- Lo sé, un día tienes felicidad, salud y al otro ya no.
- Me ha dolido mucho tu rechazó, lo he sentido hasta de una forma cruel. Se que no fue fácil enterarte de quien soy, pero creí que tu amor era lo suficientemente grande como para amarme como fuese – se sincero Úrsula – creo que nunca has tenido una idea de lo mucho que te amo Rebeca, creo que el universo es muy poco para compararlo.- Perdóname – le dijo una vez más sin poder evitar echarse a llorar – sé que me amas más de lo que yo creo que me amas. Y… yo… te amo, aún que no lo creas te he extrañado cada día y cada noche – Úrsula la abrazo con todas las fuerzas que Rebeca podía soportar – te he lastimado lo sé, pero te amo, te extraño mucho, extraño tu mirada, tus largos silencios, te extraño a ti, a todo lo que tú eres, no tengo problemas en dormir sola cada noche y de cocinar sólo para mi. Úrsula, regresa. Vuelve por favor – pidió sollozando.- Ya he regresado – respondió Úrsula hundiendo su rostrTras demorarse en acariciar y recorrer todo el cuerpo de Rebeca que temblaba por la excitación, Úrsula la cubrió con besos y caricias, con su lengua trazo una línea húmeda sobre su vientre y había tardado más de lo acostumbrado en tomar la miel del cuerpo de Rebeca, antes de llegar a su preciado ser, trazo su cuerpo con el suyo, escucho a su acelerado corazón y respiro sus jadeos, bebió su sudor y ahora bebería el néctar de su pasión, beso la cara interna de sus muslos antes de posarse como la mariposa en la flor, Rebeca contuvo la respiración por unos segundos y luego volvió a respirar entrecortadamente cuando Úrsula por fin tocaba tierra fértil.-¡Ah!!Dios! – exclamó Rebeca cuando Úrsula le acarició el interior con la lengua.Trazo sus líneas despacio, interior y exterior, en círculo y a todo lo largo mientras Rebeca se retorcía y le sujetaba la cabeza con ambas manos de vez en vez, al tiempo que revoloteaba el cabello de Úrsula que estaba concentrada solo en darle placer a
-¿Quieres? – le pregunto Rebeca cuando se metía su tercer bocado de comida a la boca.-No. Sabes que no necesitó comer, pero si que necesito de ti, de tus besos – y sin más Úrsula beso a Rebeca en los labios, probo de su boca lo que le ofrecía en el tenedor.-Fresas con chocolate – dijo Úrsula cuándo se apartó de Rebeca quién se puso roja como tómate – me gusta.-¿Alguna vez me miraste desnuda? – le pregunto Rebeca cuando casi terminaba de comer.-Si, cuándo lo hicimos por primera vez.-Me refiero a que si lo hiciste a escondidas.-No, eso jamás – dijo mirándola a los ojos – siempre te he respetado Rebeca y siempre lo haré – Rebeca sonrió al ver el rostro de seriedad de Úrsula.-Te creó – y le dio unas palmaditas a la delegada y delicada mano de Úrsula que estaba sentada junto a ella – si yo hubiese tenido la oportunidad de verte, lo hubiera hecho – y se carcajeo.-Ya veo por qué me lo preguntaste. Si, creo que tú no lo hubieras dudado ni un momento.Ma
Antes de salir de vacaciones fueron a casa de Augusto y Carolina, para avisarles de que estarían fuera algunas semanas para tener aquella luna de miel que no tuvieron luego de su matrimonio, al igual que Rebeca se sintieron intrigados por saber dónde la llevaría Úrsula de viaje, pero su nuera no les dio ni siquiera una mínima pista, Rebeca les encargo a sus padres que fueran de vez en cuando a regar las plantas, porque estarían fuera de dos a tres semanas.Tomaron un taxi para ir al aeropuerto, el chófer amablemente les había ayudado a subir las maletas y una vez llegar al aeropuerto a bajarlas, el hombre no pudo evitar sentirse atraído por las dos mujeres que habían pedido su servicio, ambas se dieron cuenta de que lo habían encandilado, sin embargo a Úrsula no le hizo mucha gracia que alguien más mirará lo que ella miraba en Rebeca, en cambio a está otra, le causó gracia lo que provocaron en el hombre aquél entrado en los cincuenta años.Una vez dentro del aeropuerto,
