–Buenos días. – dijo Jake, cuando Tom le abrió la puerta. Teníamos que ir a un cumpleaños de un amigo de Tom, Jaden. Había que pasar todo el día allí, desde las diez de la mañana hasta la hora que terminara este, se celebraría en una finca que tenían sus padres y desde la casa eran dos horas conduciendo allí. Saldríamos a las ocho, pero eran las siete y quince de la mañana y ya Jake estaba aquí. –Buenos días, papá. Ya yo estoy listo, falta mamá y que desayunemos. ¿Ya has desayunado? –No, salí muy temprano. –Ven, desayuna con nosotros. –Buenos días, Jake.– Dije secamente, todavía no le perdonaba muchas cosas y menos que haya intentado quitarme a Tom a base de engaños y mentiras. –Salgo en unos minutos, casi estoy lista. –Pero frente a Tom, era como si nada pasara. –¿Te importa si desayuno con ustedes?– me preguntó. –No. Fui de regreso a mi habitación para
La relación de Nicol y Jake, pendía de un hilo. Nada había estado bien después de aquella cirugía en la que Jake no le dio participación, sin embargo, seguían estando juntos. Aquella noche, mientras estaban en la cama, después de una insípida, ¿como llamarlo?, acto sexual, después de un insípido acto sexual, Jake encendió las luces y tomó el control de la tele, ella estaba pegada a su celular nada más terminar. Si era que había terminado… o aquellos gemidos habían sido fingidos. No había forma de saberlo y el mismo Jake de vez en cuando se planteaba la duda. Sobre todo, porque su satisfacción no era la misma y lo mismo podia ser de parte de ella. Resultaba ser un poco aburrido, monótono. Para nada excitante. Los jugosos pechos de Nicol seguían al aire libre mientras ella posaba con las piernas cruzadas a lo largo de la cama. Jake subió el volumen del noticiero y se acostó a su lado. De vez en cuan
“Estaré allí en una semana, ¿crees que podamos vernos?” Jamie me había enviado aquel mensaje de texto después de no parar de llamar durante toda la noche de ese día, yo no había respondido ni a las llamadas ni al mensaje. Pero ya había pasado una semana. –¿Crees que me vea bien si me tiño el pelo a color verde?– Ya Jeff no sabia que hacer con su apariencia. Acabábamos de terminar las ultimas secciones de la colección de otoño, ya no tendría que hacer mas por un tiempo, básicamente eran vacaciones, pero tenia que estar disponible para cualquier evento al que me solicitasen. Eso no era un problema. Solo se trataba de sonreír y platicar con una persona o dos. Un poco de socializar. No me venia mal. Íbamos saliendo del edifico. –Creo que seria algo exagerado. Te queda bien el rubio. –Yo soy exagerado, todo de mi es exagerado. –No se para que me pre
Angelo Amato parecía bastante enojado, tomó un trago de su vino y me miró fijamente a los ojos, por lo visto ya se había tomado una copa o dos. Pedí un trago, esta reunión no tenia sentido, nada tenia sentido. Desde que Angelo me había pedido que fuera el fotógrafo de Ana para la siguiente colección de invierno, todo en mi mente empezó a descontrolarse, ¿por qué haría eso si el estaba saliendo con Ana? ¿Por que me pondría a mi en su camino cuando el era consciente que ya habíamos tenido algo? Y esas eran las respuestas que yo venía a buscar y de las que obtuve algunas mientras venia en el avión. Ellos no tenían nada. A esa conclusion había llegado, aun así tuve que hacerle la pregunta a Ana y cuando ella me dijo que solo había visto a Angelo aquella vez en la casa de Alessia, también pude confirmar que Ana ni si quiera sabia que aquella marca de ropa era exclusiva para ella o que Angelo estaba detrás de tod
Eran las dos de la madrugada cuando escuché mi teléfono sonar, de todos modos no estaba dormido. Era Ana. –Hola. ¿Esta todo bien? – Si, eso creo. ¿Te estas quedando muy lejos de mi casa?–habló con voz apagada. –Unos veinte minutos, quizás menos. A estas horas no hay tráfico . ¿Pasa algo? –No, esta bien. Nos vemos mañana. – Y colgó. Me vestí con prisa, poniéndome lo primero que saqué de la maleta y salí. Si Ana llamaba, era porque algo pasaba. Algo le pasaba. Al final llegué en doce minutos. Saqué mi móvil y le marqué. –Estoy aquí, ábreme. –Me quedé de pie junto a la puerta, a la espera de que ella abriera. –¡Jamie! ¿Por que has venido? ¿A caso te desperté? Llevaba puesto un pijama de mangas largas, no tenía cara de haber estado dormida, mas bien de tener mucho rato ll
