Capítulo 61

Uno no decide donde contar su pena, a veces solo necesita decirlo y ya, y eso estaba más que claro, allí, en esa cafetería de hospital, en un pequeño rincón donde solo ellas estaban, Akira se permitiría mostrar su cicatrices, su pena, mientras Naoki tomaba con fuerza su mano, y enfocaba su vista en cualquier lugar, sin embargo, su atención al igual que la de todas estaba en Akira, menos la de Mia que por un segundo vio a las hermanas y el agarre de sus manos.

— Es una conexión. — le susurro Andrea, que las conocía desde hacía más tiempo. — Son trillizas, aunque no se parezcan mucho, Naoki es muy fuerte, pero no si ve mal a sus hermanas, eso la derriba cual castillo de naipe, entonces, no las mirara hasta que tengan sus emociones bajo control. — Mia podía creerlo o no, pero era así, ellas lo sabían, era una conexión que compartían al igual que los quintillizos.

— Cuando fui por Francisco, el plan era claro y preciso, solo debía infiltrarme, escuchar, y luego irme con su información. —
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