos. Anya le mirò confusa, pero luego rio. —¿saben? Esto es como un milagro inesperado, realmente creo que hemos sido bendecidos por todo lo malo que hayamos pasado —dijo Betty Bradley no pudo estar más de acuerdo. *** Anya y Emerson llegaron a casa. El abogado de Emerson los llamó más tarde, y les informó que la familia de Ruby Lang quería pelear por la custodia de la niña, solo esperaban la prueba de ADN. Emerson estuvo de acuerdo en dársela, pensó que no podrían cuidar a la hija de la mujer que asesinó a Hannah. Eso solo provocaría dolor en la familia. Emerson no estaba dispuesto a asumir ese dilema, solo quería que Anya y su hija estuvieran felices a su lado. Sin embargo, prometió que, si la prueba de ADN saldría positiva, iba a otorgar dinero p
Una semana después. Emerson y Denver estaba en el salón, èl estaba de visita. Cargaba a Sienna, sonreía. —Es muy hermosa. —Lo sé, y dime, ¿qué hay entre tú y Mandy? —Nada, nos estamos conociendo, eso es todo, no seas tan entrometido. Emerson sonrió. —Vamos, quiero que mi hermanito sea feliz, que se case y tenga hijos, ¿Es mucho pedir? —Para ti es fácil, tuviste suerte de que una buena mujer te amara, por encima del bien y del mal, yo nunca tendré tu suerte. —No seas amargado, el amor se puede encontrar si tienes un poco de fe, pero, la verdad, es que yo tengo el tesoro del mundo en mis brazos. Anya y Mandy volvieron con un platillo de bocadillos recién horneados. —¿Qué tesoro? El hombre sonrió, cargó a su mujer en su regazo. —Hablo de que yo tengo la mayor de las suertes del mundo, porque te tengo a ti, eso digo. Anya se puso roja al instante en que lo escuchó, èl le dio un dulce beso. —¿Y qué hay de ustedes? No quiero ejercer presión, pero hacen una hermosa pareja. Man
Emerson llegó a la casa por la noche. Era tarde, y se sentía desolado. Ver a su padre hundirse en prisión, ver cómo todo lo había perdido le causaba dolor. Después de todo, ese hombre era su padre. Cuando llegó a la alcoba, observó a su esposa dormida. Solo verla hizo que su estado de ánimo cambiara, ahora Anya tenía el poder de hacerlo feliz. Se recostó a su lado, la abrazó y la acercò a su pecho. Ella despertó enseguida. —¿Estás bien? Volviste tarde… —Anduve vagando, lo siento, no me sentía bien. Anya lo entendía. Besó su frente con ternura. —Te amo, estoy aquí, por favor, puedes apoyarte en mì, siempre estaré para cuidarte y consolarte, Emerson. Él sonrió. —No te merezco, Anya, eres tan buena y perfecta, que no te merezco, pero lucharé por merecer, aunque sea un poco de tu amor, tú eres mi cielo. Ella acarició su rostro, besó sus labios. —Te amo, Emerson, mereces mi amor, mereces todo el amor en esta vida, no debes olvidarlo. Por cierto, mañana iré a la tumba de mamá,
Betty estaba recostada en la cama, los bebés estaban en una cuna doble, justo a un lado de ella. Cuando Bradley llegó, se decepcionó de ver que su esposa no disfrutaría del pastel de vainilla que le había traído. Era su antojo especial, pero sonrió. Verla dormida de esa forma era tierno. Observó a sus hijos. Sintió su corazón cálido. «Por fin tengo a la familia que soñé, hijos maravillosos, y la mujer que amo, un nuevo bebé en camino.» Si esto no es la felicidad, Dios mío, ¿qué más puede ser? Estoy tan agradecido», pensó. Bradley se recostó en la cama. Su esposa despertó al instante. —¡Oh, me quedé dormida, Bradley! Lo siento. Él sonrió, besó sus labios. —No importa, mi esposa puede dormir en paz, su esposo va a velar siempre por sus sueños. Ella acarició su rostro. —¿Por qué eres tan bueno? ¿Qué hice para merecer al hombre más bueno del mundo? —Existir y enamorarme, eso hiciste, y te amo, Betty, me haces feliz. Ella se recostó sobre su pecho, luego, se quedaron dormidos.
