Antes de salir de vacaciones fueron a casa de Augusto y Carolina, para avisarles de que estarían fuera algunas semanas para tener aquella luna de miel que no tuvieron luego de su matrimonio, al igual que Rebeca se sintieron intrigados por saber dónde la llevaría Úrsula de viaje, pero su nuera no les dio ni siquiera una mínima pista, Rebeca les encargo a sus padres que fueran de vez en cuando a regar las plantas, porque estarían fuera de dos a tres semanas.
Tomaron un taxi para ir al aeropuerto, el chófer amablemente les había ayudado a subir las maletas y una vez llegar al aeropuerto a bajarlas, el hombre no pudo evitar sentirse atraído por las dos mujeres que habían pedido su servicio, ambas se dieron cuenta de que lo habían encandilado, sin embargo a Úrsula no le hizo mucha gracia que alguien más mirará lo que ella miraba en Rebeca, en cambio a está otra, le causó gracia lo que provocaron en el hombre aquél entrado en los cincuenta años.Una vez dentro del aeropuerto,Tras visitar los lugares más icónicos de París, se dirigieron a los pequeños pueblos más llamativos, allí iban y pernoctaban por dos o tres días según les gustara o le quedaran partes por recorrer y así hasta que llegó el final de sus vacaciones, Rebeca está vez ansiaba volver a casa, regresar al trabajo y por supuesto ver a sus padres y hermanos que ya he echaba de menos y a los cuáles le había comprado recuerdos y ropa, moría por verles y darles sus regalos.-¿Te sientes bien? – le pregunto Úrsula a Rebeca cuando llegaron a casa tras sus vacaciones y de su largo vuelo.-Si, solo que me sentí algo mareada y sobre todo cansada por el viaje. Además los cambios de horario me harán pasar un mal rato ahora.-Lo sé cariño – Úrsula se acercó a Rebeca y la cargó en brazos, eran las ocho de la noche pero debía descansar – nos daremos una ducha y vas a descansar.-Si, me parece bien – respondió dando un bostezo que ahogaba en el cuello de Úrsula, amaba inhalar su aroma, sentirlo
Tras sentirse cansada últimamente, recordó que desde que padeciera cáncer, sufrir cólicos y dolores de cabeza era algo sin importancia, los dolores desaparecían tomándose alguna pastilla o bien recibiendo masajes de su esposa que la consentía de más, en ocasiones sentía que se aprovechaba de Úrsula pero no podía evitarlo, amaba tenerla a su lado cumpliendo cualquier tonto capricho, últimamente Úrsula se la pasaba consintiéndola con masajes en la espalda, pies y piernas, la dejaba casi dormida cuando terminaba su sesión de relajamiento, se sentía mejor luego de eso.-¿Segura que estás bien? Podemos ir al médico mañana – dijo Úrsula depositándole un beso sobre la espalda desnuda de Rebeca.-Estoy bien, solo que últimamente tengo más trabajo y soy humana y mortal. Además de que he estado buscando información sobre lo de ser madres y ya no soy tan joven.-¿Quieres hacerlo pronto?-Si, no quiero ser muy mayor para ese paso de mi vida. Quiero tener una buena figura después del
-¡No quiero volver a tener cáncer! – dijo sollozando – ¡No me quiero volver a sentir y ver como antes! ¡no quiero!- No llores por algo que aún no sabes, amor – dijo Úrsula con un nudo en la garganta y voz sosegada, al escuchar las palabras de Rebeca, ella también sintió miedo, no quería ver sufrir de nuevo a Rebeca.-Tengo miedo, miedo a morir.Úrsula se quedó como piedra, al escuchar aquello. Si pudiera, quitaría el dolor y la angustia de Rebeca, pero no podía, no podía y se sentía tan impotente.- No tengas miedo – le dijo con a penas voz – yo estoy y estaré contigo siempre, siempre, no lo dudes cariño.Úrsula la arrullo y la acaricio hasta que Rebeca se quedó dormida, mientras ella sentía la angustia y el temor de las dos, el temor a que el cáncer regresara y terminara con la vida de la mujer que amaba, esa noche sentiría el sufrimiento de ambas.La muerte se marchó cuando constató que Rebeca estaba profundamente dormida y no despertaría pronto, anduvo toda la
