Caminaron los tres hacia los jardines abiertos, donde el segundo día del evento se desarrollaría. No tardaron en encontrarse con los organizadores, con los mismos que habían conversado la noche anterior y, si bien, por algunos minutos, Margarita había creído que todo se había tratado de un hermoso sueño, era real.
—Los estábamos esperando —dijo la mujer al verlos y se acercó para besarlos en la mejilla—. Ya tenemos una copia del contrato —explicó y Lucca le miró con grandes ojos—. Pueden revisarlo mientras están aquí y podemos reunirnos en un par de días, cuando estén seguros para firmar.
—Muchas gracias —dijo Lucca con una sonrisa y le explicó los hechos a Margarita, quien inhaló con urgencia.
Lucca y Margarita se reunieron después de un extraño momento con la seguridad del evento y la problemática heredera de Valdivieso, pero como siempre hacían, actuaron con normalidad y se olvidaron de los problemas pasados con prisa, dejando atrás el mal encuentro y regresando a la realidad.El viñedo al que representaban había sido seleccionado como finalista y, si bien, creían que habían vivido una tarde cargada de tensión, lo mejor estaba por venir.—¿Todo bien con Lidia? —preguntó Lucca en cuanto lograron encontrar un lugar calmo para hablar.El bullicio de los competidores, la música y el conductor del evento apenas les permitían oír sus propios pensamientos.Margarita le miró a la cara y emparejó las piernas para sentar a la perra sobre su regazo. Le acarició el pelaje suave con la punta de los dedos.—Sí, todo bien —dijo ella y probó uno de los espumeantes de Valdivieso con curiosidad—. Creo que no volverá a molestar nunca más —agregó después, segura de lo que había visto en los
Ochenta y siete puntos obtuvieron Santa Marta con su espumante de método charmat , Rosé Royal. Lucca se adelantó y se acercó al escenario para aplaudir a su padre de pie y orgulloso de su logro. Aunque sus caminos se habían separado por diferencias familiares, románticas e incluso económicas, Lucca aun le respetaba como Gerente General y, él, mejor que nadie, conocía los esfuerzos que había realizado para llegar hasta allí.El hombre tuvo dos minutos para expresar unas palabras. Él no había preparado nada, pues había perdido las esperanzas en el mismo segundo en que había visto a su esposa salir por la puerta de su casa. Ella era la líder, la del buen paladar, la que tenía el sabor del vino grabado en la sangre. Era como Margarita.—Le agradezco a mi esposa y a mi hijo, Lucca, ellos fueron mi inspiración cada día para crear todo esto y para no rendirme —dijo el hombre, con los ojos llenos de lágrimas. A Margarita le fue imposible contenerse y soltó el llanto pese a todos los ojos curi
En el amanecer, la familia se despidió y sus caminos se dividieron otra vez, aunque no por mucho tiempo.El padre de Lucca regresó al hotel en el que se hospedaba y la feliz pareja de casados decidió quitarse los zapatos y caminar por la orilla de la playa. Lucca llevó los zapatos de los dos y Margarita cargó a Dulce Bella Princesa Leia entre sus brazos. A esa hora de la mañana, la cachorrita quería dormir y descansar, pero no desaprovechó del momento para sentir la brisa fresca de la playa.La arena estaba fría, pero eso no les importó y caminaron por la orilla conforme conversaron sobre lo acontecido. No querían que ese premio y reconocimiento, les hiciera sacar los pies de la tierra. Ellos querían conservarlo todo, incluso la humildad que los había caracterizado desde el día uno.
—Ya te dijo tu hermoso segundo nombre —interrumpió Margarita, conociendo la furia de su madre.Julieta se rio con amargura.—La perra está bien, madre, y ya deberías saber que, no hay nada bueno o malo, el pensamiento lo hace así —dijo Julieta, citando a su amado Shakespeare—, si tú piensas que un pene de juguete es malo, todos creerán lo mismo. Si tu piensas que un pene de juguete es bueno…—¡Julieta Alberta! —regañó la mujer y las hermanas Ossandón se rieron con tantas ganas que incluso Lucca se sintió atraído por la discusión. Lucca se acercó a la cama, donde la joven hablaba por teléfono y se arrodilló a su lado, con el ceñ
Ella sabía que estaba allí gracias a su hermana mayor, esa que siempre la había cuidado, protegido y amado; uno de sus sueños más grandes se cumplía gracias a ella y Julieta no podía sentirse más agradecida.—Mi señor descansa aquí, en esta paz —dijo la joven e inhaló fuerte cuando su hermana tomó su mano y la invitó a caminar hacia el interior de la iglesia.Para mantenerla tranquila, pues la joven estudiante quería llorar y recitar en honor a su ídolo, Margarita abrió su mochila y tomó uno de los viejos y gastados libros de Shakespeare, uno de los favoritos de Julieta y que, Margarita había puesto en su maleta el primer día.—Durante la época en que el señor Escala gobernaba a
Tras despedirse de su familia, Margarita se entregó por completo a Lucca, quien le ofreció una hermosa luna de miel en la elegante y apasionada Inglaterra. Tuvieron diez días de romance emocionante y atardeceres cálidos.Cenaron a la luz de las velas, navegaron a la medianoche, fueron de pesca, de excursión y aventuras. Descubrieron que, no solo eran buenos en la cama y cuando de comprensión se trataba, sino que también eran compañeros de aventura y de vida.Días antes de regresar a Chile, visitaron también una de las bodegas más importantes de producción de vino del país. Margarita deseaba recorrer ese antiguo lugar y aprender un poco más de ellos.Al final, su viñedo continuaba en pañales y sabían que podía ofrecer cosa
Ella carraspeó y miró los documentos que tenía sobre el escritorio. Revolvió todo, incluso lo que tenía entre sus manos. No podía negar que estaba nerviosa, pero al ver los rostros de sus amigos, se relajó al entender que, estaba en confianza.—Bueno, el viaje fue muy provechoso y, no solo aprendimos de otros viñedos, sino que también conseguimos el oro y reconocimiento mundial —dijo Margarita, con seguridad y firmeza. Paula, quien estaba muy comprometida con el trabajo del viñedo, aplaudió feliz—. Creo que debemos empezar la producción con las etiquetas que el Decanter nos ha entregado y usar este reconocimiento para levantar las ventas. La publicidad ayudaría mucho.—Paula, ¿cómo progresan las cepas de Airen? —preguntó Lucca, inter
El lunes en la mañana, Margarita organizó su nueva casa y llevó a la perra de su marido al veterinario y a la peluquería canina.Cuando regresaba a casa, en la camioneta de Lucca, sus ojos se encontraron con un nuevo instituto que impartía idiomas. Margarita aparcó al frente del edificio renovado y miró los carteles con grandes ojos.Los primeros minutos estuvo en silencio, conforme trataba de tomar una decisión. Estaba confundida, pues no sabía sí sería capaz de aprender el idioma con tanta facilidad, pero luego recordó que debía responder ante los ingleses y que, si quería llegar lejos en el mundo del vino y las cepas especiales, debía conocer otros idiomas.Se armó de valor, agarró a la perra, su cartera y se bajó de l