— Buenos días, señor.
— Buenos días, Christine. En unos minutos saldré hacia la comisaría. ¿Podrías tranquilizar a Tom cuando despierte? — Claro, señor. Usted no se preocupe, yo me encargaré de él. — Gracias. Jake aún no entendía bien la discusión que había tenido la noche anterior con Jamie. Lo había hecho cuestionarse toda la noche si casarse con Ana realmente había sido una decisión correcta. No por el, solo que quizás había acorralado a Ana hasta ese punto y ella no estaba de acuerdo con lo que habían hecho. ¿Por qué habían tomado un matrimonio tan a la ligera? Estaban casados. Pero ¿que seguía? ¿Convivir como dos hermanos mientras ella era la señora Matthew y dormían en la misma cama jugando a ser amigos y que nada podía pasar entre los dos porque así lo había decidido en un acuerdo que se llevó a cabo con un simple apretón de manos? Él respetaría el acuerdo, su privacidad y todo lo que se había dicho. La cenaCinco meses después.(De aquí en adelante la novela es narrada por Ana)— Por favor, concéntrate. — Eso hago. — enfoqué mi mirada en la cámara y la luz que tenía frente a mi, la sonrisa aún me seguía saliendo algo tímida después de dos meses trabajando en esto, pero con eso Jamie se conformaba. — ¿En que estás pensando? Te veo distraída. — Esta noche Jake lleva a esa amiga a la casa. — su nombre era Nicol y me traía muy nerviosa este último mes. Después de que Jake entrara a trabajar en ese nuevo hospital no dejaba de hablar de ella, y encima pasaba más tiempo con ella ya que trabajaban juntos. La doctora H
¿Que cómo había dormido? Aquella noche no pegué un ojo llorando silenciosamente mientras Jake dormía a mi lado, de seguro pensando en Nicol.Cuando sonó mi alarma, abrí los ojos a regañadientes. No había dormido ni cinco horas, pero aún era viernes y Tom tenía que ir al colegio. Miré a Jake quien seguía durmiendo. Hoy trabajaba. — Jake... despierta. —toqué su brazo izquierdo que quedaba fuera de las sábanas. — Jake, trabajas hoy. Abrió los ojos medio adormilado, me miró confundido y los volvió a cerrar. Volví a tocar su brazo insistentemente o llegaría tarde al trabajo. — No trabajo hoy. — dijo entre d
Camas separadas. A veces llego a sentir que mi felicidad siempre ha ido ligada a alguien, que me muevo por alguien y que solo estoy bien por alguien. Sentía la misma sensación de dependencia hacia Jake como ya la había sentido antes, últimamente necesitaba de su aprobación y me hacía falta su reconocimiento. Y si Jake creía que el modelar no era lo mío, entonces era así. Guardé silencio hasta que estuvimos en la ciudad. — Jamie, ¿puedes detenerte por favor? — Está bien, tenemos una hora todavía. ¿Quieres ir a tomar algo? — No preferiría que habláramos en el coche. — ¿Que pasa? ¿Estás mareada? — No, estoy bien, solo detente, por favor. — segundos después Jamie se detu
Cuatro manos me sujetaban, dos agarraban mis brazos desde atrás, apretando su cuerpo contra mi espalda y las dos manos restantes bajaban con prisa mi pantalón jean sucio, al tiempo que abrían mis piernas. Mi piel tocó el suelo frío y vi mi ropa interior deslizarse por mis piernas, alguien besuqueaba mi cuello con aquel horrible olor a cigarro que me repugnaba tanto, cerré los ojos imaginándome que estaba en otro lugar, imaginando que caminaba de la mano de Angelo frente a un hermoso lago donde habían varias familias de patos nadando mientras atardecía y las aguas se pintaban de ese hermoso color del atardecer. Pero no era así, sus risas resonaban en mi oído, sus manos tocaban mi pecho y mi cuerpo subía y bajaba con cada embestida. Mis piernas nunca dejaron de luchar, mis manos seguían moviénd
El proyecto Para mi el día del picnic había sido un fracaso, me sentí expuesta, humillada y cientos de sensaciones más, cada una de ellas más horrible que la anterior. Como si las pesadillas no habían sido suficientes para atormentarme, ahora estaba Nicol , era una bruja ocupando el cuerpo de la hermosa novia de Jake. Nos habíamos quedado allí hasta las seis de la tarde, cuando había comenzado el atardecer, pero tuvimos que irnos porque Nicol tenía una emergencia que atender con uno de sus pacientes. — Solo este último capítulo, por favor mamá. — Está bien. No olvides que tienes que estudiar, o tendrás que hacerlo mañana domingo y entonces no podrás disfrutar del último día del fin de semana. — Tienes razón, termino este y me pongo con la tarea. Es
Su respiración se había vuelto pausado, tomé su brazo izquierdo que quería salirse de la cama y se lo acomodé al lado de su pecho. Escuché la puerta de la entrada abrirse y salí de la habitación, mirándola dormida una vez más y cerrando su puerta después. Rogaba para que no tuviera esas horribles pesadillas de las que nunca me había hablado de que se trataban. — Jamie, ¿que haces aquí? — Dijo Jake al verme bajar por las escaleras. — Necesito hablar contigo. — Casi me había quedado dormido junto a Ana, por lo que tenía la voz pastosa. — ¿A estas horas? Tengo algo de sueño.— miraba su celular tecleando algo. A medias Ana y Jamie habían firmado el contrato para realizar la exhibición en la próxima semana. Mientras tanto, el venía a la casa ayudar a Ana para informarse sobre algunas universidades y cual se adaptaba más a ella. El abogado ya había conseguido la información de la familia de Ana, yo aún no sé la daba. No sabía si era buena idea. Según el, vivían en malas condiciones, por lo que Ana nunca había vivido en condiciones óptimas, había sido más difícil que ellos habían cambiado de dirección varías veces. Tal vez eso la llevo a adaptarse más rápido a las calles, o quizás sabía que su familia no podía ayudarla y simplemente se resignó. La verdad es que no tenía idea, pero lo que Nicol me había dicho, martilleaba en mi cabeza. — ¿Como es que permaneció tanto tiempo allí? Sin buscar ayuda, ir a la policía o buscar la manera de que laA medias
— Es... no lo sé. Mi cuerpo se ve tan... — Llamativo. — ¡Exacto! Mira mis pechos. — Los veo. — contestó él con una risita. — Los veo. — Se ven algo como así, mira. — guarde aire en mis cachetes y se los mostré. Era la forma que tenían mis senos con aquel vestido.— Son tus senos, no puedes sentir vergüenza de ellos. — No es vergüenza de ellos. Solo no me gusta que los miren. — Yo los estoy mirando. ¡Tú me lo pediste!Se había parado de la butaca que esta