Despertar y ver el rostro de Jamie era algo que no tenia precio, se veía tan tranquilo, durmiendo plácidamente. Me acerqué a su rostro y besé su nariz, la movió un poco pero no se despertó, pasó la mano por ella y siguió igual que antes. Yo me había despertado mucho mas temprano que el, ahora solo podia quedarme de manera hipnótica observándolo. ¿Seria que siempre podría verlo dormir de esa manera? Tomé mi celular y me puse a investigar en internet sobre Robert Pierson, aun sin estar en su presencia, sentía miedo de solo investigar sobre el. El caso estaba en proceso y con todas las denuncias que ya tenia, mas las que seguían llegando, era suficiente para que recibiera una condena. La mía no haría ninguna diferencia. Tampoco era como si me atreviera a presentarme ante el para acusarlo de algo, simplemente no me veía con las fuerzas. Ahora que Jamie y yo estábamos juntos,
Siempre entendía todo. Quizás demasiado comprensible. A cualquier cosa de Ana, me lanzaba a estar de acuerdo, aceptaba sin mas. Ana no me cuenta nada, lo entendía. Confiaba en que algún día se sintiera capaz de compartir, no solo buenos momentos, también los malos, yo quería estar ahi para ella, saber porque o de qué la consolaba. Ana tiene secretos, lo entendía. Ella iba entresacando de su vida lo que yo tenia que saber y lo que no. No se nada de la vida de Ana, de sus padres o lo que sea que ella quisiera decirme, lo entendía. No estaba obligada a decirme nada, pero ¿no e ahi donde entra la confianza? ¿Hasta donde podia ser comprensible? No estaba aquí porque dudara de Ana, cualquier duda que hubiera por ahí escondida, se había despejado después de que ella me dijera que sentía amor por mi, ya lo sabia, pero oírlo de sus labios era muy gratificante. Estaba aquí porque no confiaba
Habían pasado cinco días desde aquella lúgubre charla a mitad de la noche entre la confusa Ana y el destrozado Jamie, quien no entendía como era que Ana no era capaz de ver el daño que le hacia. Y ella, confusa por las emociones que salieron a relucir cuando Angelo tocó su cuello, nunca pensó que aquel simple acto haría tan desdichado a Jamie, pero tampoco pensó quedarse inmóvil ante el toque de Angelo; aquella parálisis no fue por miedo, su cuerpo solo se quedó a la espera de la sensación que la proximidad de Angelo le brindaba, trayendo a ella algunos recuerdos que consideraba perdidos, olvidados y ya sin importancia. Cuando los dos pensaban que al fin era una union definitiva, sin el “me voy” el “adiós” o el “terminemos”. Habían concluido varias veces cosas que ni si quiera empezaban del todo, era como si estar juntos fuera la tarea más difícil de todas. Jamie no quería volver a huir, sin importar como fueran las cosas de ahí en adelante, pe
Ana había contado todo por cuanto había pasado durante los últimos años a su madre, obviando algunas cosas que no eran necesarias para no mortificarla. Estaban encantados con su pequeño nieto, habían conocido a Jake y le agradecían por haber socorrido a su hija. Pero sus vidas tenían que seguir sus cursos, pero esta vez ya estaban en contacto. Angelo había pagado la deuda que tenia el señor Olsen sin que Ana lo supiera hasta ultima hora. Después de abandonar aquel lujoso hotel, ahora estaban en el aeropuerto. - ¿Segura que no quieres venirte con nosotros? - Es muy complicado hacer eso, mamá . La universidad, Tom, Jamie. - Jamie, no nos presentaste a ese muchacho. No te rindas, tu misma puedes salir de esa confusión sin hacer una locura. Angelo puede resultar un poco agobiante, no dejes que todo lo que le rodea influya en ti, eso si que puede acabar con ese chico y con lo que sientes por el, incluso contigo misma.