Dennis Franco llevó a Anya hasta su casa, la cargó y la llevó a su habitación. Vivía solo, y ella estaba demasiado drogada y sumisa para poder evitarlo. Jamás creyó que su plan resultara perfecto, pero ahora estaba ahí. La cargó en sus brazos, y la recostó en la cama, admiró su figura, recordó aquella vez, cuando la mujer estuvo a su mereced y pudo tenerla. Pero, en aquel momento, pensó que si esperaba, ella se divorciaría y se enamoraría de èl, nada más lejos de la realidad. Dennis no tenía esperanzas del amor de Anya. —Inclusive si no me amas por las buenas, me amarás por las malas. El hombre abrió su vestido, y lo deslizó, hasta dejarla en ropa interior, sonrió al verla, su corazón latió, tomó su teléfono, tomó varias fotografías, se acercò a ella, besó sus labios y fotografía ese momento. Se alejó, intentó tocar su virilidad, pero descubrió con horror lo apagado que estaba. Luchó frenéticamente por despertar a su hombría; era inútil. Dennis se maldijo entre dientes, sus ojo
Emerson esperó un poco, hasta que, al fin, ese mensaje llegó. Sabía que llegaría. «Anya, ¿¿dónde estás? Harás que envíe las fotografías a Emerson, ¿quieres que ese hombre vuelva a ser un esposo traicionado? Estaré feliz de destruirlo, pero ¿quieres eso?» Emerson sintió que ardía de rabia al leer ese mensaje, pero se calmó. Siempre solía actuar de forma abrupta y por impulsos. Esta vez, si quería proteger a su esposa e hija, deba ser más listo, no podría ser arrastrado por su odio. Respiró profundo. Escribió un mensaje. «Tú me drogaste, Dennis, intentaste abusar de mí, me secuestraste, ahora me chantajeas con que filtrarás imágenes íntimas mías que tomaste sin mi consentimiento gracias al secuestro, ¿y crees que por miedo lo haré? No lo haré» Emerson esperaba que èl aceptara su culpa. «Anya, sì, hice todo eso, lo hice porque yo te amo. Emerson, nunca te amará como yo, así que no me hagas enviar esas fotografías. ¡Juro que haré lo que sea para tenerte a mi lado! Emerson no escrib
Anya fue dada de alta horas después. Emerson apareció. Ella le mirò con ojos severos. Denver los dejó a solas. —¿Por qué me dejaste sola? —exclamó. Él se acercó y acarició su rostro. —Lo lamento, amor, tuve que ir a encargarme de que Dennis Franco nunca pueda volver a herirte. Anya abrió ojos gigantes. —Emerson, ¿qué hiciste? —exclamó con angustia. Él se acercò, acunó su rostro, besó sus labios. —No hice nada, fue èl quien selló su destino. La gente mala es así, Anya, hoy lo entendí. Los que obran mal, tarde o temprano cosecharán su siembra, y serán arrastrados por las consecuencias de su maldad. —Lo sé, pero… dime, ¿qué pasó? —Lo denuncié, de inmediato giraron una orden de arresto en su contra. èl pudo aceptar que se equivocó, y que debía pagar por su crimen; en cambio, como un cobarde, decidió huir. Sin embargo, la policía lo detuvo. Dennis era tan idiota. Anya disparó a los policías. Anya abrió ojos enormes. —¿Y qué pasó? —Bueno, está muerto. Anya hizo un gesto de es
El día de la boda religiosa. Betty estaba junto a Anya, la maquillista estaba arreglándola. Ella sonrió cuando por fin terminó y pudo ver a su amiga. —¡Anya! Te ves hermosa, tu sueño se hará realidad, incluso si fue difícil, tienes el amor del hombre que siempre has amado. Anya sonrió, tomó la mano de su amiga. —¡Soy muy feliz, Betty! Tú también lo eres, valió la pena. Podría vivirlo otra vez, si mi resultado fuese esta felicidad. Las amigas estaban a punto de llorar, y Mandy entró, ya arreglada. —Nada de lágrimas, no arruinen su maquillaje. Anya, tu esposo ya te espera en la iglesia, debemos apurarnos. Anya sonrió, estaba ansiosa. Mandy cargó a Sienna, ellos querían que su hija estuviera con ellos, pero luego de la ceremonia, varias niñeras en casa de Betty y Bradley la cuidarían. En la iglesia. Emerson miraba el reloj, Denver se acercó a él, y le dio una suave palmada. —¿No estarás pensando que la novia no llegará? ¿Crees que volverá a escapar de ti? —Muy gracioso, Anya n