Tras visitar los lugares más icónicos de París, se dirigieron a los pequeños pueblos más llamativos, allí iban y pernoctaban por dos o tres días según les gustara o le quedaran partes por recorrer y así hasta que llegó el final de sus vacaciones, Rebeca está vez ansiaba volver a casa, regresar al trabajo y por supuesto ver a sus padres y hermanos que ya he echaba de menos y a los cuáles le había comprado recuerdos y ropa, moría por verles y darles sus regalos.-¿Te sientes bien? – le pregunto Úrsula a Rebeca cuando llegaron a casa tras sus vacaciones y de su largo vuelo.-Si, solo que me sentí algo mareada y sobre todo cansada por el viaje. Además los cambios de horario me harán pasar un mal rato ahora.-Lo sé cariño – Úrsula se acercó a Rebeca y la cargó en brazos, eran las ocho de la noche pero debía descansar – nos daremos una ducha y vas a descansar.-Si, me parece bien – respondió dando un bostezo que ahogaba en el cuello de Úrsula, amaba inhalar su aroma, sentirlo
Tras sentirse cansada últimamente, recordó que desde que padeciera cáncer, sufrir cólicos y dolores de cabeza era algo sin importancia, los dolores desaparecían tomándose alguna pastilla o bien recibiendo masajes de su esposa que la consentía de más, en ocasiones sentía que se aprovechaba de Úrsula pero no podía evitarlo, amaba tenerla a su lado cumpliendo cualquier tonto capricho, últimamente Úrsula se la pasaba consintiéndola con masajes en la espalda, pies y piernas, la dejaba casi dormida cuando terminaba su sesión de relajamiento, se sentía mejor luego de eso.-¿Segura que estás bien? Podemos ir al médico mañana – dijo Úrsula depositándole un beso sobre la espalda desnuda de Rebeca.-Estoy bien, solo que últimamente tengo más trabajo y soy humana y mortal. Además de que he estado buscando información sobre lo de ser madres y ya no soy tan joven.-¿Quieres hacerlo pronto?-Si, no quiero ser muy mayor para ese paso de mi vida. Quiero tener una buena figura después del
-¡No quiero volver a tener cáncer! – dijo sollozando – ¡No me quiero volver a sentir y ver como antes! ¡no quiero!- No llores por algo que aún no sabes, amor – dijo Úrsula con un nudo en la garganta y voz sosegada, al escuchar las palabras de Rebeca, ella también sintió miedo, no quería ver sufrir de nuevo a Rebeca.-Tengo miedo, miedo a morir.Úrsula se quedó como piedra, al escuchar aquello. Si pudiera, quitaría el dolor y la angustia de Rebeca, pero no podía, no podía y se sentía tan impotente.- No tengas miedo – le dijo con a penas voz – yo estoy y estaré contigo siempre, siempre, no lo dudes cariño.Úrsula la arrullo y la acaricio hasta que Rebeca se quedó dormida, mientras ella sentía la angustia y el temor de las dos, el temor a que el cáncer regresara y terminara con la vida de la mujer que amaba, esa noche sentiría el sufrimiento de ambas.La muerte se marchó cuando constató que Rebeca estaba profundamente dormida y no despertaría pronto, anduvo toda la
-¡Por qué no enfermas a alguien más! – le espeto Úrsula, se sentía tan frustrada de no poder hacer nada para ayudarla.-No puedo, su destino ya ha sido trazado mucho antes – le respondió él – te dije que no debías fijarte en las personas. Ellos son seres frágiles y tú eres inmortal.-Hazme mortal – pidió de nuevo.-No puedo hacerlo.-Claro que puedes, pero no quieres. Porque a mí, nunca me has tratado como el resto de tus seres celestiales.-Es que tú no eres como el resto. Por eso te hice diferente a los demás, sin embargo has formado sentimientos hacia esa mujer, a pesar de todo eres un ser capaz de dar amor.-¿Y de que me sirve tener amor, si no puedo curarla?-De eso también se trata el amor. De querer hacer hasta lo imposible, permanecer a su lado en lo bueno y en lo malo.-¡Por favor! ¡hazme como ella! – imploró.-No puedo – fue lo último que dijo y desapareció.Úrsula estaba sola en aquella fría y solitaria parte del mundo, las auroras boreales s
Rebeca tendría siete semanas de radiaciones, cinco días a la semanas, la dejarían libre sábados y domingos, desde el primer día en que la recibió se sintió cansada en cuanto llegó a casa y Úrsula la cargo en brazos hasta su habitación, la arrecosto en la cama y con cuidado le saco la playera en algodón que llevaba, le habían aconsejado que debía estar sin playera por una hora, Rebeca se sintió cohibida ante Úrsula, no quería que la mirara, pero ella había sido quien le había atendido durante esos días. Ahora ya no tenía que preocuparse por llevar un sostén para cubrir o realzar los senos, ahora era tan plana como un varón.-No tienes porqué sentirte cohibida conmigo – le dijo Úrsula mirándola a los ojos y luego tomando una de sus manos entre las de ella.-Lo sé y lo siento. Pero no puedo evitarlo, me siento rara, incompleta.-Rebeca, yo siempre te voy a querer.-A penas tengo unos años contigo y ya me tienes que volver a ver igual. Que rápido me descompuse.-¡Oh cariñ