-¡Por qué no enfermas a alguien más! – le espeto Úrsula, se sentía tan frustrada de no poder hacer nada para ayudarla.-No puedo, su destino ya ha sido trazado mucho antes – le respondió él – te dije que no debías fijarte en las personas. Ellos son seres frágiles y tú eres inmortal.-Hazme mortal – pidió de nuevo.-No puedo hacerlo.-Claro que puedes, pero no quieres. Porque a mí, nunca me has tratado como el resto de tus seres celestiales.-Es que tú no eres como el resto. Por eso te hice diferente a los demás, sin embargo has formado sentimientos hacia esa mujer, a pesar de todo eres un ser capaz de dar amor.-¿Y de que me sirve tener amor, si no puedo curarla?-De eso también se trata el amor. De querer hacer hasta lo imposible, permanecer a su lado en lo bueno y en lo malo.-¡Por favor! ¡hazme como ella! – imploró.-No puedo – fue lo último que dijo y desapareció.Úrsula estaba sola en aquella fría y solitaria parte del mundo, las auroras boreales s
Rebeca tendría siete semanas de radiaciones, cinco días a la semanas, la dejarían libre sábados y domingos, desde el primer día en que la recibió se sintió cansada en cuanto llegó a casa y Úrsula la cargo en brazos hasta su habitación, la arrecosto en la cama y con cuidado le saco la playera en algodón que llevaba, le habían aconsejado que debía estar sin playera por una hora, Rebeca se sintió cohibida ante Úrsula, no quería que la mirara, pero ella había sido quien le había atendido durante esos días. Ahora ya no tenía que preocuparse por llevar un sostén para cubrir o realzar los senos, ahora era tan plana como un varón.-No tienes porqué sentirte cohibida conmigo – le dijo Úrsula mirándola a los ojos y luego tomando una de sus manos entre las de ella.-Lo sé y lo siento. Pero no puedo evitarlo, me siento rara, incompleta.-Rebeca, yo siempre te voy a querer.-A penas tengo unos años contigo y ya me tienes que volver a ver igual. Que rápido me descompuse.-¡Oh cariñ
Rebeca beso a Úrsula en los labios y en el beso bebieron sus lágrimas, aquellas palabras habían hecho llorar a Úrsula, que a su vez provocaron las de Rebeca, el beso fue intenso dejando a Rebeca sin aire, Úrsula le dio tregua y espero a que recuperara el aliento y mientras esperaba para besar su boca otra vez, en tanto beso su cuello, hombros y mejillas, hasta volver a su boca, se dejó desnudar despacio por Rebeca y Úrsula la desnudo a ella, que no llevaba más que una suelta playera en algodón y un chándal, el cuál quedó en el suelo junto a las bragas de ambas.En esta ocasión fue Úrsula quién quedó de bajo de Rebeca, como ahora estaba más delgada y demasiado frágil a ojos de Úrsula y de todos quiénes las miraban, estar encima de ella sería algo ruin. Pero de igual manera Úrsula estaba disfrutando de la sexualidad con su esposa, que la acariciaba despacio, su piel era suave y su centro estaba sobre el de Úrsula, ejerciendo una suave, deliciosa y húmeda presión.Úrsula ac
-Nada, no puedo hacer nada Rebeca. Por más que yo quiera y deseé con todo mi ser curarte, no puedo. Él no cambiará la situación ¿tu crees que no se lo he pedido ya?-¡Entonces llévame de una vez! – dijo enojada deshaciendo el abrazo de Úrsula.- No puedo, no es tu momento.- ¡Eres la muerte y no puedes llevarme! – dijo recriminándole – ¿no puedes hacer una excepción? No dices que me amas ¿en donde está tu amor? Me has visto padecer todos éstos meses y me dices que no puedes hacer nada.- Rebeca yo te amó – dijo con voz sosegada – mucho te amó, pero a veces siento que te cuesta creer lo que siento por ti. Aún no es el momento de que partas de este mundo, de esta vida que conoces, y sí que he deseado librarte de ese terrible mal ¿crees que no me duele también? ¿crees que no me duele pensar que te perderé y me quedaré sola nuevamente?-¡Llévame! ¡llévame ahora Úrsula!-¡No estás en mi lista!-¡Al diablo con tu maldita lista! ¡no que eres capaz de quitar
Pensó en sus padres, en lo tristes que se pondrían por la manera en que decidió morir, en Úrsula, en que la dejaría sola mucho antes y que sus padres seguramente le culparían de su suicidio por haberla descuidado, y el mayor motivo de no hacerlo era de que no tenía el valor de hacerse daño así misma, nunca fue ese tipo de persona, amaba la vida aunque ahora le estuviera dando algo mucho peor que limones.-¿En verdad querías que me aventara? – le preguntó luego de un rato en silencio, Úrsula la miró y le dedico una media sonrisa triste.- No, yo no podría hacerle daño a la persona que amó y tampoco me gustaría que te lo hicieran o te lo hicieras tu misma. Sólo lo hice para que te dieras cuenta de que no tienes el valor suficiente para hacerte daño, si te hubieras aventado yo hubiera ido a tras de ti – Úrsula tomó el rostro de Rebeca entre sus manos – sé que es difícil lo que está pasando, pero yo estaré contigo y yo quiero que sigamos siendo felices, quiero que sea cómo antes,