Jake permanecía en silencio con el pasaporte en la mano. Después de llevar a Tom a otro parque de juegos, se habían visto con el abogado.— Ana.— Estoy bien, solo se siente un poco extraño saber que me caso mañana.— ¿Que tan extraño? ¿Como para no hacerlo?— No, no extraño de una mala manera. Es que ya mañana seremos marido y mujer, un anillo adornará nuestros dedos y en cierto modo empezaremos a pertenecernos o no.— Respetaré todas las partes que habíamos acordado, lo prometo.— ¿Todas? — masculló ella, como si quiera que no fuera de ese modo. Tal vez en su interior sentía cierto anhelo al casarse con el, sobre las cosas que hacían los recién casados. Pero habían puesto límites y estos debían de ser respetados.
— Lo siento, Jake. No hay nada que podamos hacer. Tienen pruebas contra Ana, hay muchas fotos y detalles de un médico que revisó los golpes de Samantha cuando esta fue al hospital. – retiró sus lentes y los colgó en el cuello de su camisa blanca. Miró a los ojos preocupados de Jake, el recién casado. — Me temo que quieren realizar el pequeño juicio de inmediato. Esto es muy inusual, cuando entré había demasiado interés en un caso tan sencillo como este, mañana a las ocho, por favor preséntate. Yo estaré aquí.—Pero, no estoy entendiendo nada. ¿Me estás diciendo que Ana se quedará presa y que mañana será su juicio? ¿Que es lo que dices? Fue una pelea entre las dos.— El rostro de Samantha Parker dice lo contrario. Aquí ya no se trata de cómo empezó, ella trajo pruebas, trajo relaciones y mucha ira hacia Ana. Ni si quiera pude lograr que pasara esta noche en su casa y que regresara mañana, se queda presa, Jake. Lo siento.— ¿Lo sientes? Nos acabamos de c
Después de salir de la casa de su hermano, escuchar que era muy tarde para ver a Ana, después de que se lo habían impedido en la tarde, Jamie estaba hecho una furia. Recién llegaba después de dos horas conduciendo a alta velocidad y se encontraba con la situación más complicada que antes.Pasó por el cajero y sacó una buena cantidad de dinero, después compró varias hamburguesas y algunos jugos. Buscó en el mensaje que le había enviado Jake la ubicación de la comisaría. Se dirigió hacia allá.— Buenas noches, caballeros. — Apenas si podía caminar con toda la comida que llevaba y el bolsillo abultado lleno de dinero, que no cabía en la billetera. — Una larga noche, ¿no?Se dirigió hacia un pequeño escritorio donde había detrás un hombre de mediana edad vestido con el uniforme azul— ¿ En que puedo ayudarlo?Jamie colocó las cosas sobre el escritorio, mirando fijamente al oficial. Abrió un poco una de las hamburguesas y el olor comenzó a
— Buenos días, señor.— Buenos días, Christine. En unos minutos saldré hacia la comisaría. ¿Podrías tranquilizar a Tom cuando despierte?— Claro, señor. Usted no se preocupe, yo me encargaré de él.— Gracias.Jake aún no entendía bien la discusión que había tenido la noche anterior con Jamie. Lo había hecho cuestionarse toda la noche si casarse con Ana realmente había sido una decisión correcta. No por el, solo que quizás había acorralado a Ana hasta ese punto y ella no estaba de acuerdo con lo que habían hecho.¿Por qué habían tomado un matrimonio tan a la ligera?Estaban casados.Pero ¿que seguía? ¿Convivir como dos hermanos mientras ella era la señora Matthew y dormían en la misma cama jugando a ser amigos y que nada podía pasar entre los dos porque así lo había decidido en un acuerdo que se llevó a cabo con un simple apretón de manos?Él respetaría el acuerdo, su privacidad y todo lo que se había dicho. 
La cenaCinco meses después.(De aquí en adelante la novela es narrada por Ana)— Por favor, concéntrate. — Eso hago. — enfoqué mi mirada en la cámara y la luz que tenía frente a mi, la sonrisa aún me seguía saliendo algo tímida después de dos meses trabajando en esto, pero con eso Jamie se conformaba. — ¿En que estás pensando? Te veo distraída. — Esta noche Jake lleva a esa amiga a la casa. — su nombre era Nicol y me traía muy nerviosa este último mes. Después de que Jake entrara a trabajar en ese nuevo hospital no dejaba de hablar de ella, y encima pasaba más tiempo con ella ya que trabajaban juntos. La doctora H
¿Que cómo había dormido? Aquella noche no pegué un ojo llorando silenciosamente mientras Jake dormía a mi lado, de seguro pensando en Nicol.Cuando sonó mi alarma, abrí los ojos a regañadientes. No había dormido ni cinco horas, pero aún era viernes y Tom tenía que ir al colegio. Miré a Jake quien seguía durmiendo. Hoy trabajaba. — Jake... despierta. —toqué su brazo izquierdo que quedaba fuera de las sábanas. — Jake, trabajas hoy. Abrió los ojos medio adormilado, me miró confundido y los volvió a cerrar. Volví a tocar su brazo insistentemente o llegaría tarde al trabajo. — No trabajo hoy. — dijo entre d
Camas separadas. A veces llego a sentir que mi felicidad siempre ha ido ligada a alguien, que me muevo por alguien y que solo estoy bien por alguien. Sentía la misma sensación de dependencia hacia Jake como ya la había sentido antes, últimamente necesitaba de su aprobación y me hacía falta su reconocimiento. Y si Jake creía que el modelar no era lo mío, entonces era así. Guardé silencio hasta que estuvimos en la ciudad. — Jamie, ¿puedes detenerte por favor? — Está bien, tenemos una hora todavía. ¿Quieres ir a tomar algo? — No preferiría que habláramos en el coche. — ¿Que pasa? ¿Estás mareada? — No, estoy bien, solo detente, por favor. — segundos después Jamie se detu
Cuatro manos me sujetaban, dos agarraban mis brazos desde atrás, apretando su cuerpo contra mi espalda y las dos manos restantes bajaban con prisa mi pantalón jean sucio, al tiempo que abrían mis piernas. Mi piel tocó el suelo frío y vi mi ropa interior deslizarse por mis piernas, alguien besuqueaba mi cuello con aquel horrible olor a cigarro que me repugnaba tanto, cerré los ojos imaginándome que estaba en otro lugar, imaginando que caminaba de la mano de Angelo frente a un hermoso lago donde habían varias familias de patos nadando mientras atardecía y las aguas se pintaban de ese hermoso color del atardecer. Pero no era así, sus risas resonaban en mi oído, sus manos tocaban mi pecho y mi cuerpo subía y bajaba con cada embestida. Mis piernas nunca dejaron de luchar, mis manos seguían moviénd